VE-44 OCTUBRE 2018
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
La costa mediterránea<br />
El azul del mar inundaba la atmósfera esa mañana de agosto. En<br />
el horizonte, algún velero blanco. La calma absoluta reinaba en el<br />
entorno. Unas gaviotas, con vuelos descendentes, surcaban el otro<br />
azul el del cielo, un poco más luminoso e igualmente hermoso.<br />
—¿Te parece una ensaladilla rusa para empezar?<br />
—Está bien, si te apetece… pero yo prefiero unas bravas.<br />
—Niños, un poco de tranquilidad. Primero a lavaros las manos.<br />
Parece que os hayáis traído toda la arena de la playa.<br />
—¿Me das el menú del día? ¿Todos llevan arroces?<br />
—Pues resulta que mi suegra está empeñada en venir este fin de<br />
semana y aunque le hemos dicho que el apartamento es pequeño,<br />
seguro que se nos presenta con sombrilla incluida.<br />
—Oye, ¿cómo llevas el tema de las preferentes? Un amigo del<br />
trabajo ya ha conseguido que le paguen. Ese bufet es una pasada. Yo<br />
de ti, lo intentaba con ese colectivo. Parece que funciona.<br />
—Te he dicho que los calamares son para compartir. No te<br />
llenes tú el plato que son para todos.<br />
—Oye, ¿te has fijado en la guiri esa del biquini negro que acaba<br />
de sentarse en aquella mesa? Más pequeño imposible.<br />
—Yo querrer paella y sangría. La paella con muchas gambas<br />
please!<br />
—¡Niña, deja ya el telefonito y come. ¡Que así te estás quedando<br />
de canija!<br />
Poco a poco la terraza del restaurante se llena de gente. Muchos<br />
con los bañadores todavía mojados. Otros, con sus cuerpos decorados<br />
con los más variados tatuajes y luciendo músculos de gimnasio diario.<br />
51