13.07.2017 Views

palabras_de_vida_del_gran_maestro EGW

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propios afectos resplan<strong>de</strong>cerán con más divino fervor; nuestra <strong>vida</strong> cristiana toda será más real, más ferviente, más<br />

llena <strong>de</strong> oración.<br />

El valor <strong>de</strong>l hombre se estima en el cielo <strong>de</strong> acuerdo con la capacidad que el corazón tiene <strong>de</strong> conocer a Dios. Este<br />

conocimiento es la fuente <strong>de</strong> la cual fluye todo po<strong>de</strong>r. Dios creó al hombre <strong>de</strong> manera que toda facultad pudiera ser<br />

la facultad <strong>de</strong> la mente divina; y está siempre tratando <strong>de</strong> asociar la mente humana con la divina. El nos ofrece el<br />

privilegio <strong>de</strong> cooperar con Cristo en la obra <strong>de</strong> revelar su gracia al mundo, a fin <strong>de</strong> que podamos recibir un<br />

conocimiento mayor <strong>de</strong> las cosas celestiales. Mirando a Jesús obtenemos vislumbres más claras y distintas <strong>de</strong> Dios,<br />

y Por la contemplación somos transformados. La bondad, el amor por nuestros semejantes, llega a ser nuestro<br />

instinto natural. 290 Desarrollamos un carácter que será la copia <strong>de</strong>l carácter divino. Creciendo a su semejanza,<br />

ampliamos nuestra capacidad <strong>de</strong> conocer a Dios. Entramos cada vez en mayor relación con el mundo celestial, y<br />

llegamos a poseer un po<strong>de</strong>r creciente para recibir las riquezas <strong>de</strong>l conocimiento y la sabiduría <strong>de</strong> la eternidad.<br />

Un solo talento<br />

El hombre que recibió un solo talento, "fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero <strong>de</strong> su Señor".<br />

El que había recibido el menor don fue el que <strong>de</strong>jó su talento sin aprovechar. Aquí se da una amonestación a todos<br />

los que sienten que la pequeñez <strong>de</strong> sus dones los excusa <strong>de</strong> presentar servicio a Cristo. Si pudieran hacer algo<br />

<strong>gran</strong><strong>de</strong>, cuán gozosamente lo empren<strong>de</strong>rían; pero <strong>de</strong>bido a que sólo pue<strong>de</strong>n servir en cosas pequeñas, creen que<br />

están justificados por no hacer nada. En esto se equivocan. El Señor está probando el carácter en la manera en que<br />

distribuye los talentos. El hombre que <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> aprovechar su talento <strong>de</strong>muestra que es un siervo infiel. Si hubiera<br />

recibido cinco talentos, los habría enterrado lo mismo como enterró el único que recibió. El <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> un solo<br />

talento mostró que <strong>de</strong>spreciaba los dones <strong>de</strong>l cielo.<br />

"El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel".* La importancia <strong>de</strong> las cosas pequeñas es a mentido<br />

menospreciada a causa <strong>de</strong> su pequeñez; pero ellas proveen una <strong>gran</strong> parte <strong>de</strong> la actual disciplina <strong>de</strong> la <strong>vida</strong>. En<br />

realidad no hay nada que no sea esencial en la <strong>vida</strong> cristiana. El edificio <strong>de</strong> nuestro carácter se verá lleno <strong>de</strong> riesgos<br />

si menospreciamos la importancia <strong>de</strong> las cosas pequeñas."El que en lo muy poco es injusto, también en lo más es<br />

injusto".* Por la infi<strong>de</strong>lidad en los <strong>de</strong>beres más pequeños, el hombre roba a su Hacedor el servicio que le <strong>de</strong>be. Esta<br />

infi<strong>de</strong>lidad tiene su reacción sobre él mismo. No obtiene la gracia, el po<strong>de</strong>r y la fortaleza <strong>de</strong> carácter que pue<strong>de</strong>n<br />

291alcanzarse mediante una entrega sin reservas a Dios. Al vivir apartado <strong>de</strong> Cristo está sujeto a las tentaciones <strong>de</strong><br />

Satanás, y comete equivocaciones en su obra por el Maestro. Por causa <strong>de</strong> que no es guiado por los <strong>de</strong>bidos<br />

principios en las cosas pequeñas, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Dios en los asuntos <strong>de</strong> mayor importancia que él consi<strong>de</strong>ra<br />

como su obra especial. Los <strong>de</strong>fectos acariciados al tratar con los <strong>de</strong>talles menores <strong>de</strong> la <strong>vida</strong>, pasan a los asuntos más<br />

importantes. Actúa según los principios a los cuales se ha acostumbrado. Así las acciones repetidas forman los<br />

hábitos, los hábitos forman el carácter, y por el carácter se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>stino para el tiempo y la eternidad.<br />

Únicamente merced a la fi<strong>de</strong>lidad en las cosas pequeñas pue<strong>de</strong> el alma prepararse para actuar con fi<strong>de</strong>lidad en las<br />

responsabilida<strong>de</strong>s mayores. Dios puso a Daniel y a sus compañeros en relación con los <strong>gran</strong><strong>de</strong>s hombres <strong>de</strong><br />

Babilonia, a fin <strong>de</strong> que estos paganos pudieran llegar a familiarizarse con los principios <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra religión. En<br />

medio <strong>de</strong> una nación <strong>de</strong> idólatras, Daniel había <strong>de</strong> representar el carácter <strong>de</strong> Dios. ¿Cómo llegó él a estar preparado<br />

para un puesto <strong>de</strong> tanta confianza y honor? Fue su fi<strong>de</strong>lidad en las cosas pequeñas lo que le dio carácter a su <strong>vida</strong><br />

entera. El honraba a Dios en los <strong>de</strong>beres más pequeños, y el Señor cooperaba con él. Dios dio a Daniel y a sus<br />

compañeros "conocimiento e inteligencia en todas letras y ciencia: mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y<br />

sueños".*<br />

Así como Dios llamó a Daniel para que le fuera testigo en Babilonia, él nos llama a nosotros para que le seamos<br />

testigos en el mundo hoy día. Tanto en los pequeños como en los más <strong>gran</strong><strong>de</strong>s asuntos <strong>de</strong> la <strong>vida</strong> él <strong>de</strong>sea revelar a<br />

los hombres los principios <strong>de</strong> su reino.<br />

Durante su <strong>vida</strong> en la tierra, Cristo enseñó la lección <strong>de</strong> la atención cuidadosa que <strong>de</strong>be dispensarse a las cosas<br />

pequeñas. La <strong>gran</strong> obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción pesaba continuamente 292 sobre su alma. Mientras enseñaba y sanaba, todas<br />

las energías <strong>de</strong> su mente y su cuerpo eran esforzadas hasta el límite; no obstante notaba las cosas más sencillas <strong>de</strong> la<br />

<strong>vida</strong> y la naturaleza. Sus lecciones más instructivas fueron aquellas en las cuales, mediante las cosas sencillas <strong>de</strong> la<br />

naturaleza, ilustró las <strong>gran</strong><strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios. No pasó por alto las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l más humil<strong>de</strong> <strong>de</strong> sus<br />

siervos. Su oído oía cada clamor <strong>de</strong> necesidad. Estaba atento al toque <strong>de</strong> la mujer enferma aun en medio <strong>de</strong> la

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