Revista Semana Santa de Mérida 2019

MÉRIDA I I Semana Santa 2019
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necesidades y a todos los necesitados.
Pensemos hoy, ahora, en este pregón, también en
la humillación de los que, por mantenerse fieles al
Evangelio, son discriminados y sufren las consecuencias
en su propia carne. Y pensemos en nuestros hermanos
y hermanas perseguidos por ser cristianos, los mártires
de hoy, hay tantos, no reniegan de Jesús y soportan con
dignidad insultos y ultrajes. Lo siguen por su camino.
Podemos hablar en verdad de “una nube de testigos”: los
mártires de hoy.
Es tiempo de mujeres y hombres comprometidos.
Es esta una Estación para solidarios y valientes. Sintamos
la madera gastada por el fervor, asidero al que se aferra
toda esperanza. Que entre tanta túnica y antifaz, haya
un sublime tufillo a amor y amistad. Antifaz y túnica
cosidos con las lágrimas de los flecos de la vida y las
entretelas del recuerdo que nunca se olvida.
Durante esta Semana Santa, pongámonos también
nosotros en este camino de la humildad, con tanto amor
a Él, a nuestro Señor y Salvador. El amor nos guiará y
nos dará fuerza. Y, donde está él, estaremos también
nosotros.
Y, siempre, con la ayuda de nuestra Madre
a quien cantaba Baviano Giner desde el
Hornito de Santa Eulalia:
Madre de infinito amor,
Nazarena y misionera
Consuelo del que en Ti espera
Redención a su dolor
Quien pudiera en tu loor
Anidar en tu peana
Y nacer cada mañana
Con el alba a tu mirar
Cautivo en el palomar
De tu planta soberana.
Y ahora, apretando la faja, levantando el corazón,
compartiendo trabajadera, quisiera ser capaz de
transmitir lo que muchos vivís, ese momento irrepetible
que se produce todos los años en nuestras Cofradías,
en cada salida, en cada entrada, en cada chicotá, ese
momento irrepetible, como todos los somos a los ojos de
Dios, uno por uno…esa es la peculiaridad de la mirada de
Jesús, nos mira a cada uno, al grande y al pequeño. Mira
nuestros problemas, nuestras alegrías y mira también
nuestras pequeñas cosas, porque está cerca. Jesús no
pasa y se va. Se queda mirándonos y llamándonos por
nuestro nombre. Como hizo con los apóstoles.
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