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palabras_de_vida_del_gran_maestro EGW

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lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un <strong>de</strong>seo sincero, por débil que sea, <strong>de</strong> llegar a Dios, sin que el Espíritu <strong>de</strong><br />

Dios vaya a su encuentro. Aun antes <strong>de</strong> que la oración sea pronunciada, o el anhelo <strong>de</strong>l corazón sea dado a conocer,<br />

la gracia <strong>de</strong> Cristo sale al encuentro <strong>de</strong> la gracia que está obrando en el alma humana.<br />

Vuestro Padre celestial os quitará los vestidos manchados por el pecado. En la hermosa profecía parabólica <strong>de</strong><br />

Zacarías, el sumo sacerdote Josué, que estaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l ángel <strong>de</strong>l Señor vestido con vestimentas viles, representa<br />

al pecador. Y el Señor dice: "Quitales esas vestimentas viles. Y a él dijo: Mira que he hecho pasar tu pecado <strong>de</strong> ti, y<br />

te hecho vestir <strong>de</strong> ropas <strong>de</strong> gala... Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y vistiéronle <strong>de</strong> ropas".*<br />

Precisamente así os vestirá Dios con "vestidos <strong>de</strong> salud", y os cubrirá con el "manto <strong>de</strong> justicia". "Bien que fuisteis<br />

echados entre los tiestos, seréis como las alas <strong>de</strong> la paloma cubierta <strong>de</strong> plata, y sus plumas con amarillez <strong>de</strong> oro".*<br />

"El os llevará a su casa <strong>de</strong> banquete, y su ban<strong>de</strong>ra que flameará sobre vosotros será amor".* "Si anduvieres por mis<br />

caminos -<strong>de</strong>clara él-, entre éstos que aquí están te daré plaza",* aun entre los santos ángeles que ro<strong>de</strong>an su trono.<br />

163<br />

"Como el gozo <strong>de</strong>l esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo". "El salvará; gozaráse sobre ti con<br />

alegría, callará <strong>de</strong> amor, se regocijará sobre ti con cantar".* Y el cielo y la tierra se unirán en el canto <strong>de</strong> regocijo <strong>de</strong>l<br />

Padre: "Porque éste mi hijo muerto era, y ha revivido; habíase perdido, y es hallado".<br />

Hasta esta altura, en la parábola <strong>de</strong>l Salvador no hay ninguna nota discordante que rompa la armonía <strong>de</strong> la escena <strong>de</strong><br />

gozo; pero ahora Cristo introduce otro elemento. Cuando el pródigo vino al hogar, "su hijo el mayor estaba en el<br />

campo; el cual como vino, y llegó cerca <strong>de</strong> casa, oyó la sinfonía y las danzas; y llamando a uno <strong>de</strong> los criados,<br />

preguntóle qué era aquello. Y él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha muerto el becerro grueso, por haberle<br />

recibido salvo. Entonces se enojó, y no quería entrar". Este hermano mayor no había compartido la ansiedad y los<br />

<strong>de</strong>svelos <strong>de</strong> su padre por el que estaba perdido. No participa, por lo tanto, <strong>de</strong>l gozo <strong>de</strong>l padre por el regreso <strong>de</strong>l<br />

extraviado. Los cantos <strong>de</strong> regocijo no encien<strong>de</strong>n ninguna alegría en su corazón. Inquiere <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los siervos la<br />

razón <strong>de</strong> la fiesta, y la respuesta excita sus celos. No irá a dar la bienvenida a sus hermano perdido. Consi<strong>de</strong>ra como<br />

un insulto a su persona el favor mostrado al pródigo.<br />

Cuando el padre sale a reconvenirlo, se revelan el orgullo y la malignidad <strong>de</strong> su naturaleza. Presenta su propia <strong>vida</strong><br />

en la casa <strong>de</strong> sus padre como una rutina <strong>de</strong> servicio no recompensado, y coloca entonces en mezquino contraste el<br />

favor manifestado al hijo recién llegado. Aclara el hecho <strong>de</strong> que su propio servicio ha sido el <strong>de</strong> un siervo más bien<br />

que el <strong>de</strong> un hijo. Cuando hubiera <strong>de</strong>bido hallar gozo perdurable en la presencia <strong>de</strong> su padre, su mente <strong>de</strong>scansaba en<br />

el provecho que provendría <strong>de</strong> su <strong>vida</strong> pru<strong>de</strong>nte. Sus <strong>palabras</strong> revelan que por esto él se ha privado <strong>de</strong> los placeres<br />

<strong>de</strong>l pecado. Ahora si este hermano ha <strong>de</strong> compartir los 164 dones <strong>de</strong> su padre, el hijo mayor se consi<strong>de</strong>ra agraviado.<br />

Envidia el favor mostrado a su hermano. Demuestra claramente que si él hubiese estado en lugar <strong>de</strong> su padre, no<br />

hubiera recibido al pródigo. Ni aun lo reconoce como a un hermano, sino que habla fríamente <strong>de</strong> él como "tu hijo".<br />

No obstante, el padre arguye tiernamente con él. "Hijo -dice-, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son<br />

tuyas". A través <strong>de</strong> todos estos años <strong>de</strong> la <strong>vida</strong> perdida <strong>de</strong> tu hermano, ¿no has tenido el privilegio <strong>de</strong> gozar <strong>de</strong> mi<br />

compañía?<br />

Todas las cosas que podían contribuir a la felicidad <strong>de</strong> sus hijos estaban a su entera disposición. El hijo no<br />

necesitaba preocuparse <strong>de</strong> dones o recompensas. "Todas mis cosas son tuyas". Necesitas solamente creer en mi<br />

amor, y tomar los dones que se te otorgan liberalmente.<br />

Un hijo se había ido por algún tiempo <strong>de</strong> la casa, no discerniendo el amor <strong>de</strong>l padre. Pero ahora ha vuelto, y una<br />

corriente <strong>de</strong> gozo hace <strong>de</strong>saparecer todo pensamiento <strong>de</strong> <strong>de</strong>sasosiego. "Este tu hermano muerto era, y ha revivido;<br />

habíase perdido, y es hallado".<br />

¿Se logró que el hermano mayor viera su propio espíritu vil y <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cido? ¿Llegó a ver que aunque su hermano<br />

había obrado perversamente, era todavía su hermano? ¿Se arrepintió el hermano mayor <strong>de</strong> sus celos y <strong>de</strong> la dureza<br />

<strong>de</strong> sus corazón? Concerniente a esto, Cristo guardó silencio. Porque la parábola todavía se estaba <strong>de</strong>sarrollando, y a<br />

sus oyentes les tocaba <strong>de</strong>terminar cuál sería el resultado.<br />

El hijo mayor representaba a los impenitentes judíos <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Cristo, y también a los fariseos <strong>de</strong> todas las<br />

épocas que miran con <strong>de</strong>sprecio a los que consi<strong>de</strong>ran como publicanos y pecadores. Por cuanto ellos mismos no han

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