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“NUNCA PENSARON<br />
QUE AQUELLOS<br />
OBJETOS<br />
DESTELLANTES QUE<br />
FLOTABAN COMO<br />
TENTEMPIÉ EN EL<br />
MAR TUVIERAN<br />
CANNABIS EN SU<br />
INTERIOR”<br />
había estado ese verano en Brasil y<br />
algunos que la vendían al menudeo a<br />
un precio sensiblemente superior a las<br />
demás variedades.<br />
A partir de septiembre de 1987, las<br />
latas fueron llegando tímidamente a la<br />
costa brasilera. Los pescadores artesanales<br />
fueron los primeros en recoger<br />
aquella dádiva brillante ante el<br />
picante sol primaveral carioca. Nunca<br />
pensaron que aquellos objetos destellantes<br />
que flotaban como tentempié<br />
en el mar tuvieran cannabis en su<br />
interior, lo primero que supusieron<br />
muchos fue que eran latas de conserva<br />
de alimentos. Cuando los surfistas<br />
se enteraron del contenido de<br />
aquellas chapas, la locura creció, no<br />
corrieron más olas, corrían latas hasta<br />
que no quedó ni una sola. Los que<br />
no pescaban ni surfeaban, compraban<br />
binoculares para ver el resplandor de<br />
las latas desde tierra y avisar a los<br />
calificados navegantes siempre listos.<br />
Las hojalatas selladas al vacío llegaban<br />
en un momento de escasez de<br />
marihuana en Río de Janeiro; la que se<br />
conseguía era cara y de mala calidad.<br />
Aquella conserva tailandesa contenía<br />
una variedad de marihuana que nunca<br />
se había probado en esas latitudes.<br />
Los que la fumaban quedaban colocados<br />
de verdad, nunca habían probado<br />
algo así y nunca volverían a sentir<br />
aquel sopor; algunos se aventuraron a<br />
compararla con el opio. Era especial,<br />
espacial. Pescadores y surfistas en<br />
Brasil la vendían muy barata, además.<br />
El caso llegó a los medios de comunicación<br />
de todo Brasil, mientras que<br />
en Uruguay ni los medios ni la policía<br />
parecen haberse enterado. La policía<br />
brasilera organizó la operación “cazalatas”<br />
por aire, mar y tierra, pero los<br />
resultados no fueron muchos. Tampoco<br />
tenían respuestas para la opinión pública<br />
sobre cómo había llegado aquello<br />
y el entorpeciente seguía apareciendo<br />
cada vez más al sur, empujado por las<br />
corrientes oceánicas. La policía capturó<br />
unas 800 latas en todo el litoral y advirtió<br />
a pescadores, surfistas y curiosos que<br />
guardaban el fumo en sus hogares, que<br />
tenían plazo para entregarlo; vencido<br />
ese día, comenzarían las investigaciones.<br />
Algunos usuarios fueron a la cárcel.<br />
El 8 de agosto de 1987 el Departamento<br />
de Policía Federal de Río de Janeiro<br />
recibió un télex de un agente de la DEA<br />
que trabajaba en tierras brasileras. En<br />
la comunicación, que nunca se dio a<br />
conocer, pero que la policía juró ante<br />
un juez que existía, se alertaba que la<br />
embarcación estaba transportando 22<br />
toneladas de maconha en aguas territoriales<br />
brasileras y que se acercaba a<br />
47<br />
La marihuana decomisada por la policía. Foto del libro Verão da Lata, de Wilson Aquino.<br />
su costa. La fragata Independencia de<br />
la Marina de Guerra salió al cruce de los<br />
supuestos traficantes internacionales<br />
orientando su proa hacia las coordenadas<br />
que la DEA les había proporcionado.<br />
Pero no encontraron nada. Sumaron<br />
a la búsqueda otra embarcación de la<br />
Policía Federal y al destructor Sergipe,<br />
pero tampoco detectaron rastro alguno<br />
del Solana Star, pese a que estuvieron<br />
semanas tras la máquina y su tripulación.<br />
Mientras aquellas embarcaciones<br />
buscaban el buque de 41 metros de eslora,<br />
los federales y la Marina de Guerra<br />
inspeccionaban la costa carioca. Pero<br />
seguían sin encontrar nada.<br />
Por extraño que parezca, el Solana<br />
Star estaba anclado desde el 9 de