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EL MOSTRADOR
De este modo, la compañía suma ya
cuatro experiencias con tiendas temporales:
tres en Madrid (dos en Malasaña y una
en Hermosilla) y una en Valencia (en el
Mercado de Tapinería). “Las ‘pop-up’ de
Carrefour ofrecen actividades lúdicas como
‘master class’, acercamiento al mundo bío,
potenciando la sostenibilidad, etc… siempre
con propuestas innovadoras y diseños
modernos, inspirados en la diversidad
cultural de la compañía”, subraya la directiva.
Junto a Eroski y Carrefour, El Corte
Inglés y Alcampo son otros ejemplos de
retailers de alimentación que también han
experimentado con las tiendas fugaces.
En ambos casos, se produjo en la Navidad
de 2015 y se trató de espacios destinados
exclusivamente a juguetes.
En concreto, la cadena de grandes
almacenes puso en marcha una ‘pop-up
store’ en plena calle Preciados de Madrid,
donde ofrecía hasta 1.000 referencias
de juguetes en un establecimiento de
375 metros cuadrados repartidos en tres
plantas (sótano, baja y primera) para que
los niños pudieran jugar y elegir los regalos
de esa Navidad. Por su parte, la cadena de
hipermercados perteneciente a Auchan abrió
su primera tienda temporal en la céntrica
calle del Progreso de la ciudad de Orense,
también dedicada a la venta de juguetes.
Adaptable al supermercado
Parece claro que los establecimientos
comerciales efímeros funcionan en temáticas
de campaña como los juguetes o la
decoración navideña, pero ¿son rentables
con un surtido propio de un supermercado?
La opinión más generalizada es que este
formato se adapta perfectamente a la
distribución alimentaria. “Las ‘pop-up’ se
pueden adaptar a todo tipo de compañías
del sector retail”, sostiene Laura Amanda
Moreno, que recuerda que se suelen ver más
tiendas efímeras de marcas de moda, pero
cada vez abundan más ‘pop-up’ de marcas de
alimentación, vinos o tecnología.
Desde Eroski, que ya tiene experiencia
en los supermercados efímeros, también
confían en el futuro de este modelo en la
distribución alimentaria. “Claro que son
adecuadas para la distribución alimentaria,
porque atienden a necesidades básicas
irrenunciables, además de que la comida
es uno de los grandes placeres y fortalece
nuestras relaciones sociales. Y esto,
alimentarnos, lo practicamos cada vez
en lugares y en situaciones sociales más
diversas”, comenta Enrique Martínez.
Lo cierto es que cada vez son más los
operadores del retail alimentario que se
están incorporando a testar este formato
comercial. El último en probar suerte
con espacios temporales ha sido Lidl. Sin
embargo, su experiencia no ha consistido
en un supermercado fugaz, sino en un
restaurante.
La compañía de descuento puso en
marcha en pleno corazón de Madrid
(calle Gran Vía, número 41) un restaurante
40 inforetail/Diciembre 2016