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VE-31 MARZO 2017

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Número <strong>31</strong> - Marzo <strong>2017</strong>


© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotografías<br />

o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus<br />

respectivos autores (aunque en algunos casos no se citen los nombres)<br />

Ilustración portada: María Luisa Pérez Rodríguez (Valencia)<br />

http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/<br />

Diseño y edición: Rafa Sastre<br />

Colaboraciones: revistave@hotmail.com<br />

«Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría»<br />

Proverbio árabe<br />

Descarga de este número de la revista (formato PDF, 4.41 MB):<br />

http://www.mediafire.com/file/4698fx8n3qn6n9l/<strong>VE</strong>-<strong>31</strong>+<strong>MARZO</strong>.pdf


Índice<br />

Cumpliendo etapas (Rafa Sastre) Pág. 1<br />

II Maratón de Microrrelatos Valencia Escribe Pág. 2<br />

Un cuento de hadas (Marta Navarro) Pág. 9<br />

Las nuevas adicciones (Esther Moreno) Pág. 11<br />

Resurrección (Pepe Sanchis) Pág. 13<br />

El payaso (Maÿlis B. Rousselbin) Pág. 15<br />

Al encuentro de mis raíces (Liliana Ebner) Pág. 17<br />

Punt mort (Toni Mascarell) Pág. 19<br />

Tardor (Vivian Rodríguez) Pág. 21<br />

¿Quién lo dijo? (Rafa Sastre) Pág. 23<br />

Retrospectiva (Aldana Giménez) Pág. 25<br />

Un mal día (Lu Hoyos) Pág. 27<br />

The end (Carlos M. López) Pág. 29<br />

Encuentro (Luis A. Molina) Pág. 35<br />

El filo de la vida (Rafael Blasco) Pág. 37<br />

Loco poeta (Mirta Calabrese) Pág. 39<br />

Remembranza (Conxa Gausí) Pág. 41<br />

Vinilos (Marisa Martínez) Pág. 43<br />

Naturaleza (M.Luisa Pérez) Pág. 45<br />

Fuera de control (Manoli Vicente) Pág. 47<br />

Trabajo en Londres (Manuel Serrano) Pág. 49<br />

Atracción fatal (M.Gracia Scelfo) Pág. 51<br />

Nuestros libros Pág. 54<br />

Libros de nuestros/as colaboradores/as Pág. 57<br />

Palabras en la basura Pág. 58


Números anteriores de Valencia Escribe Pág. 59<br />

Valencia Escribe en las redes Pág. 60<br />

La foto de Miguel Pág. 62


Cumpliendo etapas<br />

Ya hemos disfrutado del II Maratón de Microrrelatos, celebrado<br />

el pasado 18 de febrero en Massalfassar. Ya acaba (o, según cuando<br />

nos leas, ha acabado) el plazo para presentar textos a nuestro IV<br />

Certamen de Cuentos y vamos a celebrar (o hemos celebrado) un<br />

nuevo recital en el incomparable marco de la Biblioteca de la Pechina.<br />

¿Qué toca ahora? Pues ni más ni menos que materializar el<br />

proyecto de Relatos con banda sonora (RBS), el nuevo libro de<br />

Valencia Escribe que pronto verá la luz. El movimiento se demuestra<br />

andando, pero también escribiendo, concursando, publicando,<br />

recitando. No es que seamos hiperactivos, es simplemente que<br />

estamos vivos y no renunciamos a seguir haciendo lo que más nos<br />

gusta.<br />

Pronto tendréis noticias sobre la edición de RBS. Un volumen<br />

que va a estar repleto de relatos y cuentos estupendos (además de una<br />

portada e ilustraciones de lujo) que nadie se debe perder. Y queremos<br />

que su presentación se convierta en una auténtica fiesta, a la que<br />

todos —desde ya— estáis invitados.<br />

Seguid siendo felices y haciendo felices a los demás. Abrazos.<br />

Rafa Sastre<br />

1


II MARATÓN DE MICRORRELATOS VALENCIA ESCRIBE<br />

Massalfassar, 18.02.<strong>2017</strong><br />

(Fotos: Rafa Sastre)<br />

Recepción de participantes<br />

Bienvenida de la organización<br />

2


Panorámica de la sala<br />

Foto de familia<br />

3


Los seis finalistas, esperando el veredicto del jurado<br />

Entrega de sexto y quinto premios<br />

4


TEXTOS FINALISTAS<br />

Primer premio – José Manuel Dorrego Sáenz<br />

«Como si nada»<br />

El tren se retrasa, me dices, y luego me echas en cara que deje abierta<br />

la pasta de dientes. Yo te recuerdo que ya no te arreglas para mí como<br />

antes y tú me reprochas que siempre llevo tarde los niños al colegio<br />

(no hay niños ni colegio, ya lo sabes). Te recuerdo que solo somos un<br />

par de náufragos en una isla, fingiendo una vida burguesa: si vienen a<br />

rescatarnos, terminarán pasando de largo.<br />

Segundo premio – Julián Rafael Despaigne Rodríguez<br />

«Última voluntad»<br />

El tren se retrasa, el ejecutor no llegará a tiempo para la ejecución.<br />

Por eso contratan a un sustituto. Lee las condiciones y se niega.<br />

«¿Cuándo se ha visto que un verdugo masturbe al convicto pendiendo<br />

ya de la horca?». Por vez primera en la mazmorra, un reo exhala en el<br />

cadalso dos suspiros. Uno de éxtasis y otro de adiós.<br />

Tercer premio – Salvador Bayona Bou<br />

«Son gajes del oficio»<br />

El tren se retrasa y hace tiempo que el andén quedó vacío. El jefe de<br />

estación, como si lo supiera, ha desaparecido. Me siento sobre mi<br />

maleta, de espaldas a la escalera. Si no he de tomar el tren que suceda<br />

así, de un disparo anónimo en la nuca. Son gajes del oficio. Mira, allí<br />

veo el humo de la locomotora. ¡Qué lástima, cinco minutos antes y<br />

me habría salvado!<br />

5


Cuarto premio – Patricia Collazo González<br />

«25 de julio»<br />

El tren se retrasa. Ella vuelve a plegar el kleenex, lo guarda. Lo<br />

necesitará. Intenta visualizarlo subiendo en Madrid, sin conseguirlo.<br />

Esta es la definitiva. Acordaron que si alguno de ellos faltaba a la cita,<br />

todo terminaría. La noche en Santiago está cargada de fiesta. En los<br />

altavoces las palabras «accidente, curva, esperar». Empieza a temblar<br />

mientras estruja el pañuelo. Ahora puede visualizarlo cogiendo ese<br />

tren, y entiende que nunca llegará.<br />

Quinto premio – Nanda López Tremps<br />

«Amor en el tiempo»<br />

El tren se retrasa. En esta tarde de marzo plomizo, tomo su mano<br />

rugosa y me siento junto al abuelo, ninguna silueta que anuncie su<br />

llegada en el horizonte.<br />

—Qué guapa es. ¡Mira, ya viene!<br />

El tren para. Ilusionado, insiste:<br />

—¡¡Ve por la abuela!!<br />

El gris de la tarde aprieta. Los viajeros, cual exhalación, abandonan<br />

andenes. Lo besó, le preguntó fecha y hora que sitúa cincuenta años<br />

atrás, antes de devolverlo envuelto en abrazos a la residencia.<br />

Sexto premio – Cristina Bensach Gala<br />

«Promesas no cumplidas»<br />

El tren se retrasa. Tú también, papá. Juraste que la dejarías y aquí está<br />

ella esperándote. Bueno, más bien estamos, aunque tú todavía no lo<br />

sepas. Será una sorpresa. Ya llega el tren. Mamá sube las maletas,<br />

convencida de que no aparecerás. Sus lágrimas borran nuestro futuro<br />

contigo. Has sido un cobarde. Nunca me conocerás. Nosotros dos<br />

seguiremos adelante. Como el tren.<br />

6


Entrega de cuarto y tercer premios<br />

Entrega de segundo y primer premios<br />

7


Demon King – Leo Li (EUA) http://archlimit.deviantart.com/<br />

8


Un cuento de hadas<br />

Una vez, hace muchos, muchos años, en lo más profundo de un<br />

valle custodiado por altas montañas, a orillas de un río de aguas<br />

claras y profundas, existió la más misteriosa y exótica ciudad que<br />

jamás nadie hubiera podido imaginar. Sus calles —estrechas y<br />

empinadas— olían a jazmín, a pan recién horneado, a especias dulces<br />

y aromáticas, canela y miel, almendras y pistachos. Resonaba en ellas<br />

el eco de mil risas y juegos infantiles, el bullicio alegre de los zocos, la<br />

