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colocará a todo estudiante que sea un hacedor <strong>de</strong> la palabra, en un campo <strong>de</strong> pensamiento más amplio, y le asegurará<br />
una imperece<strong>de</strong>ra riqueza <strong>de</strong> conocimiento.<br />
La educación que pue<strong>de</strong> obtenerse por el escudriñamiento <strong>de</strong> las Escrituras, es un conocimiento experimental <strong>de</strong>l<br />
plan <strong>de</strong> la salvación. Tal educación restaurará la imagen <strong>de</strong> Dios en el alma. Fortalecerá y vigorizará la mente contra<br />
la tentación, y habilitará al estudiante para ser un colaborador <strong>de</strong> Cristo en su misión <strong>de</strong> misericordia al mundo. Lo<br />
convertirá en un miembro <strong>de</strong> la familia celestial, y lo preparará para compartir la herencia <strong>de</strong> los santos en luz.<br />
Pero el que enseña verda<strong>de</strong>s sagradas pue<strong>de</strong> impartir únicamente aquello que él mismo conoce por experiencia. "El<br />
sembrador salió a sembrar su semilla".* Cristo enseñó la verdad porque él era la verdad. Su propio pensamiento, su<br />
carácter, la experiencia <strong>de</strong> su <strong>vida</strong>, estaban encarnados en su enseñanza. Tal <strong>de</strong>be ocurrir con sus siervos: aquellos<br />
que quieren enseñar la Palabra han <strong>de</strong> hacer <strong>de</strong> ella algo propio mediante una experiencia personal. Deben saber qué<br />
significa tener a Cristo hecho para ellos sabiduría y justificación y santificación y re<strong>de</strong>nción. Al presentar a los<br />
<strong>de</strong>más la Palabra <strong>de</strong> Dios, no han <strong>de</strong> hacerla aparecer como algo supuesto o un "tal vez". Deben <strong>de</strong>clarar con el<br />
apóstol Pedro: "No os hemos dado a conocer... fábulas 25 por arte compuestas; sino como habiendo con nuestros<br />
propios ojos visto su majestad".* Todo ministro <strong>de</strong> Cristo y todo <strong>maestro</strong> <strong>de</strong>ben po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir con el amado Juan:<br />
"Porque la <strong>vida</strong> fue manifestada, y vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella <strong>vida</strong> eterna, la cual estaba con el<br />
Padre, y nos ha aparecido".*<br />
El terreno. Junto al camino<br />
Aquello a lo cual se refiere principalmente la parábola <strong>de</strong>l sembrador es el efecto producido en el crecimiento <strong>de</strong> la<br />
semilla por el suelo en el cual se echa. Mediante esta parábola Cristo <strong>de</strong>cía prácticamente a sus oyentes: No es<br />
seguro para vosotros <strong>de</strong>tenemos y criticar mis obras o albergar <strong>de</strong>sengaño, porque ellas no satisfacen vuestras i<strong>de</strong>as.<br />
El asunto <strong>de</strong> mayor importancia para vosotros es: ¿cómo trataréis mi mensaje? Dé vuestra aceptación o<br />
rechazamiento <strong>de</strong> él, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> vuestro <strong>de</strong>stino eterno.<br />
Explicando lo referente a la semilla que cayó a la vera <strong>de</strong>l camino, dijo: "Oyendo cualquiera la palabra <strong>de</strong>l reino, y<br />
no entendiéndola, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado junto al<br />
camino".<br />
La semilla sembrada a la vera <strong>de</strong>l camino representa la palabra <strong>de</strong> Dios cuando cae en el corazón <strong>de</strong> un oyente<br />
<strong>de</strong>satento. Semejante al camino muy trillado, pisoteado por los pies <strong>de</strong> los hombres y las bestias, es el corazón que<br />
llega a transformarse en un camino para el tránsito <strong>de</strong>l mundo, sus placeres y pecados. Absorta en propósitos<br />
egoístas y pecaminosas complacencias, el alma está endurecida "con engaño <strong>de</strong> pecado".* Las faculta<strong>de</strong>s espirituales<br />
se paralizan. Los hombres oyen la palabra, pero no la entien<strong>de</strong>n. No disciernen que se aplica a ellos mismos. No se<br />
dan cuenta <strong>de</strong> sus necesida<strong>de</strong>s y peligros. No perciben el amor <strong>de</strong> Cristo, y pasan por alto el mensaje <strong>de</strong> su gracia<br />
como si fuera algo que no les concerniese. 26<br />
Como los pájaros están listos para sacar la semilla <strong>de</strong> junto al camino, Satanás está listo para quitar <strong>de</strong>l alma las<br />
semillas <strong>de</strong> verdad divina. El teme que la Palabra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>spierte al <strong>de</strong>scuidado y produzca efecto en el corazón<br />
endurecido. Satanás y sus ángeles se encuentran en las reuniones don<strong>de</strong> se predica el Evangelio. Mientras los<br />
ángeles <strong>de</strong>l cielo tratan <strong>de</strong> impresionar los corazones con la Palabra <strong>de</strong> Dios, el enemigo está alerta para hacer que<br />
no surta efecto. Con un fervor solamente igualable a su malicia, trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>sbaratar la obra <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios.<br />
Mientras Cristo está atrayendo al alma por su amor, Satanás trata <strong>de</strong> <strong>de</strong>sviar la atención <strong>de</strong>l que es inducido a buscar<br />
al Salvador. Ocupa la mente con planes mundanos. Excita la crítica, o insinúa la duda y la incredulidad. La forma en<br />
que el orador escoge su lenguaje o sus maneras pue<strong>de</strong>n no agradar a los oyentes, y se espacian en estos <strong>de</strong>fectos. Así<br />
la verdad que ellos necesitan y que Dios les ha enviado misericordiosamente, no produce ninguna impresión<br />
dura<strong>de</strong>ra.<br />
Satanás tiene muchos ayudantes. Muchos que profesan ser cristianos están ayudando al tentador a arrebatar las<br />
semillas <strong>de</strong> verdad <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. Muchos que escuchan la predicación <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios hacen <strong>de</strong><br />
ella el objeto <strong>de</strong> sus críticas en el hogar. Se sientan para juzgar el sermón como juzgarían las <strong>palabras</strong> <strong>de</strong> un<br />
conferenciante mundano o un orador político. Se espacian en comentarios triviales o sarcásticos sobre el mensaje<br />
que <strong>de</strong>be ser consi<strong>de</strong>rado como la palabra <strong>de</strong>l Señor dirigida a ellos. Se discuten libremente el carácter, los motivos<br />
y las acciones <strong>de</strong>l pastor, así como la conducta <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más miembros <strong>de</strong> la iglesia. Se pronuncian juicios severos,<br />
se repiten chismes y calumnias, y esto a oídos <strong>de</strong> los inconversos. A menudo los padres conversan <strong>de</strong> estas cosas a