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America en la Profecia por Elena de White

Etiquetas - la libertad, la constitución, libertad religiosa, los derechos humanos, los derechos, los derechos civiles, la democracia, la libertad, la libertad de culto, la libertad de conciencia , democracia , democrático, leyes , las leyes religiosas , la religión , la represión religiosa , la persecución , la tiranía, la iglesia y el estado , iglesia, estado, separación de iglesia y estado, protestante, reforma, reformador, constitucional, historia

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a <strong>la</strong> vez que humillándose profundam<strong>en</strong>te invoca <strong>en</strong> su favor el pacto hecho con sus padres y <strong>la</strong>s promesas<br />

que le fueran hechas a él mismo <strong>en</strong> su visión <strong>en</strong> Bethel y <strong>en</strong> tierra extraña. Llegó <strong>la</strong> hora crítica <strong>de</strong> su vida;<br />

todo está <strong>en</strong> peligro. En <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s y <strong>en</strong> <strong>la</strong> soledad sigue orando y humillándose ante Dios. De pronto<br />

una mano se apoya <strong>en</strong> su hombro. Se le figura que un <strong>en</strong>emigo va a matarle, y con toda <strong>la</strong> <strong>en</strong>ergía <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>sesperación lucha con él. Cuando el día empieza a rayar, el <strong>de</strong>sconocido hace uso <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r<br />

sobr<strong>en</strong>atural; al s<strong>en</strong>tir su toque, el hombre fuerte parece quedar paralizado y cae, impot<strong>en</strong>te, tembloroso<br />

y suplicante, sobre el cuello <strong>de</strong> su misterioso antagonista. Jacob sabe <strong>en</strong>tonces que es con el ángel <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

alianza con qui<strong>en</strong> ha luchado. Aunque incapacitado y presa <strong>de</strong> los más agudos dolores, no ceja <strong>en</strong> su<br />

propósito. Durante mucho tiempo ha sufrido perplejida<strong>de</strong>s, remordimi<strong>en</strong>tos y angustia a causa <strong>de</strong> su<br />

pecado; ahora <strong>de</strong>be obt<strong>en</strong>er <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> que ha sido perdonado. El visitante celestial parece estar <strong>por</strong><br />

marcharse; pero Jacob se aferra a él y le pi<strong>de</strong> su b<strong>en</strong>dición. El ángel le insta: “¡Suéltame, que ya raya el<br />

alba!” pero el patriarca exc<strong>la</strong>ma: “No te soltaré hasta que me hayas b<strong>en</strong><strong>de</strong>cido”. ¡Qué confianza, qué<br />

firmeza y qué perseverancia <strong>la</strong>s <strong>de</strong> Jacob! Si estas pa<strong>la</strong>bras le hubies<strong>en</strong> sido dictadas <strong>por</strong> el orgullo y <strong>la</strong><br />

presunción, Jacob hubiera caído muerto; pero lo que se <strong>la</strong>s inspiraba era más bi<strong>en</strong> <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong>l que<br />

confiesa su f<strong>la</strong>queza e indignidad, y sin embargo confía <strong>en</strong> <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> un Dios que cumple su<br />

pacto.<br />

“Luchó con el Ángel, y prevaleció”. Oseas 12:4 (VM). Mediante <strong>la</strong> humil<strong>la</strong>ción, el arrep<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to<br />

y <strong>la</strong> sumisión, aquel mortal pecador y sujeto al error, prevaleció sobre <strong>la</strong> Majestad <strong>de</strong>l cielo. Se aferró<br />

tembloroso a <strong>la</strong>s promesas <strong>de</strong> Dios, y el Amor infinito no pudo rechazar <strong>la</strong> súplica <strong>de</strong>l pecador. Como<br />

señal <strong>de</strong> su triunfo y como estímulo para que otros imitas<strong>en</strong> su ejemplo, se le cambió el nombre; <strong>en</strong> lugar<br />

<strong>de</strong>l que recordaba su pecado, recibió otro que conmemoraba su victoria. Y al prevalecer Jacob con Dios,<br />

obtuvo <strong>la</strong> garantía <strong>de</strong> que prevalecería al luchar con los hombres. Ya no temía arrostrar <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> su<br />

hermano; pues el Señor era su <strong>de</strong>f<strong>en</strong>sa. Satanás había acusado a Jacob ante los ángeles <strong>de</strong> Dios y pret<strong>en</strong>día<br />

t<strong>en</strong>er <strong>de</strong>recho a <strong>de</strong>struirle <strong>por</strong> causa <strong>de</strong> su pecado; había inducido a Esaú a que marchase contra él, y<br />

durante <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga noche <strong>de</strong> lucha <strong>de</strong>l patriarca, Satanás procuró embargarle con el s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> su<br />

culpabilidad para <strong>de</strong>sanimarlo y apartarlo <strong>de</strong> Dios. Jacob fue casi empujado a <strong>la</strong> <strong>de</strong>sesperación; pero sabía<br />

que sin <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong> Dios perecería. Se había arrep<strong>en</strong>tido sinceram<strong>en</strong>te <strong>de</strong> su gran pecado, y ape<strong>la</strong>ba a <strong>la</strong><br />

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