vida y la felicidad. El tañido melodioso de las campanas acompañaba<br />

el paso de las horas y al anochecer, derrotado al fin el día, cuando<br />

todo era ya soledad y silencio, la magia susurraba al viento sus<br />

secretos y escribía su leyenda bajo cielos benignos y estrellados.<br />

Un trágico vaticinio ensombrecía, sin embargo, el futuro de<br />

aquel reino: el soberano más cruel y perverso que los tiempos jamás<br />

conocerían habría de gobernar con furia ciega su destino. Con él<br />

desaparecería la inocencia y la esperanza y una implacable plaga de<br />

muerte y desolación todo lo invadiría.<br />

Imposible fue conjurar el sortilegio y, así, un día, un sol de fuego<br />

todo lo abrasó. La fantasía de los cuentos de hadas con sus genios,<br />

príncipes, conjuros y princesas que mil y una noches poblaron el cielo<br />

de sueños e ilusión huyó despavorida y aguarda desde entonces el<br />

despertar de un mundo apático y aletargado que con terrible<br />

indiferencia contempla su desgracia y la piensa muy lejana. Sólo<br />

entonces se quebrará tal vez el maléfico hechizo y las noches de<br />

Oriente recuperarán de nuevo su magia y su poesía.<br />

Marta Navarro (Valencia)<br />

https://cuentosvagabundos.blogspot.com.es/<br />

9


Antes de Instagram – Jean Jullien (Francia) https://www.jeanjullien.com/<br />

Ilustración aportada por la autora<br />

10


Las nuevas adicciones<br />

Las relaciones sociales han muerto.<br />

Murieron el día<br />

en que dejamos<br />

entrar a Facebook en nuestras vidas.<br />

Pia,<br />

El Gran Pájaro Azul,<br />

que alimentamos<br />

con monstruosidades.<br />

Deslizamos nuestro dedo<br />

por la pantalla y<br />

desechamos a la gente,<br />

evidenciando el valor que tienen.<br />

Los móviles<br />

vibran sin césar<br />

y nuestro cerebro<br />

libera la dopamina ansiada,<br />

al fin nos sentimos integrados,<br />

amados…<br />

por una sociedad enferma<br />

dónde tiene más valía<br />

nuestro perfil de Instagram<br />

que una conversación cara a cara.<br />

Nos olvidamos de saborear la comida<br />

capturándola con el celular.<br />

11


Nos olvidamos de observar la naturaleza<br />

mientras peleábamos con la GoPro<br />

que se había vuelto a reiniciar.<br />

Las palabras han perdido sentido<br />

han sido sustituidas por infografías<br />

y nuevos modelos empresariales.<br />

Los besos pronto no tendrán cabida,<br />

las historias en la cama,<br />

todo será cambiado<br />

por las noticias vacías de Yahoo,<br />

Hotmail<br />

o cualquier otro medio<br />

que se lucra con nuestra procrastinación.<br />

No quiero vivir en una sociedad<br />

en el que nuestro bienestar se mide con likes,<br />

y nuestro reconocimiento laboral<br />

a través de Linkedin.<br />

¿El futuro es el progreso<br />

o la perdida de aquello que nos hacía<br />

ser quiénes éramos?<br />

Las relaciones sociales han muerto,<br />

ahora deja que lo postee<br />

en mi Blog.<br />

Esther Moreno Morillas (Valencia)<br />

http://elcascabelalgato.blogspot.com.es/<br />

http://invisiblevoyeur.blogspot.com.es/<br />

12


Resurrección<br />

Box head – Samantha Tatum-Honer (Reino Unido)<br />

http://autopsyrotica-art.deviantart.com/<br />

Una multitud se congregó frente a su puerta. Con firmeza no<br />

exenta de suavidad, alguien que parecía el líder pronunció su nombre:<br />

—¡Lázaro, sal afuera!<br />

El verdadero milagro se produjo cuando, una vez hubo apagado<br />

el ordenador, el móvil y el televisor, salió a la calle y recibió<br />

emocionado el primer rayo de sol, después de tanto tiempo.<br />

Pepe Sanchis (Massalfassar, Valencia)<br />

13


Foto aportada por la autora<br />

14


El payaso<br />

Y si un payaso me robara<br />

Mi nariz roja, mi boca llena de sonrisa<br />

Y mi pelo desgreñado<br />

Para deciros...<br />

Que la vida es una preciosa locura<br />

Donde la gente sueña siempre<br />

¿Lo creeríais más fácilmente?<br />

Y si me pidiera prestarle<br />

Mi bella pajarita<br />

Para declararos<br />

Que podemos<br />

Ser otra cosa<br />

Que arrogancia y vanidad<br />

¿Entonces, lo escucharíais?<br />

Y si pusiera mis grandes zapatos<br />

Para llevaros, allí<br />

Donde todo es sólo ilusión y magia<br />

¡Idos!<br />

¡Idos con él!<br />

Abrid vuestras cortinas pesadas<br />

A este hermoso sol<br />

Que inunde vuestras alas<br />

¡Y volad por fin!<br />

Como pájaros<br />

¡Tan altos!<br />

¡Tan altos en el cielo!<br />

Que vuestros corazones queden ligeros...<br />

Ligeros<br />

Como el aire....<br />

Maÿlis Bohère Rousselbin (Valencia)<br />

15


St. Stephan (Viena) – Autor desconocido<br />

16


Al encuentro de mis raíces<br />

Corría 1929 y él, como tantos niños y jóvenes, con su mochila<br />

cargada sólo con recuerdos y sin mirar atrás, subió lentamente las<br />

escalerillas del Vapor Baden, escapando del olor a pólvora que se<br />

avecinaba, del hambre, del miedo y con el único deseo de llegar a<br />

América, tierra prometida, tierra de paz, de pan y trabajo.<br />

Konrad, mi padre, creció, estudió, trabajó y formó una familia<br />

aquí y deshilvanó recuerdos que el tiempo tiñó de sepia, les arrebató<br />

los rasgos y los convirtió en eso… sólo recuerdos.<br />

Dejó allí, entre los verdes bosques y las altas montañas, el<br />

comienzo de su vida, dejó lo más importante: SUS RAÍCES.<br />

Esas raíces que ahora, después de tantas décadas, comienzan a<br />

aparecer, a comunicarse, a multiplicarse, esas raíces que creíamos<br />

perdidas, han brotado con la fuerza de la savia nueva y los<br />

descendientes, como fuertes ramas, nos fundimos en un interminable<br />

abrazo, con la esperanza de revivir un pasado de ausencias pero por<br />

sobre todo, de construir un futuro de encuentros.<br />

Desde que el Vapor Baden dejó a mi padre en el Puerto de<br />

Buenos Aires, muchas cosas han pasado, pero lo más importante es<br />

este reencuentro a través del tiempo.<br />

Yo un día tomé esa mochila de mustios fragmentos, de figuras<br />

sepia y de nombres inciertos y desandé el camino que me llevaría a un<br />

encuentro: el de mis raíces.<br />

Llegué a Austria, que me dio su bienvenida con las notas de<br />

Mozart brotando en cada esquina, escapando veladas por entre las<br />

tenues cortinas de muchas ventanas.<br />

17


Y al pasear por sus calles me llenó el encanto de esa Austria<br />

increíble, bella y altiva, orgullosa de su Imperial pasado.<br />

Sobre el azul cielo, recortadas como filigrana, divisamos las<br />

agujas de otro orgullo vienés; St. Stephan, donde sobre las 230.000<br />

tejas de colores, el sol se desgrana en mil colores que danzan con los<br />

acordes que, provenientes del monumental órgano, invaden la calle y<br />

acompañan a los transeúntes, que locales o turistas, tienen una<br />

mirada de asombro.<br />

Así llegué hasta un portal en St. Andrä con el corazón latiendo<br />

en mi garganta y con un temblor incontenible en el cuerpo y en el<br />

alma.<br />

Y al abrir la puerta de esa cálida casa, encontré sonrisas en<br />

definidos rostros y brazos extendidos para fundirnos en ese abrazo por<br />

décadas contenido, que desató un volcán de emociones.<br />

Las lágrimas prisioneras se liberaron cual lava ardiente y regaron<br />

las mustias raíces de un árbol casi seco que comenzó a reverdecer con<br />

la savia de las nuevas generaciones que no dejarán nunca más que<br />

este árbol, árbol de la vida, vuelva a verse en sepia.<br />

Y entre lágrimas, me pareció ver a lo lejos, en el infinito, la<br />

sonrisa pícara de mi padre, que con su pulgar hacia arriba me decía:<br />

«¡¡¡¡ Bravo!!!!… ¡¡¡¡Llegaste!!!!»<br />

Liliana Ebner (Buenos Aires, Argentina)<br />

18


Punt mort<br />

Punt mort - Alex Fuster (Oliva, Valencia) http://alexfuster.blogspot.com.es<br />

