Revista Semana Santa de Mérida 2019
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INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL<br />
MÉRIDA I <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> <strong>2019</strong><br />
SALUDAS<br />
“SEMANA SANTA, CRISTIANOS<br />
COFRADES O, COFRADES Y CRISTIANOS”<br />
Pedro Fernán<strong>de</strong>z Amo. Delegado Episcopal para las Hermanda<strong>de</strong>s y Cofradías<br />
La <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> en nuestras parroquias y ciuda<strong>de</strong>s está<br />
llamada a ser la expresión popular más genuina <strong>de</strong>l sentido<br />
religioso <strong>de</strong> un pueblo, el extremeño, que cree en Cristo<br />
Re<strong>de</strong>ntor, muerto y resucitado para salvar a los hombres.<br />
La exteriorización <strong>de</strong> los sentimientos con que compartimos<br />
el dolor <strong>de</strong>l Calvario y el triunfo <strong>de</strong> la Resurrección <strong>de</strong>l Señor,<br />
han ocasionado abundantes composiciones <strong>de</strong> imaginería<br />
y <strong>de</strong>sfiles procesionales en todos los pueblos y ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
la diócesis y provincia.<br />
Cuando el cristiano comparte <strong>de</strong> modo singular los<br />
sentimientos <strong>de</strong> Cristo, no se limita a una pasiva<br />
conmiseración o a una alegría simplemente contagiada;<br />
expresa al mismo tiempo la admiración y adoración <strong>de</strong>l Hijo<br />
<strong>de</strong> Dios hecho Hombre, fiel al Padre hasta la Muerte y Dios<br />
inmutable y Señor omnipotente en la Resurrección. Por ello,<br />
tanto al escenificar y acompañar su imagen doliente, como<br />
al proclamar y plasmar artísticamente la Resurrección,<br />
el alma <strong>de</strong>l pueblo religioso extremeño preten<strong>de</strong> unir la<br />
austeridad penitencial con la riqueza en la que se significa<br />
la ofrenda <strong>de</strong> respeto y veneración al Señor <strong>de</strong> cielos y tierra<br />
y a la Santísima Virgen Madre suya, Madre nuestra y Madre<br />
<strong>de</strong> la Iglesia que formamos con Cristo todos los bautizados.<br />
La fe en la fuerza salvadora <strong>de</strong> Cristo lleva a muchos<br />
cristianos a venerar con pasión esas imágenes que acercan,<br />
cada una con su gesto, el perfil paciente, misericordioso,<br />
humil<strong>de</strong>, majestuoso y triunfante <strong>de</strong>l Salvador <strong>de</strong>l mundo.<br />
Lo mismo ocurre en cuanto se refiere a las imágenes <strong>de</strong> la<br />
Santísima Virgen, primera criatura redimida por la gracia <strong>de</strong><br />
Cristo y primera criatura perfectamente fiel a la llamada y a<br />
la gracia con que Dios la había distinguido.<br />
Des<strong>de</strong> las razones que nos ofrece la psicología social,<br />
<strong>de</strong>bemos enten<strong>de</strong>r que no es idolatría o <strong>de</strong>formación<br />
esencial <strong>de</strong> la actitud religiosa lo que mueve a tributar el<br />
culto verda<strong>de</strong>ramente sorpren<strong>de</strong>nte que en la <strong>Semana</strong><br />
<strong>Santa</strong> reciben las imágenes <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> la Virgen. Pero<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> las comprensibles exigencias <strong>de</strong> coherencia que<br />
la fe cristiana y la gracia divina señalan a los miembros<br />
<strong>de</strong> la Iglesia, <strong>de</strong>bemos sentirnos llamados a examinar<br />
nuestra conducta moral personal y social, y nuestro<br />
comportamiento evangélico más allá <strong>de</strong> estas fechas y más<br />
allá <strong>de</strong> la escenificación <strong>de</strong> la Pasión, Muerte y Resurrección<br />
<strong>de</strong> Cristo. Debemos recordar aquellas palabras <strong>de</strong> Jesús:<br />
