LOS_ANUNNAKIS_CREADORES_DE_LA_ESPECIE_HUMANA

quedaron irreconocibles, sus cabellos y uñas se caían, la loza se rompía espontáneamente
y las aves vieron decolorados su plumaje… los soldados se arrojaron a
los ríos para lavar su equipaje y lavarse ellos mismos… el sol pareció temblar, y
el universo se cubrió de calor. Las aguas hirvieron, los animales comenzaron a
perecer y los guerreros hostiles cayeron derribados como briznas.
Las fotografías del Sinaí
A todas luces, fueron realizadas desde el espacio siguen mostrando una gigantesca
cavidad y una visible fractura de la superficie de la Tierra allí donde tuvieron
lugar explosiones atómicas hace más de 2000 años
Por toda la zona quedan esparcidas, hoy en día, restos de rocas quemadas, con
una proporción extremadamente inusual de isótopos de uranio-235
Lo cual indica según los expertos, la exposición de estas rocas a un inmenso calor
repentino de origen nuclear
Los textos sumerios cuentan que a finales del tercer milenio A. C, ocurrió una calamidad
como nunca antes se había conocido, una “lluvia de azufre y fuego”
Arrasó con todo y después de eso, un “viento maligno” que emponzoñó las aguas,
marchitó las plantas y mató a todo ser viviente silenciosamente
Estos relatos concuerdan con lo que relata la Tora, concretamente en la parte referida
a Sodoma y Gomorra y lo escrito en la Biblia
La Biblia no es más que una adaptación a posteriori de los textos sumerios, que
por lógica son mucho más antiguos
Según Zecharia Sitchin, la enemistad y enfrentamiento por el control de la zona y
los puertos espaciales, entre Nergal y Marduck era tal, que Nergal decidió utilizar
las “armas de Terror” (armas nucleares), ocultas en algún lugar de Sudáfrica, para
zanjar el posible enfrentamiento de una vez por todas
Anu el rey de Nibiru, (12º planeta) concedió el permiso para tal gesta a Nergal
Desconociendo por completo, las consecuencias que comporta una explosión nuclear,
hizo uso de ellas en el valle del Sinai, allá por el 2024 A.C
Después de las detonaciones vino el “viento maligno”, es decir, radiación, la que
fue extendiéndose hacia el Este, desolando invisiblemente todo lo que abarcó
162