08.08.2019 Views

El Reino de Istar

El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En otra narración, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, ¡vivir para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy Hickman, «Hilos de seda», en la que se cuenta la suerte que corrieron los verdaderos clérigos y cómo Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta frustar las ambiciones del hechicero Túnica Negra, conocido como Fistandantilus. Contiene los relatos: Seis cantos por el Templo de Istar, de Michael Williams. Los matices de la fe, de Richard A. Knaak. Estofado de Kender, de Nick O’Donohe. El deseo del goblin, de Nick O’Donohoe. Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, de Douglas Niles. Llenando espacios vacíos, de Nancy Varian Berberick. Día libre, de Dan Parkinson. Hilos de seda, de Margaret Weis y Tracy Hickman.

El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos
ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un
Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En
otra narración, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, ¡vivir
para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy
Hickman, «Hilos de seda», en la que se cuenta la suerte que corrieron los
verdaderos clérigos y cómo Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta
frustar las ambiciones del hechicero Túnica Negra, conocido como
Fistandantilus.
Contiene los relatos:
Seis cantos por el Templo de Istar, de Michael Williams.
Los matices de la fe, de Richard A. Knaak.
Estofado de Kender, de Nick O’Donohe.
El deseo del goblin, de Nick O’Donohoe.
Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, de Douglas Niles.
Llenando espacios vacíos, de Nancy Varian Berberick.
Día libre, de Dan Parkinson.
Hilos de seda, de Margaret Weis y Tracy Hickman.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

el único pergamino que he leído <strong>de</strong>tenidamente, he <strong>de</strong>scubierto una historia <strong>de</strong><br />

relevancia para mi trabajo anterior. Pese a ello, he <strong>de</strong> admitir que os la presento<br />

con cierta turbación, y a que parece contra<strong>de</strong>cir un inci<strong>de</strong>nte sobre el que<br />

informé con anterioridad.<br />

<strong>El</strong> pergamino que leí es el diario personal <strong>de</strong> Horgan Embaucabueyes, el<br />

joven guerrero sobre el que os conté que había <strong>de</strong>sviado a los buey es <strong>de</strong> manera<br />

milagrosa en la batalla <strong>de</strong>l puente <strong>de</strong> Thoradin. Fue escrito años más tar<strong>de</strong>, en el<br />

92 a. C. para ser exacto, mientras trabajaba al servicio <strong>de</strong> su Thane.<br />

En su diario, Horgan rememora la historia <strong>de</strong> aquel día <strong>de</strong> batalla, cuando<br />

fueron <strong>de</strong>rrotadas las fuerzas invasoras humanas. Describe el sólido puente <strong>de</strong><br />

ma<strong>de</strong>ra, que sólo <strong>de</strong>spués supo que se llamaba el puente <strong>de</strong> Thoradin. La batalla<br />

sostenida veinticinco años atrás había quedado plasmada vívidamente en el lienzo<br />

<strong>de</strong> su cerebro. Todavía podía oír el blanco espumear <strong>de</strong>l agua bajo sus pies. Veía,<br />

como si acabase <strong>de</strong> ocurrir, a los bueyes avanzando hacia él pesadamente, en<br />

medio <strong>de</strong> resoplidos, echando por los negros ollares chorros <strong>de</strong> vapor.<br />

Y, como ocurre siempre, con los recuerdos llegó la culpabilidad, la persistente<br />

sensación <strong>de</strong> vergüenza que jamás le había dado respiro.<br />

Conocía el relato que la ley enda había creado, por supuesto: el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong><br />

Reorx lo había ben<strong>de</strong>cido en el momento <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong> la batalla y había dominado<br />

la mente <strong>de</strong> los inmensos buey es que dirigían la caravana humana, induciéndolos<br />

a apartarse <strong>de</strong>l camino y rompiendo <strong>de</strong> ese modo la carga que sin duda habría<br />

abierto una ruta <strong>de</strong> escape a través <strong>de</strong>l puente. Horgan recordaba incluso las<br />

expresiones <strong>de</strong> asombro y temor en los rostros <strong>de</strong> sus compañeros <strong>de</strong> filas<br />

cuando presenciaron el « milagro» .<br />

Aun así, en su fuero interno, evocaba el ciego terror que se había apo<strong>de</strong>rado<br />

<strong>de</strong> él oprimiéndolo como los sofocantes anillos <strong>de</strong> una serpiente, amenazando con<br />

aplastarle el pecho y esparcir sus entrañas en el río. Su único pensamiento era<br />

huir, pero la impresión impidió que sus piernas respondieran ni siquiera a este<br />

simple instinto básico. Mientras sus compañeros se dispersaban a su alre<strong>de</strong>dor,<br />

aterrados por la proximidad <strong>de</strong> las bestias, Horgan, aturdido, dio unos pasos<br />

vacilantes hasta encontrarse solo, plantado ante la carga <strong>de</strong> bueyes.<br />

En sus palabras tenemos prueba <strong>de</strong> una cosa, Excelencia: es cierto que los<br />

buey es inspiraron pánico en las tropas enanas, un terror que parece peculiar <strong>de</strong><br />

esta raza. Por supuesto, la may or parte <strong>de</strong> la Guerra <strong>de</strong> <strong>Istar</strong> se había combatido<br />

en terreno <strong>de</strong>masiado agreste para que las bestias jugaran un papel importante,<br />

pero en terreno llano estas criaturas inmensas lanzadas a la carga <strong>de</strong>bieron <strong>de</strong><br />

resultar verda<strong>de</strong>ramente intimidantes a los enanos.<br />

A Horgan le daba vueltas la cabeza, y aquí, por sus propias palabras,<br />

<strong>de</strong>scubrimos otra <strong>de</strong> las causas <strong>de</strong> su vergüenza. ¡Al parecer, el joven héroe<br />

estaba borracho como una cuba! Antes <strong>de</strong> la batalla, y en contra <strong>de</strong> las ór<strong>de</strong>nes,<br />

él y otros cuantos <strong>de</strong> su pelotón habían escamoteado una botella <strong>de</strong> ron muy

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!