“No basta <strong>de</strong>cirme: “¡Señor, Señor!” para entrar en el Reino<br />
<strong>de</strong> Dios; hay que poner por obra el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> mi Padre<br />
<strong>de</strong>l Cielo” (Mt 7, 21). Y el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> Dios Padre es que<br />
hagamos vida nuestra <strong>de</strong> ordinario la ejemplar fi<strong>de</strong>lidad <strong>de</strong><br />
Cristo, constituido para nosotros en Camino, Verdad y Vida<br />
<strong>de</strong> nuestra existencia terrena.<br />
Qué lejos <strong>de</strong> esta conducta estaría quien vibrara ante la<br />
imagen <strong>de</strong> Cristo crucificado y no buscara su gracia en la<br />
participación viva <strong>de</strong> Cristo Sacramentado en la Eucaristía.<br />
Qué lejos <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong> la fe estaría quien no vacila ante<br />
cualquier esfuerzo acompañando la imagen <strong>de</strong> Cristo<br />
doliente por las calles <strong>de</strong>l pueblo o <strong>de</strong> la ciudad y no fuera<br />
capaz <strong>de</strong> unirse a la comunidad cristiana que celebra los<br />
Misterios <strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción en los actos litúrgicos <strong>de</strong>l Jueves<br />
y Viernes Santos y en la Vigilia Pascual o en la Misa <strong>de</strong>l<br />
Domingo <strong>de</strong> Resurrección.<br />
Qué lejos <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Cristo quedaría quien, volcado<br />
en admiración amorosa hacia Cristo, no se sintiera llamado<br />
a servir al hombre imagen suya y hermano nuestro. De<br />
aquí nacen las exigencias <strong>de</strong> la justicia, la paz y la caridad<br />
cristianas.<br />
Qué lamentable error sería separar la fe en Cristo Jesús<br />
<strong>de</strong> la fe en su Iglesia, fundada por Él mediante su vida, su<br />
muerte dolorosa y con la gracia <strong>de</strong>l Espíritu Santo que nos<br />
envió tras su gloriosa Ascensión a los cielos.<br />
Des<strong>de</strong> las páginas <strong>de</strong> esta publicación, que, como Delegado<br />
Episcopal para las Hermanda<strong>de</strong>s y Cofradías, me permite<br />
acercarme a vosotros, quiero recordaros, recordarme a mí<br />
mismo, como cristianos:<br />
Abramos nuestro espíritu a la verda<strong>de</strong>ra fe y nuestro ánimo<br />
a la coherencia cristiana.Demos claro testimonio <strong>de</strong> que el<br />
móvil <strong>de</strong> nuestro trabajo en las Cofradías o Hermanda<strong>de</strong>s y<br />
en las procesiones está en el amor a Dios y a la Santísima<br />
Virgen y muy lejos <strong>de</strong> toda superstición o <strong>de</strong> una rutina<br />
festiva <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> sus verda<strong>de</strong>ras motivaciones.<br />
Sirvamos al Señor, presente en cada mujer y en cada<br />
hombre, llevando a término el precepto <strong>de</strong> la caridad en<br />
la entrega a los hombres y en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la justicia, la<br />
tolerancia y la colaboración fraternas.<br />
Procuremos avivar en estos días santos nuestra conciencia<br />
cristiana, activando la conversión necesaria que nos<br />
acerque cada día más a la participación en los Misterios<br />
<strong>de</strong>l Señor verda<strong>de</strong>ramente celebrados en la Eucaristía y los<br />
Sacramentos. De este modo, las manifestaciones religiosas<br />
populares durante la <strong>Semana</strong> <strong>Santa</strong> serán testimonio <strong>de</strong><br />
una fe auténtica y una llamada apostólica a vivir con Cristo y<br />
en la Iglesia la oportunidad universal <strong>de</strong> Salvación.<br />
¡Que el Señor bendiga vuestros esfuerzos y trabajos!<br />
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