08.08.2019 Views

El Reino de Istar

El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En otra narración, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, ¡vivir para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy Hickman, «Hilos de seda», en la que se cuenta la suerte que corrieron los verdaderos clérigos y cómo Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta frustar las ambiciones del hechicero Túnica Negra, conocido como Fistandantilus. Contiene los relatos: Seis cantos por el Templo de Istar, de Michael Williams. Los matices de la fe, de Richard A. Knaak. Estofado de Kender, de Nick O’Donohe. El deseo del goblin, de Nick O’Donohoe. Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, de Douglas Niles. Llenando espacios vacíos, de Nancy Varian Berberick. Día libre, de Dan Parkinson. Hilos de seda, de Margaret Weis y Tracy Hickman.

El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos
ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un
Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En
otra narración, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, ¡vivir
para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy
Hickman, «Hilos de seda», en la que se cuenta la suerte que corrieron los
verdaderos clérigos y cómo Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta
frustar las ambiciones del hechicero Túnica Negra, conocido como
Fistandantilus.
Contiene los relatos:
Seis cantos por el Templo de Istar, de Michael Williams.
Los matices de la fe, de Richard A. Knaak.
Estofado de Kender, de Nick O’Donohe.
El deseo del goblin, de Nick O’Donohoe.
Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, de Douglas Niles.
Llenando espacios vacíos, de Nancy Varian Berberick.
Día libre, de Dan Parkinson.
Hilos de seda, de Margaret Weis y Tracy Hickman.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Eres <strong>de</strong>masiado importante para nosotros? —siseó Sy lverlin. Incluso su<br />

voz era <strong>de</strong> serpiente.<br />

—Arack espera —gruñó Raag.<br />

Satisfecho <strong>de</strong> que Nelk tuviera ahora a su cargo a los tres prisioneros, el ogro<br />

giró sobre sus talones y se marchó sin <strong>de</strong>cir una palabra más. Nelk lo observó<br />

mientras se alejaba, como si evaluara cada uno <strong>de</strong> sus movimientos.<br />

—Todavía te <strong>de</strong>rrotaría, mi buen amigo —comentó Sy lverlin con tono<br />

indiferente—. Cuando llega el momento, la cabeza le funciona con rapi<strong>de</strong>z, por<br />

no mencionar que su piel es tan dura como un pectoral.<br />

—Conozco muy bien cuáles son mis limitaciones y las suy as, Sy lverlin. Más<br />

vale que te preocupes por las tuy as. Si hubiésemos estado luchando a muerte, te<br />

habría aplastado las costillas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tu última estratagema.<br />

—¿Te refieres a la brecha que <strong>de</strong>jé? No era un error, mi buen amigo. —<strong>El</strong><br />

hombre hizo una burlona reverencia a Arry l y <strong>de</strong>spués se marchó en dirección<br />

contraria a la tomada por Raag.<br />

—Sabía que no era un error —comentó el elfo con una sonrisa torcida, y en<br />

tono lo bastante alto para que lo escuchara el caballero—. ¿Por qué si no iba a<br />

pasarlo por alto? —Los ojos rasgados <strong>de</strong>l Nelk se volvieron hacia Arry l—. En<br />

cuanto a ti, humano, lucharás. Y lucharás por la sencilla razón <strong>de</strong> que si no lo<br />

haces, morirás. Tú… y otros por tu causa. —Su mirada fue, como por<br />

casualidad, al semielfo y al muchacho—. Pero ahora, <strong>de</strong>berías comer algo, creo.<br />

Hoy vas a necesitar <strong>de</strong> toda tu fuerza. Eso tenlo por seguro. Ve con ellos.<br />

Señaló a varios gladiadores que lanzaban miradas maliciosas a los recién<br />

llegados y hacían comentarios groseros sobre « últimas comidas» . Arry l se puso<br />

tenso y su mano buscó una espada que no pendía a su costado. Nelk se echó a reír<br />

y se alejó sin prisa.<br />

<strong>El</strong> semielfo se acercó a Arry l.<br />

—Nos matarán aquí mismo si causas problemas ahora —Susurró—. ¡Es<br />

mejor conservar la vida y esperar una ocasión mejor, humano!<br />

De mala gana, Tremaine se contuvo y empezó a caminar. Las palabras <strong>de</strong>l<br />

semielfo tenían sentido, pero se preguntó cuándo se presentaría esa ocasión<br />

mejor. Escapar parecía imposible. <strong>El</strong> estadio estaba bien protegido; había<br />

arqueros y centinelas apostados por todas partes.<br />

<strong>El</strong> semielfo dio un respingo que hizo a Arry l alzar la vista.<br />

—¿Qué pasa? —preguntó.<br />

—¡<strong>El</strong> inquisidor may or se encuentra en las gradas con los maestros <strong>de</strong>l<br />

estadio! —Musitó su compañero—. ¡Ruega que no seamos nosotros la causa por<br />

la que está aquí! ¡En tal caso, nuestras posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> sobrevivir pasarán <strong>de</strong> ser<br />

escasas a nulas!<br />

Siguiendo la dirección <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong>l otro prisionero, el caballero divisó a un<br />

hombre que había estado presenciando el combate entre Nelk y Sy lverlin <strong>de</strong>s<strong>de</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!