Ilustración aportada por el autor<br />

Sóc un au salvatge que, ancorada al passat, ja no alça el vol,<br />

i des de la darrera vegada que vaig abandonar la meua llar, el meu niu<br />

navega riu avall,<br />

i el meu cant, apaivagat, em regolfa a la gola de nou,<br />

i el color viu del meu plomatge, està somort,<br />

i mentre el cel se’m fa clarobscurs, guaite a l’ombra del Sol, amb les<br />

ales cosides pel dol,<br />

19


i mentre tot em resulta insuls, les hores no tenen compàs d’espera, i<br />

tot el meu cos és un ferum,<br />

i mentre lliure cada batalla, una allau se’m cau al damunt.<br />

Però la neu, que m’arrela a aquest punt mort, a poc a poc fa desglaç,<br />

amb el calor amatent del meu cor,<br />

i mentre conte graó a graó per apamar el camí, canvíe de plomatge,<br />

i atent, busque el meu moment, per trobar una oportuna drecera,<br />

i mentre m’ature sobre les meues passes, analitze cada entropessada,<br />

i el pes, que cau per si mateix, quan un raig de llum em commou, va<br />

diluint-se en el temps,<br />

i amb uns ulls coberts de blau cel, mirant de nou cap a dalt, contemple<br />

el cim del meu destí.<br />

Toni Mascarell (Oliva, Valencia)<br />

20


Tardor<br />

Fotografía aportada por la autora<br />

Al oírte, palabra, sentí templar las estrellas, cuando las sombras<br />

le ganaron a la tarde.<br />

La luz era tibia, titilaba y la brisa vareaba las hojas de los<br />

árboles, llenando de pinceladas ocres la vereda gris y el asfalto aún<br />

caliente. Eran los póstumos aletazos de un tórrido verano.<br />

El día comenzó a tiritar un poco, entre la insolación y la brisa<br />

fresca que anunciaba melancolías.<br />

21


Qué bello resultó a mi oído esa conjunción de sonidos: tardor....<br />

la tardor. Como tarde, como nostálgicamente lento, con el toque<br />

dorado de un ligero sueño, que no queremos que se cumpla, porque es<br />

el último que nos queda en la alforja.<br />

Eres como la reencarnación de un yo mío, que vivió allá lejos,<br />

mirando desde una gran ventana, aclarar el verdor de los árboles, que<br />

parsimoniosamente se van desvistiendo, para mostrar sus esqueletos,<br />

tan diversos, tan dignos, tan enhiestos. Porque no solo los árboles<br />

mueren de pie, también viven así sus ciclos vitales, resistiendo<br />

tempestades y vientos poderosos; veranos, inviernos, lluvia y nieve,<br />

sol como fuego. En algún momento se llenan de ansiedad anhelando<br />

seguramente el amarillo tenue de tu estación, esa que nos envuelve en<br />

suave recogimiento, a escuchar el Nocturno en si bemol menor Op 9,<br />

número 1, de Chopin, hasta que el olvido calme los amores viejos y el<br />

vino apague el clamor de un alma que se despide hasta el próximo<br />

verano y entonces sí, la lluvia, la tempestad, el gris plomo, invada el<br />

silencio y por las rendijas se instale el invierno.<br />

Vivian Rodríguez Dorgia (Montevideo,Uruguay)<br />

http://bibilaurugualla.blogspot.com.uy/<br />

22


¿Quién lo dijo?<br />

The eyes of an old black cat – Patrick Feller (EUA)<br />

https://www.flickr.com/photos/nakrnsm/<br />

Son las seis de la tarde y estoy muerto, tendido bocarriba sobre<br />

la cama. Un gato negro ronda y olisquea mi cuerpo mientras maúlla;<br />

lleva dos días sin comer y empieza a desesperarse. Proveniente del<br />

salón se escuchan los timbrazos de un teléfono. Pasados varios<br />

segundos salta el contestador automático y se escucha una voz:<br />

—Hola, Emilio. Soy Javier, de Continental. Veo que no está en<br />

casa. Solo llamaba para preguntar si sigue interesado en contratar ese<br />

seguro de vida del que hablamos la semana pasada. Le volveré a<br />

telefonear. Saludos.<br />

¿Quién dijo que los espíritus no podemos contar historias?<br />

Rafa Sastre (Valencia)<br />

http://rafasastre.blogspot.com<br />

23


Fotografía de Valeriya Kutsan y Alexander Khokhlov,aportada por la autora<br />

24


Retrospectiva<br />

Ahora que somos ajenos<br />

a lo que hay en nuestros corazones<br />

y ya no poseemos<br />

ni la mitad de nuestras pasiones<br />

me pregunto si estás vivo<br />

si has podido entender algo,<br />

si hoy extrañas los latidos<br />

que olvidaste aquí en el pasado.<br />

Ahora que no somos dueños<br />

de lo que hay en nuestras manos…<br />

¿No te preguntas si aún mi cuerpo<br />

te ha seguido llamado?<br />

Si he podido entender algo<br />

viéndolo en retrospectiva,<br />

es que la distancia es un engaño<br />

para dejar abierta la herida.<br />

Nunca hubo una flor,<br />

menos un beso de despedida…<br />

La historia fue una ilusión,<br />

una estrofa bien escrita<br />

que en cada nuevo renglón<br />

se marchita.<br />

Aldana Michelle Giménez (Mendoza, Argentina)<br />

25


Have a bad day? – Alex Verweij<br />

https://www.flickr.com/photos/alexverweij/<br />

26


Un mal día<br />

No tengo ganas de nada pero de nada nada estoy hasta el moño<br />

