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America en la Profecia por Elena de White

Etiquetas - la libertad, la constitución, libertad religiosa, los derechos humanos, los derechos, los derechos civiles, la democracia, la libertad, la libertad de culto, la libertad de conciencia , democracia , democrático, leyes , las leyes religiosas , la religión , la represión religiosa , la persecución , la tiranía, la iglesia y el estado , iglesia, estado, separación de iglesia y estado, protestante, reforma, reformador, constitucional, historia

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<strong>de</strong> los cristianos que huían <strong>de</strong> <strong>la</strong> persecución <strong>en</strong> Ing<strong>la</strong>terra hal<strong>la</strong>ron refugio <strong>en</strong> Escocia; <strong>de</strong> allí <strong>la</strong> verdad<br />

fue llevada a Ir<strong>la</strong>nda, y <strong>en</strong> todos esos países fue recibida con gozo.<br />

Luego que los sajones invadieron a Gran Bretaña, el paganismo llegó a predominar. Los<br />

conquistadores <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñaron ser instruidos <strong>por</strong> sus esc<strong>la</strong>vos, y los cristianos tuvieron que refugiarse <strong>en</strong> los<br />

páramos. No obstante <strong>la</strong> luz, escondida <strong>por</strong> algún tiempo, siguió ardi<strong>en</strong>do. Un siglo más tar<strong>de</strong> brilló <strong>en</strong><br />

Escocia con tal int<strong>en</strong>sidad que se ext<strong>en</strong>dió a muy lejanas tierras. De Ir<strong>la</strong>nda salieron el piadoso Colombano<br />

y sus co<strong>la</strong>boradores, los que, reuni<strong>en</strong>do <strong>en</strong> su <strong>de</strong>rredor a los crey<strong>en</strong>tes esparcidos <strong>en</strong> <strong>la</strong> solitaria is<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

Iona, establecieron allí el c<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> sus trabajos misioneros. Entre estos evangelistas había uno que<br />

observaba el sábado bíblico, y así se introdujo esta verdad <strong>en</strong>tre <strong>la</strong> g<strong>en</strong>te. Se fundó <strong>en</strong> Iona una escue<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> que fueron <strong>en</strong>viados misioneros no solo a Escocia e Ing<strong>la</strong>terra, sino a Alemania, Suiza y aun a Italia.<br />

Roma empero había puesto los ojos <strong>en</strong> Gran Bretaña y resuelto someter<strong>la</strong> a su supremacía. En el<br />

siglo VI, sus misioneros empr<strong>en</strong>dieron <strong>la</strong> conversión <strong>de</strong> los sajones paganos. Recibieron favorable acogida<br />

<strong>por</strong> parte <strong>de</strong> los altivos bárbaros a qui<strong>en</strong>es indujeron <strong>por</strong> miles a profesar <strong>la</strong> fe romana. A medida que<br />

progresaba <strong>la</strong> obra, los jefes papales y sus secuaces tuvieron <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros con los cristianos primitivos. Se<br />

vio <strong>en</strong>tonces un contraste muy notable. Eran estos cristianos primitivos s<strong>en</strong>cillos y humil<strong>de</strong>s, cuyo carácter<br />

y cuyas doctrinas y costumbres se ajustaban a <strong>la</strong>s Escrituras, mi<strong>en</strong>tras que los discípulos <strong>de</strong> Roma ponían<br />

<strong>de</strong> manifiesto <strong>la</strong> superstición, <strong>la</strong> arrogancia y <strong>la</strong> pompa <strong>de</strong>l papado. El emisario <strong>de</strong> Roma exigió <strong>de</strong> estas<br />

iglesias cristianas que reconocies<strong>en</strong> <strong>la</strong> supremacía <strong>de</strong>l soberano pontífice. Los habitantes <strong>de</strong> Gran Bretaña<br />

respondieron humil<strong>de</strong>m<strong>en</strong>te que ellos <strong>de</strong>seaban amar a todo el mundo, pero que el papa no t<strong>en</strong>ía <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> supremacía <strong>en</strong> <strong>la</strong> iglesia y que ellos no podían r<strong>en</strong>dirle más que <strong>la</strong> sumisión que era <strong>de</strong>bida a cualquier<br />

discípulo <strong>de</strong> Cristo. Varias t<strong>en</strong>tativas se hicieron para conseguir que se someties<strong>en</strong> a Roma, pero estos<br />

humil<strong>de</strong>s cristianos, espantados <strong>de</strong>l orgullo que ost<strong>en</strong>taban los emisarios papales, respondieron con<br />

firmeza que ellos no reconocían a otro jefe que a Cristo. Entonces se reveló el verda<strong>de</strong>ro espíritu <strong>de</strong>l<br />

papado. El <strong>en</strong>viado católico romano les dijo: “Si no recibís a los hermanos que os tra<strong>en</strong> paz, recibiréis a<br />

los <strong>en</strong>emigos que os traerán guerra; si no os unís con nosotros para mostrar a los sajones el camino <strong>de</strong><br />

vida, recibiréis <strong>de</strong> ellos el golpe <strong>de</strong> muerte” (J. H. Merle d’Aubigné, Histoire <strong>de</strong> <strong>la</strong> Réformation du<br />

seizième siècle,<br />

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