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America en la Profecia por Elena de White

Etiquetas - la libertad, la constitución, libertad religiosa, los derechos humanos, los derechos, los derechos civiles, la democracia, la libertad, la libertad de culto, la libertad de conciencia , democracia , democrático, leyes , las leyes religiosas , la religión , la represión religiosa , la persecución , la tiranía, la iglesia y el estado , iglesia, estado, separación de iglesia y estado, protestante, reforma, reformador, constitucional, historia

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hacerme así culpable contra esta pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Cristo: ‘Cualquiera que me negare <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> los hombres, le<br />

negaré yo también <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> mi Padre que está <strong>en</strong> los cielos’. Mateo 10:33. Por esta razón, suplico a su<br />

majestad imperial, con toda sumisión, se digne conce<strong>de</strong>rme tiempo, para que pueda yo respon<strong>de</strong>r sin<br />

manchar <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios” (ibíd.).<br />

Lutero obró discretam<strong>en</strong>te al hacer esta súplica. Sus pa<strong>la</strong>bras conv<strong>en</strong>cieron a <strong>la</strong> asamblea <strong>de</strong> que<br />

él no hab<strong>la</strong>ba movido <strong>por</strong> pasión ni arrebato. Esta reserva, esta calma tan sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te <strong>en</strong> semejante<br />

hombre, acreció su fuerza, y le preparó para contestar más tar<strong>de</strong> con una sabiduría, una firmeza y una<br />

dignidad que iban a frustrar <strong>la</strong>s esperanzas <strong>de</strong> sus adversarios y confundir su malicia y su orgullo. Al día<br />

sigui<strong>en</strong>te <strong>de</strong>bía comparecer <strong>de</strong> nuevo para dar su respuesta final. Por unos mom<strong>en</strong>tos, al verse fr<strong>en</strong>te a<br />

tantas fuerzas que hacían causa común contra <strong>la</strong> verdad, sintió <strong>de</strong>smayar su corazón. F<strong>la</strong>queaba su fe;<br />

sintióse presa <strong>de</strong>l temor y horror. Los peligros se multiplicaban ante su vista y parecía que sus <strong>en</strong>emigos<br />

estaban cercanos al triunfo, y que <strong>la</strong>s potesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s iban a prevalecer. Las nubes se<br />

amontonaban sobre su cabeza y le ocultaban <strong>la</strong> faz <strong>de</strong> Dios. Deseaba con ansia estar seguro <strong>de</strong> que el<br />

Señor <strong>de</strong> los ejércitos le ayudaría. Con el ánimo angustiado se postró <strong>en</strong> el suelo, y con gritos <strong>en</strong>trecortados<br />

que solo Dios podía compr<strong>en</strong><strong>de</strong>r, exc<strong>la</strong>mó:<br />

“¡Dios todopo<strong>de</strong>roso! ¡Dios eterno! ¡cuán terrible es el mundo! ¡cómo abre <strong>la</strong> boca para tragarme!<br />

¡y qué débil es <strong>la</strong> confianza que t<strong>en</strong>go <strong>en</strong> ti! [...] Si <strong>de</strong>bo confiar <strong>en</strong> lo que es po<strong>de</strong>roso según el mundo,<br />

¡estoy perdido! ¡Está tomada <strong>la</strong> última resolución, y está pronunciada <strong>la</strong> s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia! [...] ¡Oh Dios mío!<br />

¡Asísteme contra toda <strong>la</strong> sabiduría <strong>de</strong>l mundo! Hazlo [...] tú solo [...] <strong>por</strong>que no es obra mía sino tuya.<br />

¡Nada t<strong>en</strong>go que hacer aquí, nada t<strong>en</strong>go que combatir contra estos gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l mundo! [...] ¡Mas es tuya<br />

<strong>la</strong> causa, y el<strong>la</strong> es justa y eterna! ¡Oh Señor! ¡sé mi ayuda! ¡Dios fiel, Dios inmutable! ¡No confío <strong>en</strong><br />

ningún hombre, pues sería <strong>en</strong> vano! <strong>por</strong> cuanto todo lo que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l hombre fallece [...]. Me elegiste<br />

para esta empresa [...]. Permanece a mi <strong>la</strong>do <strong>en</strong> nombre <strong>de</strong> tu Hijo muy amado, Jesucristo, el cual es mi<br />

<strong>de</strong>f<strong>en</strong>sa, mi escudo y mi fortaleza” (ibíd.).<br />

Una sabia provid<strong>en</strong>cia permitió a Lutero apreciar <strong>de</strong>bidam<strong>en</strong>te el peligro que le am<strong>en</strong>azaba, para<br />

que no confiase <strong>en</strong> su propia fuerza y se arrojase al peligro con temeridad y presunción. Sin embargo no<br />

era el temor <strong>de</strong>l dolor cor<strong>por</strong>al, ni <strong>de</strong> <strong>la</strong>s terribles torturas que le am<strong>en</strong>azaban, ni <strong>la</strong> misma muerte que<br />

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