de todo de madrugar de trabajar de salir de estar en casa de vivir de<br />

todo hoy no sé qué haría me metería en un agujero negro y no saldría<br />

de allí alcohol una copa necesito una copa no hay nada más triste que<br />

beber solo tengo el síndrome postvacacional odio a los pequeños<br />

monstruos que me torturan pues no me dice hoy un gitano que él no<br />

es racista sino ordenado y que van a venir esos de África y que nos<br />

van a traer alguna enfermedad y le digo vete sal por la puerta que no<br />

quiero ni verte y se me pone a cantar el cara al sol en mis narices y ya<br />

se va y empieza otro que si los extranjeros no pagan nada y nosotros<br />

tenemos que pagarles todo y otro que el otro día fue con su madre al<br />

hospital y que había más médicos extranjeros que españoles y si no la<br />

de la limpieza que tiene menos cerebro que un mosquito y me dice<br />

que fue al hospital con su hijo y que la atendió un chincheta y yo la<br />

miro con cara de odio que no que no que esto no hay quien lo<br />

aguante que me voy a dedicar al juego que quiero cambiar de vida<br />

perderme por el mundo o bajarme bajarme o desaparecer…<br />

Lu Hoyos (Valencia)<br />

27


Old man having fun – Thomas Keuschnigg (Alemania)<br />

https://www.flickr.com/photos/xfotokex/<br />

28


The end<br />

Sonó el celu.<br />

Miré el reló de pared: 10 y media. Cena terminada.<br />

En mi mano, el tercer vaso de totín [1]. El tetra [2] ya vacío.<br />

Apreté On-Off. El Pablo, mi hijo, dijo que así se encendía el<br />

celu.<br />

Una voz de mujer, centroamericana, dijo:<br />

—¿Sr Carlos?<br />

—Sí, contesté cautelosamente.<br />

—Le hablo de KITITIBAN, para ofrecerle la nueva app (o<br />

hapapè).<br />

—¿De qué piripipí, perdón, me habla?<br />

—No, Carlos, anote KITITIBAN, el banco de mayor giro de<br />

Sudamérica.<br />

Y yo <br />

[3] pensé.<br />

—¡Ahhh!, respondí, pero a mí la jubileta [4] me la paga el<br />

Provincia. Y no debo nada.<br />

—¿Adelantaron el pago? Menos mal, porque este mes andamos<br />

con la vieja medio cortina [5]<br />

—No Carlos, es por la apepe.<br />

—¿La qué?<br />

—¡¡La nueva aplicación!! ¿Entiende?<br />

—Y… sí, respondí suavemente... y le hice señas a la vieja, que<br />

me miraba curiosamente.<br />

Le susurré:<br />

29


—¿ Pagaste el agua?<br />

—Sí.<br />

—¿Y el abele [6]?<br />

—Todo viejo, todo. Pero mañana para el carefú... [7]<br />

— Señorita, ¿Dónde debo aplicar?<br />

—Es para poder, tener acceso al jonban [8].<br />

—¿Queeeeeeê? ¿Algún yanqui?<br />

—Yo ya no estoy en edá para ningún aceso, respondí<br />

jocosamente.<br />

—No Carlos, es para usar con el ordenador.<br />

Otra orden y gasto más... este Mauri, ya no sabe qué hacer.<br />

—No, es para su comodidad. No necesitará más el coll [9].<br />

—En casa no comemo coles. Las repetimos.<br />

Lo podrá hacer todo on laine. Sentado, tomando mate.<br />

—Encima me carga, con la acidez que tengo, ¡y eso que tomo, el<br />

omeprazol!<br />

—Y desde allí, pagar el plástico sin necesidad de hacer cola.<br />

—Cola plástico, ¿nueva gaseosa?<br />

—No Carlos, ¡¡la tarjeta de compras de crédito!!<br />

—¿La tiene a mano? Dígame el acec namber<br />

— Mire Señorita, acá dice solo fron jenuari 2016, to may 2019.<br />

—No, fíjese al dorso.<br />

—Vieja, date vuelta, que quiero verte.<br />

Lo hizo rápidamente... y me dice socarronamente.<br />

— ¿Qué andas buscando esta noche...?<br />

—Señorita, miré el dorso, pero tiene el delantal puesto.<br />

—No Carlos, hablo de la tarjeta. Mire los tres últimos números.<br />

30


—Three, con hache, for, nine, dice Señorita,¿este es el súper de la<br />

construcción?<br />

—Entiendo. Ya tengo sus datos. En una semana, le llega todo<br />

por delivery.<br />

Deliberi [10], el coche que tenía el viejo en la época del<br />

paralelo. Pero el viejo está finucho [11] y lo vendimos con mi amigo<br />

Lalo.<br />

Lo compró el gallego de la Gamela [12], ese que llevaba un fierro<br />

[13] en el bolsillito del chaleco. El Deliberi le sirve para traer carne y<br />

verdura para el comedor.<br />

El viejo siempre pasaba a conversar con el gallego y tomarse un<br />

aperitivo. Cuando quería pagar le decía:<br />

—¿Qué te voy a cobrar Maestro? Algún día mis nietas serán<br />

maestras en tu Escuela. Y sonreían orgullosos.<br />

Sabe Señorita, el gallego tenía razón, se cumplió lo que dijo.<br />

—¿Cómo tienen la deliberi para enviar todo? La última vez, el<br />

comprador, se enojó porque no tenía batería.<br />

—Bueno Carlos. Tenga siempre a mano, el Di y el plástico. Le<br />

llegará la semana entrante todo. Buenas noches.<br />

—El di, ¿Qué es? ¿Dinero?<br />

—No, el nuevo DNI. CLIC y se cortó.<br />

Apareció una amiga:<br />

—«Si quiere repetir el menú, marque guan… (yo estaba repitiendo el<br />

estofado grasoso), si quiere acceder a un crédito, marque tu, si quiere acceder<br />

