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America en la Profecia por Elena de White

Etiquetas - la libertad, la constitución, libertad religiosa, los derechos humanos, los derechos, los derechos civiles, la democracia, la libertad, la libertad de culto, la libertad de conciencia , democracia , democrático, leyes , las leyes religiosas , la religión , la represión religiosa , la persecución , la tiranía, la iglesia y el estado , iglesia, estado, separación de iglesia y estado, protestante, reforma, reformador, constitucional, historia

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Al darse a conocer como miembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> ord<strong>en</strong>, se pres<strong>en</strong>taban con cierto aire <strong>de</strong> santidad,<br />

visitando <strong>la</strong>s cárceles, at<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do a los <strong>en</strong>fermos y a los pobres, haci<strong>en</strong>do profesión <strong>de</strong> haber r<strong>en</strong>unciado<br />

al mundo, y llevando el sagrado nombre <strong>de</strong> Jesús, <strong>de</strong> Aquel que anduvo haci<strong>en</strong>do bi<strong>en</strong>es. Pero bajo esta<br />

fingida mansedumbre, ocultaban a m<strong>en</strong>udo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio<br />

fundam<strong>en</strong>tal <strong>de</strong> <strong>la</strong> ord<strong>en</strong>, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, <strong>la</strong> m<strong>en</strong>tira, el robo, el<br />

perjurio y el asesinato, no solo eran perdonables, sino dignos <strong>de</strong> ser recom<strong>en</strong>dados, siempre que vieran<br />

los intereses <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas <strong>en</strong> los puestos <strong>de</strong>l estado,<br />

elevándose hasta <strong>la</strong> categoría <strong>de</strong> consejeros <strong>de</strong> los reyes, y dirigi<strong>en</strong>do <strong>la</strong> política <strong>de</strong> <strong>la</strong>s naciones. Se hacían<br />

criados para convertirse <strong>en</strong> espías <strong>de</strong> sus señores. Establecían colegios para los hijos <strong>de</strong> príncipes y nobles,<br />

y escue<strong>la</strong>s para los <strong>de</strong>l pueblo; y los hijos <strong>de</strong> padres protestantes eran inducidos a observar los ritos<br />

romanistas.<br />

Toda <strong>la</strong> pompa exterior <strong>de</strong>splegada <strong>en</strong> el culto <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> Roma se aplicaba a confundir <strong>la</strong><br />

m<strong>en</strong>te y ofuscar y embaucar <strong>la</strong> imaginación, para que los hijos traicionaran aquel<strong>la</strong> libertad <strong>por</strong> <strong>la</strong> cual sus<br />

padres habían trabajado y <strong>de</strong>rramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidam<strong>en</strong>te <strong>por</strong> toda Europa<br />

y doquiera iban lograban reavivar el papismo. Para otorgarles más po<strong>de</strong>r, se expidió una bu<strong>la</strong> que<br />

restablecía <strong>la</strong> Inquisición (véase el Apéndice). No obstante el odio g<strong>en</strong>eral que inspiraba, aun <strong>en</strong> los países<br />

católicos, el terrible tribunal fue restablecido <strong>por</strong> los gobernantes obedi<strong>en</strong>tes al papa; y muchas atrocida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>masiado terribles para cometerse a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l día, volvieron a perpetrarse <strong>en</strong> los secretos y oscuros<br />

ca<strong>la</strong>bozos. En muchos países, miles y miles <strong>de</strong> repres<strong>en</strong>tantes <strong>de</strong> <strong>la</strong> flor y nata <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación, <strong>de</strong> los más<br />

puros y nobles, <strong>de</strong> los más intelig<strong>en</strong>tes y cultos, <strong>de</strong> los pastores más piadosos y abnegados, <strong>de</strong> los<br />

ciudadanos más patriotas e industriosos, <strong>de</strong> los más bril<strong>la</strong>ntes literatos, <strong>de</strong> los artistas <strong>de</strong> más tal<strong>en</strong>to y <strong>de</strong><br />

los artesanos más expertos, fueron asesinados o se vieron obligados a huir a otras tierras.<br />

Estos eran los medios <strong>de</strong> que se valía Roma para apagar <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> Reforma, para privar <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Biblia a los hombres, y restaurar <strong>la</strong> ignorancia y <strong>la</strong> superstición <strong>de</strong> <strong>la</strong> Edad Media. Empero, <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong><br />

b<strong>en</strong>dición <strong>de</strong> Dios y al esfuerzo <strong>de</strong> aquellos nobles hombres que él había suscitado para suce<strong>de</strong>r a Lutero,<br />

el protestantismo no fue v<strong>en</strong>cido. Esto no se <strong>de</strong>bió al favor ni a <strong>la</strong>s armas <strong>de</strong> los príncipes. Los países más<br />

pequeños, <strong>la</strong>s naciones más humil<strong>de</strong>s e insignificantes, fueron sus baluartes. La pequeña Ginebra, a <strong>la</strong> que<br />

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