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TAST SETEMBRE-OCUTBRE 2018

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nº21<br />

REVISTA DIGITAL DE LA ASOCIACIÓN DE MAESTROS ROSA SENSAT<br />

DICIEMBRE 2017<br />

latinoamericana<br />

Edita Redacción Coordinación Consejos Apoyos<br />

in-fan-cia<br />

reflexiones pedagógicas<br />

Niños de ninguna parte<br />

sumario<br />

editorial<br />

tema<br />

entrevista<br />

cultura y<br />

expresión<br />

experiencias<br />

reflexiones<br />

pedagógicas<br />

historia de la<br />

educación<br />

los 100<br />

lenguajes<br />

de la infancia<br />

En años pasados, pero que siempre están presentes,<br />

tuve la oportunidad de conocer a Mauro, un niño de 12<br />

años de edad. Nuestro encuentro ocurrió en un aula,<br />

de una escuela pública del municipio de Juiz de Fora.<br />

Una ciudad situada en el interior de Minas Gerais, un<br />

estado de Brasil. Mauro no estaba solo, estaba él y<br />

muchos otros niños. Niños y niñas de varias edades.<br />

Conversábamos sobre lo que es ser un migrante.<br />

Las sillas de plástico estaban dispuestas en círculo,<br />

habían sido ordenadas, minutos antes, por la propia<br />

secretaria de la escuela mientras me esperaba. Eran<br />

las 9 de la mañana de un miércoles del mes de marzo<br />

de 2002. Sentado en una de esas sillas, esperaba que<br />

llegaran los niños. Un contacto previo con la dirección<br />

había confirmado la posibilidad de poder conversar con<br />

ellos.<br />

Los niños y las niñas llegaron con la directora, que<br />

me presentó y les explicó el motivo por el que estaba<br />

allí. Empezamos a conversar, el retraimiento inicial<br />

fue roto por uno de los niños –Mauro– que era<br />

muy extrovertido y siempre tenía alguna historia para<br />

contar. Entre los niños migrantes que la dirección había<br />

seleccionado, estaban también aquellos que habían<br />

dejado la escuela y regresado a ella por motivos de<br />

cambio de barrio. Así, el grupo estaba compuesto por<br />

niños que se encuadraban en el concepto tradicional<br />

de migración entre diferentes zonas geográficas como<br />

es el caso de Taís: “(...) vine de Santos Dumont”. Y<br />

también de Jussara: “(...) yo vivía en Matias Barbosa. 1 ”<br />

Pero también por niños que vivían situaciones<br />

diferentes, como Mauro y Marcos que se mudaron a<br />

varios lugares, pero dentro de la misma ciudad.<br />

Durante las conversaciones terminé preguntando<br />

si sabían lo que era ser migrante y si ellos eran<br />

migrantes. Entre risas y mis explicaciones, algunos<br />

dijeron que sí, otros que no, y fue Mauro quien<br />

comentó que, si habían los migrantes, había también<br />

los “mudantes”, porque ellos no habían venido de otras<br />

ciudades, pero se habían mudado varias veces dentro<br />

de la propia ciudad, y a veces a lugares distantes.<br />

Conocí, así, a los mudantes, que ahora estaban juntos<br />

con los niños migrantes.<br />

Fue con Mauro que descubrí una experiencia más<br />

de movilidad humana con la que se encuentran los<br />

niños. A pesar de las diferentes denominaciones, esos<br />

niños comparten características similares; las causas<br />

de la mudanza van desde la búsqueda de un alquiler<br />

más barato, peleas familiares, cambios de empleo o<br />

desempleo. Cuestiones económicas, políticas, sociales,<br />

climáticas y muchas otras atraviesan sus idas y venidas.<br />

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