al menú inicial, marque tri…»<br />

Miré el celu. Tenía números.<br />

, pensé para mis adentros.<br />

Me levanté de la mesa. La Ana, me dijo:<br />

<strong>31</strong>


— Me acuesto... ¿y vos…?<br />

—Saco la basura y voy.<br />

Tenía en una mano, el vaso vacío. En la otra el baberri [14].Lo<br />

compró la nena en 24 cuotas. Ella trabaja en blanco y tiene todos los<br />

papeles blancos. Al Germán lo echaron, porque llegó tarde, por<br />

un piquete [15] y chau Pinela [16].<br />

Me dirigí hacia la parte de la pileta. Quedaba un tetra, blanco,<br />

empezado.<br />

Lo habíamos comprado para tuco. Me lo serví. Medio vaso.<br />

El celu, se me cayó al piso. Andaba con la lumbalgia.<br />

Mañana pediré turno al tordo [17] del pami [18], total, para<br />

diciembre cobro el aguinaldo y tendré para esos remedios.<br />

Miré el almanaque de la pared. Era de la gomería del Tito.<br />

Miré la foto. ¡Qué gomas tenía esa rubia! Luego la tabla de los<br />

días y números.<br />

Más abajo el mapa de mi país. Decía República Argentina.<br />

No pude encontrar guan, onlaine, jenuari, nada de eso.<br />

Me ubiqué, estaba en mi ciudad, mi país.<br />

La que hablaba era extranjera.<br />

Yo era el de siempre. Carlitos, el hijo del dire [19].<br />

Cavilé: <br />

Terminé el vaso.<br />

Me fui a acostar. La Ana, menos mal, dormía.<br />

Apagué el velador. Los ojos se me cerraban.<br />

Me dormí con sueños turbulentos: papeles, banco pipi...?, juan y<br />

ese tri.<br />

A las seis me levanté.<br />

Puse la pava. Busque la yerba.<br />

32


Pensé: <br />

Busqué la pala y la escoba. Junté los restos del celular.<br />

Empezaría otro día.<br />

Con un amargo.<br />

A las diez, en la plaza, el partido de damas, que el turro [20] del<br />

vecino, el ferroviario, me está ganando.<br />

Hoy lo cago.<br />

Tengo pensada la jugada desde ayer, antes de cenar.<br />

[1] TOTÍN: referente a vino tinto, al revés. Lunfardo.<br />

[2] TETRA: Envase, en este caso de vino, de cartón.<br />

[3] SUDACA: Término despectivo para referirse a personas<br />

sudamericanas.<br />

[4] JUBILETA: Jubilación.<br />

[5] CORTINA: Cortos de dinero.<br />

[6] ABL: Alumbrado, barrido y limpieza.<br />

[7] CAREFÚ: Supermercado Carrefour.<br />

[8] HOME BANKING: acceso por internet<br />

[9] CALL CENTER: Central telefónica.<br />

[10] DELIBERI: Marca de auto.<br />

[11] FINUCHO: Finado.<br />

[12] GAMELA: Comedor donde se daba de comer a los empleados<br />

de empresas, mayormente inmigrantes.<br />

[13] FIERRO: Revólver en lunfardo.<br />

[14] BLACKBERRY: Marca de telefonía celular.<br />

[15] PIQUETE: Conjunto de personas que realizan cortes de calles,<br />

rutas y accesos como protesta.<br />

33


[16] CHAU PINELA: Modismo argentino que significa poner fin a<br />

algo.<br />

[17] TORDO: Médico.<br />

[18] PAMI: Obra social para los jubilados.<br />

[19] DIRE: Abreviatura de Director, en este caso de Escuela.<br />

[20] TURRO: Malintencionado, palabra lunfarda.<br />

Carlos María López (Buenos Aires, Argentina)<br />

34


Encuentro<br />

Cargo spacecraft – Nasa Images (EUA) https://500px.com/nasa_images<br />

Ya perdí la conciencia del tiempo transcurrido, aunque ahora no<br />

me interesa, ya que mi destino es incierto. Vagaré por el espacio hasta<br />

el fin de mis días sin llegar a ningún destino. Lo había perdido todo,<br />

por eso acepté la misión; mi futuro era el mismo que aquí en el<br />

espacio. Soledad física y afectiva. Nada me ataba para quedarme. El<br />

silencio es atronador, solo el siseo de los equipos y alguna transmisión<br />

desde el control; preguntan que veo desde la escotilla. La tierra sólo es<br />

un punto azul que pronto dejaré de ver y ese enorme cometa que cada<br />

vez está más cerca y coincide con mi órbita. Eso nadie me lo dijo…<br />

Luis Alberto Molina (Rosario, Argentina)<br />

http://www.luismolin.blogspot.com.es/<br />

35


Hesitate funambulist – Israel Esteve (Tarragona)<br />

http://dubtesdefunambulista.blogspot.com.es/<br />

36


El filo de la vida<br />

Camino por el fino cable de la vida, soportando los terribles<br />

vientos que me quieren hacer caer.<br />

Ansiedad por el este, y depresión por oeste, a intervalos de falsos<br />

descansos que enturbian mi maltrecha mente.<br />

A mi izquierda el pozo de la bondad, la justicia y lo correcto que<br />

me transforma en el idiota y tonto para todos. A mi derecha, el<br />

infinito negro y cruel rodillo prepotente que machaca sin piedad a<br />

humildes y débiles por igual.<br />

La punta afilada de lanza llamada cronos, presiona mi espalda;<br />

cuando trato inútilmente de parar, me obliga a seguir erguido, sumiso<br />

y sin descanso.<br />

No puedo dejarme caer, la elección es peor que el camino del<br />

destino, no debo parar, ya que el suicidio del tiempo, mi tiempo, se<br />

transformaría en tortura infinita, abandonando a su suerte lo poco<br />

bueno que de mí depende.<br />

