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CANNAHISTORIA
EL VERANO DE LA LATA EN BRASIL Y URUGUAY
Presumiblemente en septiembre de
1987, 20 toneladas con marihuana
tailandesa prensada en latas fueron
arrojadas al mar desde el navío Solana
Star, de bandera panameña, en las
cercanías de Río de Janeiro. Hay más
sombras que luces en esta historia y
una cantidad impresionante de mitos,
pero algunos hechos son seguros.
Miles de latas de kilo y medio se desparramaron
por el Atlántico Sur desde
la ciudad carioca, hasta por lo menos
Shangrilá. En Brasil el episodio fue
conocido como el Verano de la Lata,
y el término da lata (de la lata) dejó
de representar para los jóvenes el
contenido de un producto envasado y
pasó a significar algo bueno, bueno de
verdad, algo genial, algo da lata.
1987: CUANDO
EL OCÉANO
ATLÁNTICO
SE LLENÓ DE
MARIHUANA
En el verano de 1987/1988,
las playas de Río de Janeiro
se llenaron de cannabis. Un
carguero apretado por la CIA
tiró miles de toneladas de
cannabis envasado en latas
cerca de la costa brasilera.
Esas latas llenas de marihuana
causaron furor en toda la
costa sur brasilera y llegaron
también a la costa uruguaya.
por Guillermo Garat
Tapa del libro Verão da Lata, de Wilson Aquino.
El barco carguero Solana Star había
zarpado de Australia, pasó por
Singapur en abril de 1987, hizo escala
en África del Sur y luego rumbeó hacia
el puerto de Angra dos Reis, en Río de
Janeiro. Su destino final sería Miami,
pero, al parecer, un desperfecto en sus
motores obligó al capitán a fondear
en Río de Janeiro sin poder completar
a tiempo su penúltima parada en el
noreste brasilero, escribió en O verâo
das latas de Maconha: o Processo,
el abogado Wanderley Rebello Filho,
que defendió al único tripulante que
se quedó en el barco cuando la policía
lo allanó.
Aunque los detalles de cómo se esparcieron
miles de latas cerradas al vacío
en el océano Atlántico no se conocen
cabalmente, aquella marihuana
es recordada por su alta potencia.
Principalmente en Brasil, pero también
en Uruguay, abundan los relatos
de aquel regalo que traía Iemanjá
(Orishá, diosa del mar en Brasil) sin
pedir nada a cambio. La diosa bendijo
a grandes localidades como São
Paulo, Río de Janeiro y Floripa, pero
también a pequeñas ciudades como
Santa Vitória do Palmar en las costas
de Río Grande do Sul, a 20 kilómetros
de Uruguay.
Por supuesto que la plaza uruguaya
fue invadida por aquel fumo en tiempos
donde no era tan sencillo encontrar
marihuana día a día. En Montevideo
todavía no había dealers, sino algunos
amigos que hacían una colecta para ir a
buscar marihuana a Brasil o Argentina.
Aquel producto que llegaba enlatado
en la costa era gomoso, amarronado,
difícil de picar; resultaba muy generoso,
con un ‘finito’, un pequeño porro,
era muy fácil conseguir un estado casi
de ensoñación para todo un grupo. Su
fama creció en Brasil y en Uruguay.
Algunos uruguayos juran haber visto
las latas, los surfistas en Shangrilá, a
veintipocos kilómetros de Montevideo,
sacaron latas también. Hubo quien las
pescó en Cabo Polonio, a menos de una
hora de la frontera con Brasil. Pero
no todos tuvieron la misma suerte a
pesar de la paciencia en la búsqueda
que se extendió por toda la costa este
del Uruguay. El faso de la lata llegó a
Montevideo por las redes de gente que