13.05.2016 Views

A Primera Vista

Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.

Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¡bum! De repente recuerdo que hay algo dentro de mí que puede matar a nuestra hija. ¡Dentro de mí! Soy<br />

yo la que estoy provocando todo esto. Mi cuerpo es el causante, y por más que intente no pensar en ello,<br />

no puedo hacer nada por evitarlo.<br />

—No es culpa tuya —rebatió Jeremy.<br />

—Entonces, ¿de quién? ¿Del bebé? —espetó ella— ¿Qué he hecho mal?<br />

Por primera vez, Jeremy se dio cuenta de que Lexie no estaba simplemente asustada, sino que<br />

además se sentía culpable. Darse cuenta de ello le resultó doloroso.<br />

—No has hecho nada malo, cariño.<br />

—Pero... pero... esta cosa dentro de mí...<br />

—Todavía no ha pasado nada —la interrumpió él en tono comprensivo—. Y parte del motivo, estoy<br />

seguro, es que tú has hecho todo lo que debías hacer. El bebé está bien. De momento, es todo lo que<br />

sabemos. El bebé está bien.<br />

Lexie susurró tan suavemente que Jeremy apenas la oyó.<br />

—¿De veras crees que no le pasará nada? —Sé que no le pasará nada.<br />

De nuevo estaba mintiendo pero no podía decirle la verdad. A veces, era más conveniente mentir, y<br />

Jeremy lo sabía.<br />

Jeremy no había tenido demasiada experiencia con la muerte. En cambio, la muerte había sido una<br />

leal compañera de Lexie a lo largo de toda su vida. No sólo había perdido a sus padres, sino que también<br />

se había quedado sin abuelo unos años antes. Aunque Jeremy le decía que comprendía cómo se sentía, él<br />

sabía que era incapaz de comprender totalmente lo duro que debía de haber sido para ella. Entonces no la<br />

conocía, y no tenía ni idea de cómo había reaccionado, pero no le quedaba ninguna duda de cómo<br />

reaccionaría si su hijita se moría.<br />

¿Qué pasaría si realizaban la siguiente prueba de ultrasonidos y todo salía bien? Jeremy pensó que<br />

eso tampoco era significativo, ya que la banda amniótica todavía podría adherirse al cordón umbilical.<br />

¿Qué pasaría si eso sucedía cuando ella se pusiera de parto? ¿Y si los médicos reaccionaban demasiado<br />

tarde? Sí, el bebé moriría, y sería atroz. Pero ¿cómo se lo tomaría Lexie? ¿Se echaría la culpa por lo<br />

sucedido? ¿Lo acusaría a él, puesto que las probabilidades de volverse a quedar embarazada serían<br />

prácticamente nulas? ¿Cómo se sentiría ella cuando entrara en la habitación del bebé en la nueva casa?<br />

¿Guardaría los muebles infantiles o los vendería? ¿Adoptarían un niño?<br />

No lo sabía, ni siquiera se atrevía a arriesgarse a dar res—puesta a esas preguntas.<br />

Lo que más le dolía, sin embargo, era otro aspecto de la misma cuestión. El síndrome de banda<br />

amniótica pocas veces resultaba mortal. Pero las anomalías y las malformaciones eran la regla, no la<br />

excepción. Se trataba del tema que jamás abordaban él y Lexie, algo que ninguno de los dos se atrevía a<br />

comentar. Cuando hablaban acerca de sus preocupaciones por el bebé, siempre se referían a su posible<br />

muerte en lugar de considerar un escenario más realista: que su bebé tuviera un aspecto diferente; que su<br />

bebé pudiera tener anomalías serias; que su bebé tuviera que pasarse la vida metida en salas de cirugía;<br />

que su bebé sufriera...<br />

Jeremy se odiaba a sí mismo por pensar que eso era importante, porque cuando se paraba a<br />

considerar esas cuestiones con detenimiento, sabía que amaría a su hija a pesar de cualquier defecto<br />

físico. No le importaba si a su pequeñina le faltaba un brazo o una pierna, o si sus deditos no se habían<br />

separado correctamente y los tenía pegados; la cuidaría y la criaría con todo el cariño y el afecto del<br />

mundo, como haría cualquier otro padre. Sin embargo, cuando pensaba en su hija, no podía evitar<br />

imaginársela en las actitudes más típicas: luciendo un vestidito primaveral en medio de un parterre de<br />

tulipanes, o jugando con el agua de una fuente, o sentada en la sillita, sonriendo abiertamente y con la<br />

carita sucia de pastel de chocolate. Jamás se la imaginaba con alguna deformidad; jamás la veía con una

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!