Camino con una brutal mezcla de paradoja y parábola de mí<br />

mismo, no veo el final, salvador o condenatorio, no puedo acelerar, el<br />

riesgo de la caída es el peor de mis miedos, no puedo seguir, debo<br />

seguir... aunque pierda fuerza no puedo abandonar…<br />

Rafael Blasco (Valencia)<br />

37


Imagen aportada por la autora<br />

38


Loco Poeta<br />

El poeta se extravió en el laberinto de sus letras,<br />

desayunó un soneto con pan y mermelada,<br />

tropezó con un poema que dormía detrás de la puerta<br />

dejó que se escaparan los cuentos de sus libros,<br />

se enamoró de la joven muchacha de su novela.<br />

Y al llegar la noche huyó con ella<br />

en un carruaje pintado de poesías,<br />

perfumado de azahares,<br />

derrochando versos a su paso.<br />

Mirta Calabrese De Luca (Sant Celoni, Barcelona)<br />

http://deshojandoversos.blogspot.com.es/<br />

39


Romantica – Sergey Kalinov (Rusia) https://500px.com/feostepan<br />

40


Remembranza<br />

A Mariano<br />

No es extraño<br />

tropezar tu ausencia<br />

en todas las penumbras<br />

que imagino.<br />

Aunque es cierto<br />

que en el libro de mis horas<br />

se borraron tus perfiles...<br />

A menudo,<br />

el tacto de la brisa<br />

que regala tu caricia<br />

te proclama.<br />

Fueron vida,<br />

amor y muerte,<br />

caminos al desierto<br />

que trazaste en tu partida<br />

Y en mi vida...<br />

hasta el sillón donde hoy reposo,<br />

días desangrados,<br />

lágrimas escritas.<br />

Conxa Gausí Caballero (Valencia), 1997<br />

41


Take my love – Angie Rucker (EUA) https://500px.com/aschumacher246<br />

42


Vinilos<br />

Paseaba indecisa de un lado a otro de la acera, contemplando<br />

aquel neón pasado de moda en forma de guitarra eléctrica. Un poco<br />

más abajo un cartel rezaba: «Discos Pérez, nuevos y de ocasión». Se<br />

decidió a cruzar. Atravesó el umbral de aquel bajo y lo que encontró<br />

dentro no mejoró. Un pequeño local, donde el olor a humedad y<br />

desagüe se mezclaban con algún ambientador de aroma indefinido.<br />

Le dieron arcadas. Al margen de esto, la tienda estaba perfectamente<br />

organizada: los vinilos, colocados en cajas. Clasificados por orden<br />

alfabético y en fundas de plástico para preservarlos del polvo. En las<br />

paredes, pósters de grupos y cantantes de todas las épocas. Tras el<br />

mostrador, un tipo larguirucho y con melena le preguntó:<br />

—¿Puedo ayudarla en algo, señorita?<br />

—Sí, gracias, ¿por casualidad no tendrá el single Solo te quiero a<br />

ti, de un grupo que se llamaba «Chicos malos»?<br />

—¿Cómo?<br />

—«Chicos malos», ¿lo tiene?<br />

—Claro que lo tengo, prácticamente toda la edición. Ese grupo<br />

era mío, lo formé junto a algunos amigos del instituto. Entonces los<br />

chicos que no teníamos donde caernos muertos queríamos ser toreros,<br />

cantantes o futbolistas. Yo me decidí por lo segundo.<br />

—Deme uno. ¿Me lo puede firmar?<br />

—Será un honor, señorita. Nunca he dedicado ningún disco a<br />

nadie. ¿Qué quiere que le ponga?<br />

—«A mi hija, con cariño».<br />

Marisa Martínez Arce (Valencia)<br />

43


Lugares comunes – María Luisa Pérez (Valencia)<br />

http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/<br />

44


Naturaleza<br />

Espacios comunes<br />

de nubes y vientos.<br />

Música que vuela,<br />

lunas en menguante<br />

raíces y versos.<br />

Espacios origen<br />

corrientes arrastran,<br />

sueños se apoderan<br />

de azules y ocres.<br />

Días de penumbra.<br />

Espacios de lluvia<br />

actuales marinas<br />

unen emociones,<br />

traducen rumores.<br />

Sueñan los ocasos.<br />

María Luisa Pérez Rodríguez (Valencia)<br />

http://marialuisaperezr.blogspot.com.es/<br />

45


Fixing - Kiyoshi Takahase Segundo (Brasil) https://500px.com/ktsimage<br />

46


Fuera de control<br />

La ayudé a cruzar la calle una tarde de invierno. Soplaba un<br />

viento helado que casi le arranca la bufanda. Me impresionó su<br />

debilidad, sus greñas blancas en terca rebeldía con su gorro de lana.<br />

Su mano casi esquelética empuñando con fuerza el bastón. Por un<br />

momento olvidé mi condición de autómata y la guié al otro lado de la<br />

acera.<br />

—¿No tienes miedo de que te vean conmigo? —me preguntó,<br />

mirándome con sorpresa.<br />

—¿Qué podrían hacerme?<br />

—Reprogramarte, por ejemplo —fue su respuesta.<br />

—¡Bah! —repuse con gesto de desprecio—. Hace tiempo que no<br />

tengo memoria.<br />

La miré mientras se perdía, encorvada, calle abajo. Increíble.<br />

Debería haberla denunciado por andar sola por las calles a su<br />

avanzada edad; sobre todo ahora, que me habían nombrado<br />

inspectora urbana, pero… ¿Quién se acordaba?<br />

Manoli Vicente Fernández (Viana del Bollo, Orense)<br />

http://lascosasqueescribo.wordpress.com<br />

47


Homeless and the singer – Etienne R. (Francia) http://tbfdm.deviantart.com/<br />

