El zumbido de la tetera la saca del ensimismamiento. Mira a Aurora que se ha quedado dormida en el mismo sofá que amantó su infancia. Por el que de nuevo se deja abrigar cuando la visita. El cuadro enmarcado en su memoria reaparece resplandeciente: el instante en que se cruzan, con las miradas mudadas, por el camino de la reconciliación. Con el deseo compartido de seguir creciendo juntas aunque por carreteras separadas. Alertas para no tropezar con las mismas piedras. Conscientes de que habrá otras nuevas. Seguras de que las examinarán con cautela cuando las vean rodar. RR <strong>Excodra</strong> <strong>XXXV</strong> 12 <strong>La</strong> <strong>descendencia</strong>
¿Cómo sería? Fran Norte Pasan cada mañana, sobre las nueve, un poco antes, saliendo juntas de su edificio. No sé si viven juntas, si son hermanas, o amigas que comparten el alquiler o viven su amistad coincidiendo en el mismo bloque de pisos. Son hermosas. Pero con esa hermosura que desprende cierto aire de crueldad, de ser conscientes del poder de su belleza, de su atracción hacia a los demás, manipulables hacia sus intereses si hicieran uso de esas artes hacia sí. Parecen muy jóvenes, rondando los veinte años, tal vez. Una es rubia y la otra es morena. <strong>La</strong> morena, de pelo liso, largo, como una tela suave y brillante, tiene unos pechos demasiado vibrantes. Se ven rígidos, curvos, como si siempre tuvieran una lámina de agua que los recubre y sustenta, con pequeños y firmes pezones coronando la cúspide. Es realmente una mujer muy erótica. Su cara es suave también y viva, de nariz algo egipcia. Sus ojos parecen marrones. El culo es menudo y gracioso, un cuerpo a mitad de camino entre la serpiente y el gorrión. He soñado varias veces con ella pero he fantaseado mucho más, despierto, sorbiendo un café, entre sueños, dando vueltas en la guerra con la almohada de las noches muy largas, en esa tibia duermevela de las ensoñaciones calientes, haciéndole el amor. Le iba quitando la ropa lentamente, besándole poco a poco la piel que iba descubriendo. Ella respiraría agitada, extasiada, acariciándome la nuca, el cabello, los brazos que la iban desnudando, queriendo recibirme, invitando y aceptando la invitación del sexo. <strong>La</strong> imagino ya desnuda, agachándose con rodilla al suelo, desabrochándome el pantalón, sacándome despacio la polla de los calzoncillos, metiéndosela entera en la boca, lenta, cálida, subiendo, bajando, meciendo, ardiendo, ayudándose con una mano y con la otra haciendo fuerza por la espalda y las nalgas marcando ritmos inversos hasta notar mi clímax y mi descarga de semen llegando y deslizándose por su garganta. <strong>La</strong> <strong>descendencia</strong> 13 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXV</strong>