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COSECHA DE AGUA Y TIERRA

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Uno de las redacciones que mejor resume la situación económica actual es la hecha<br />

por el Hearth Policy Institute (Instituto de Políticas de la Tierra) en su alerta número 21 en la<br />

que denunció que cuando Nicholas Stern, ex-economista jefe en el Banco Mundial, lanzó su<br />

impactante estudio a finales de 2006 sobre los futuros costes del cambio climático, habló de<br />

un fallo masivo del mercado. Se refería al fallo del mercado para incorporar los costes del<br />

cambio climático por quemar combustibles fósiles. Los costes, dijo, se medirían en billones<br />

de dólares. La diferencia entre los precios de mercado de los combustibles fósiles y los<br />

precios que también incorporan los costes ambientales a la sociedad, es enorme.<br />

En la actualidad vivimos una economía totalmente globalizada, cuya influencia llega a<br />

todos los rincones del planeta. Su poder es absoluto y va mucho mas allá del poder de<br />

cualquier gobierno de cualquier nación (desarrollada o no). El sistema económico basa su<br />

poderío en la disponibilidad energética fósil, y no toma en cuenta los costes indirectos de la<br />

explotación y uso de esta energía “barata”. Ecosistemas devastados, contaminación del aire,<br />

derrames de petróleo en el mar, lluvia ácida, cambio climático son problemas que hasta hace<br />

poco eran “asumidos” por el planeta, sin embargo su capacidad de mantener un entorno<br />

sano ha sido dramáticamente mermada por el crecimiento desmedido del consumo de<br />

petróleo en todas sus modalidades. Según el Capítulo 1, “Entering a New World” en Lester R.<br />

Brown, Plan B 3.0: Mobilizing to Save Civilization (Nueva York: W.W. Norton & Company,<br />

2008), estos costes indirectos estaban ya excediendo los costes directos de su uso (como<br />

sería simplemente los de, por ejemplo; explorar, perforar, extraer y transportar el petróleo a<br />

una central eléctrica). Mientras que en el 2007, el precio en la gasolinera era de 80 centavos<br />

US por litro (precio que refleja solamente el coste de descubrir el petróleo, de bombearlo a la<br />

superficie, de refinarlo en gasolina y de llevar el combustible a las gasolineras), no toma en<br />

cuenta los costes del cambio climático, así como los costes de los subsidios de impuestos a<br />

la industria de petróleo (como el permiso por agotamiento del petróleo), los costes militares<br />

que se generan por proteger el acceso al petróleo en el políticamente inestable Oriente<br />

Medio y los costes de los cuidados médicos para tratar enfermedades respiratorias debidas a<br />

la respiración de aire contaminado. Según un estudio del International Center for Technology<br />

Assessment, estos costes actualmente suman casi 3.17 dólares por litro de gasolina<br />

quemado en Estados Unidos. Si los agregáramos a los $ 0.80 US del coste de la gasolina en<br />

sí misma, los conductores pagarían casi 4 dólares US por litro de combustible en la<br />

gasolinera. En realidad, quemar la gasolina es muy costoso, pero el mercado nos dice que es<br />

barato, distorsionando profundamente la estructura de la economía. Los desafíos que<br />

encaran los gobiernos son reestructurar los sistemas fiscales incorporando sistemáticamente<br />

los costes indirectos como impuestos, para cerciorarse de que el precio de los productos<br />

muestra sus costes completos a la sociedad y compensando este incremento con una<br />

reducción en impuestos sobre la renta.<br />

Como resultado de negligir estos costes indirectos, el mercado está infravalorando<br />

muchos bienes y servicios, creando distorsiones económicas.<br />

La desinformación que emite el mercado.<br />

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Capítulo II La Cultura de Transición

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