48


Trabajo en Londres<br />

«Hola madre:<br />

Ya sé que hace mucho que no hablamos y por eso te escribo.<br />

Desde que llegué a Londres no he tenido tiempo de nada. Encontré<br />

trabajo en el primer sitio que busqué. Tengo un apartamento con<br />

vistas a lo que aquí se llama Hyde Park, un parque precioso todo<br />

verde. Trabajo en una cafetería de lujo. Abro y cierro la puerta a los<br />

clientes y me dan buenas propinas. Hace unos días vi a mi amigo<br />

Vicente, el de la Chata, pero él no me vio a mí. Iba vestido como un<br />

mendigo.<br />

Ahora te dejo. El deber me llama. Prometo escribirte más a<br />

menudo.<br />

Tu hijo que te quiere.»<br />

Puso el nombre y la fecha. Escribió la dirección en el sobre con<br />

letra legible —la que le enseñaron los curas— y lo cerró listo para<br />

enviar.<br />

Ahora solo le faltaba el franqueo. Se colocó delante de su<br />

trabajo: pedía delante del Starbucks de Victoria.<br />

A media mañana ya tenía el dinero. Recogió su orgullo, compró<br />

el sello fue a echarla al correo<br />

Manuel Serrano (Valencia)<br />

49


Un momento de terror – Gonzalo González (República Dominicana)<br />

http://gochiestrella.deviantart.com/<br />

50


Atracción fatal<br />

Septiembre, semana de la moda<br />

Ester, treinteañera, periodista, iba de Nueva York a Madrid para<br />

hacer entrevistas a modistos y modelos durante la semana de la moda.<br />

En la sala de espera del aeropuerto internacional John F. Kennedy su<br />

mirada se cruza con la de un hombre de ojos negros magnéticos, de<br />

unos cuarenta años, muy atractivo, guapo, elegante, de un sabor<br />

medioriental que va a subir en el mismo avión que ella. En el instante<br />

en que se miran estalla un flechazo y por azar, se encuentran sentados<br />

uno al lado del otro. Parece que el sino ya lo haya decidido todo.<br />

La conversación entre los dos, inevitable en el momento del<br />

despegue, empieza con una pregunta que es un síntoma, de la<br />

fragilidad de Ester puesto que tiene miedo al avión, aunque viaje<br />

mucho: «¿Puedo darle la mano?», «Por supuesto que sí», le contesta<br />

Feisal, también seducido por la hermosura y los ojos dulces y al<br />

mismo tiempo vivos de la mujer. Al tocarse las manos, Ester siente<br />

escalofríos y deseos, al igual que Feisal. Durante el vuelo la mujer<br />

cuenta que es de origen judío, está casada, no tiene hijos y que va a<br />

separarse porque su marido está cansado de sus ausencias, de sus<br />

viajes a raíz de su trabajo de periodista, ya que quiere a una mujer<br />

ama de casa; ya gana él para los dos. Pero ella quiere su libertad y no<br />

está dispuesta a renunciar a su independencia. Feisal le dice que viene<br />

de los Emiratos Árabes, que ha estado una temporada en Argel y que<br />

luego ha ido a Estados Unidos donde ha estudiado y que, de<br />

momento, trabaja como piloto en una gran compañía aerea<br />

americana. Ahora está de vacaciones (así le comenta) y va a España<br />

para recorrer el sur de la península, que ya conoce, y donde se<br />

encuentra muy bien. Se intercambian el número del móvil por si<br />

acaso quieren volver a verse para tomar un aperitivo.<br />

51


Nada más bajar del avión, aunque tiene algunas dudas, Ester le<br />

propone ir a su hotel para tomar un refresco. No quiere perderlo y<br />

quiere aprovechar la ocasión aunque sea solo por una noche.<br />

Llegados en la habitación, se miran a los ojos y terminan besándose.<br />

El deseo estalla más fuerte que nunca, se desnudan con frenesí,<br />

sin vergüenza, sin pensarlo ni un instante, sin dejar de mirarse a los<br />

ojos. Tiemblan, se aman, gozan inmensamente. Nunca lo dejarían, y<br />

en la noche estallan gritos de amor.<br />

Ella ha perdido la cabeza por él; cuando sus manos la acarician<br />

su cuerpo siente ganas de explotar, sus besos hacen que ya no quiera<br />

resistirse, sus ojos negros clavados en ella son su drama más mortal,<br />

son su perdición y hacen que se le entregue por completo. Ya no<br />

piensa en su libertad, en que quiere ser una mujer independiente sino<br />

en que ha quemado la bandera de su libertad, haría cualquier cosa que<br />

le propusiera. Pero, en el fondo, su parte racional sabe que es algo<br />

imposible. Intuye que él le oculta algo. Lo que le ha contado por<br />

algún raro motivo, debido quizás a su mirada a veces huidiza, al uso<br />

de agunas palabras que, sin que se dé cuenta, le traicionan, o a<br />

insignificantes vacilaciones, le han parecido mentira, incluso porque<br />

ha dejado en el misterio muchas facetas de su vida, de su origen. Pero<br />

el deseo ha sido más fuerte. Ester, acostumbrada a leer lo que está<br />

detrás de las palabras, piensa que anda metido en algún lío. No sabe<br />

en qué trabaja, de dónde realmente es; en otras palabras, ¿qué quiere<br />

en realidad? Algo no le queda claro. Se separan y no quedan para<br />

verse otra vez.<br />

Inesperadamente, vuelven a encontrarse en un lugar<br />

desconocido y se preguntan qué tal su estancia en Madrid. Ester le<br />

cuenta que había ido al desfile de la moda y que de repente vinieron<br />

muchos policías y ambulancias a causa de un loco que con una<br />

metralleta había intentado matar a unas modelos mediorientales por<br />

52


descaradas. En el tiroteo con la policía, el «loco», que era Feisal,<br />

falleció y junto a él murieron más personas a causa de balas perdidas.<br />

Estaban en el más allá.<br />

Tema musical: Bello e impossibile de Gianna Nannini, cantautora<br />

toscana nacida en Siena en 1956 e interprete del mismo. Las<br />

referencias utilizadas en el texto pertenecen a la versión española<br />

cantada por la misma G. Nannini y se encuentra en You Tube.<br />

Buscar: Bello e impossibile di Gianna Nannini (versione in spagnolo).<br />

En Spotify se encuentra en italiano.<br />

Siempre he escuchado la música de Gianna Nannini que me gusta<br />

muchísimo en cuanto parece despertar la energía de las personas. En<br />

los conciertos es pura fuerza, no para nunca y te absorbe<br />

completamente. En su recorrido musical pasa del rock al melódico<br />

(años ochenta) y vuelve al rock en los ’90. Con el disco Profumo (de<br />

1986), que contiene Bello e impossibile, obtiene el disco de platino.<br />

María Gracia Scelfo (Roma, Italia)<br />

http://mgscelfo.blogspot.com.es/<br />

53


Nuestros libros<br />

«Buffet Libre» (2015) y «El tiempo y la vida» (2016)<br />

disponibles en AMAZON, en versiones papel y digital<br />

Dos libros de relatos y microrrelatos<br />

con la participación de escritores habituales<br />

de la revista VALENCIA ESCRIBE<br />

¡Hemos tirado los precios!<br />

54


Nuestra próxima criatura is coming...<br />

55


Still life flower gerbera glasses book – Yotka (Polonia)<br />

https://500px.com/yotka<br />

56


Libros de nuestras/os colaboradores<br />

«Instants de silenci/Instantes de silencio», María Luisa Pérez.<br />

Ediciones Contrabando<br />

Dedicado a su familia y amigos y acompañado por cuatro<br />

magníficas obras de Amparo Berenguer, el poemario bilingüe de<br />

Maria Luisa Pérez atraviesa una tríada de realidades: el silencio, la<br />

memoria y la nostalgia. La artista alcoyana cambia los pinceles por<br />

un lápiz y dibuja aquí su espacio íntimo. Buscando «el territorio<br />

oculto de las palabras», la poeta comparte soledad y melancolía. La<br />

cotidianidad de la experiencia (Cosas mías, Naturaleza, Recuerdos)<br />

desemboca al final en los instantes de silencio de unos poetas amados<br />

(Dicen), iluminando el jardín de la autora.<br />

(Texto de Denise Blais)<br />

57


Palabras en la basura<br />

Alberto Basterrechea, «Neorrabioso»<br />

http://neorrabioso.blogspot.com.es/<br />

58


Números anteriores de Valencia Escribe<br />

Número 23 (Abril 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55357609/ve-23-abril<br />

Número 24 (Mayo 20165)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55463300/ve-24-mayo<br />

Número 25 (Junio 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55598725/ve-25-junio<br />

Número 26 (Octubre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/55984583/ve-26-octubre<br />

Número 27 (Noviembre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/56195419/ve-27-noviembre<br />

Número 28 (Diciembre 2016)<br />

https://www.yumpu.com/es/document/view/56449121/ve-28-diciembre<br />

Número 29 (Enero <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/56611987/ve-29-enero<br />

Número 30 (Febrero <strong>2017</strong>)<br />

http://www.yumpu.com/es/document/view/56798796/ve-30-febrero<br />

NOTA: Enlaces de descarga en el interior de cada revista<br />

59


Valencia Escribe en las redes<br />

Os recordamos que en nuestro muro de Facebook Valencia<br />

Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatorias de<br />

concursos literarios que os podrían interesar<br />

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para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe<br />

Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las<br />

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La foto de Miguel<br />

Estany d`Almenara (Castelló) - Miguel García Rodríguez (Valencia)<br />

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