08.08.2019 Views

El Reino de Istar

El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En otra narración, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, ¡vivir para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy Hickman, «Hilos de seda», en la que se cuenta la suerte que corrieron los verdaderos clérigos y cómo Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta frustar las ambiciones del hechicero Túnica Negra, conocido como Fistandantilus. Contiene los relatos: Seis cantos por el Templo de Istar, de Michael Williams. Los matices de la fe, de Richard A. Knaak. Estofado de Kender, de Nick O’Donohe. El deseo del goblin, de Nick O’Donohoe. Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, de Douglas Niles. Llenando espacios vacíos, de Nancy Varian Berberick. Día libre, de Dan Parkinson. Hilos de seda, de Margaret Weis y Tracy Hickman.

El mundo de Krynn es fuente de inagotables sorpresas, basten dos
ejemplos: en uno de los siete cuentos incluidos en el presente volumen, un
Kender se convierte en caballero de Solamnia (bueno, casi lo consigue). En
otra narración, un ogro llega a ser salvador de la caza de los enanos, ¡vivir
para ver! El libro se cierra con una novela corta de Margaret Weis y Tracy
Hickman, «Hilos de seda», en la que se cuenta la suerte que corrieron los
verdaderos clérigos y cómo Nuitari, guardiana de la magia negra, intenta
frustar las ambiciones del hechicero Túnica Negra, conocido como
Fistandantilus.
Contiene los relatos:
Seis cantos por el Templo de Istar, de Michael Williams.
Los matices de la fe, de Richard A. Knaak.
Estofado de Kender, de Nick O’Donohe.
El deseo del goblin, de Nick O’Donohoe.
Las tres vidas de Horgan Embaucabueyes, de Douglas Niles.
Llenando espacios vacíos, de Nancy Varian Berberick.
Día libre, de Dan Parkinson.
Hilos de seda, de Margaret Weis y Tracy Hickman.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

que no sólo tenía apariencia <strong>de</strong> serpiente, sino que también se movía como tal.<br />

Luchaba con espada y Arry l, que sintió una inmediata antipatía por el serpentino<br />

individuo, tuvo que admitir <strong>de</strong> mala gana que era muy diestro en su manejo.<br />

Era un duelo extraño, maza contra espada. Ambos hombres estaban al día en<br />

su práctica y resultaba evi<strong>de</strong>nte que eran maestros. Observar a los dos expertos<br />

luchadores en acción hizo que Arry l olvidara sus preocupaciones. Aunque Nelk<br />

tenía sólo un brazo, la maza que manejaba media casi noventa centímetros. Se<br />

movía con una rapi<strong>de</strong>z que pocos humanos podían igualar. Su adversario, más<br />

pesado, compensaba la carencia <strong>de</strong> la agilidad elfa utilizando espada y escudo<br />

como muy pocos caballeros sabrían hacerlo.<br />

Idas armas chocaban <strong>de</strong> manera constante, sin darse un respiro. Cada vez que<br />

parecía que uno <strong>de</strong> los combatientes iba a romper las <strong>de</strong>fensas <strong>de</strong>l otro, un<br />

contraataque volvía a nivelar las fuerzas.<br />

Entonces, Arryl vio que el humano cometía un error. Al exten<strong>de</strong>r <strong>de</strong>masiado<br />

el brazo izquierdo, <strong>de</strong>jó el costado <strong>de</strong>sprotegido. Era un error leve, pero un<br />

maestro como Nelk <strong>de</strong>bería ser capaz <strong>de</strong> sacar provecho <strong>de</strong> ello con facilidad.<br />

Sin embargo, Nelk hizo caso omiso. La brecha en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l humano<br />

<strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> inmediato. De nuevo, ambos estuvieron en igualdad.<br />

—¡Detente, Sy lverlin! —<strong>El</strong> elfo retrocedió, sin bajar la guardia.<br />

Su serpentino oponente hizo otro tanto. Los dos hombres se hicieron un saludo<br />

y <strong>de</strong>spués esbozaron una torva sonrisa. La respiración <strong>de</strong> Nelk era normal, sin el<br />

menor asomo <strong>de</strong> alteración; su adversario humano parecía estar sólo un poco<br />

agitado por el extenuante ejercicio. Arry l aplaudió para sus a<strong>de</strong>ntros la <strong>de</strong>streza<br />

<strong>de</strong> ambos contrincantes.<br />

<strong>El</strong> elfo se volvió y miró a los recién llegados. <strong>El</strong> resto <strong>de</strong> los gladiadores se<br />

dispersó mientras Nelk se acercaba para inspeccionar el pequeño grupo que Raag<br />

le traía.<br />

—¿Y éstos? —preguntó.<br />

—Or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Arack —fue todo cuanto comentó el ogro.<br />

—Míos, entonces. —<strong>El</strong> elfo examinó al trío <strong>de</strong> prisioneros. Pareció encontrar<br />

divertido al chico, y miró con <strong>de</strong>sdén al semielfo. La may oría <strong>de</strong> los elfos,<br />

incluso los elfos oscuros, consi<strong>de</strong>ran a los mestizos como seres inferiores a<br />

cualquiera <strong>de</strong> las dos razas que los ha engrendado. Nelk se <strong>de</strong>tuvo al llegar frente<br />

a Arry l—. Veo que eres guerrero.<br />

—Solámnico —indicó Raag.<br />

—Ah. <strong>El</strong> caballero —dijo Sylverlin, que se acercaba a ellos.<br />

Los dos instructores contemplaron con interés a Tremaine. Éste adoptó una<br />

postura más erguida.<br />

—No lucharé en vuestros Juegos —anunció.<br />

—¿Ah, no? —Nelk se encogió <strong>de</strong> hombros— Lo veremos. Arack te ha puesto<br />

bajo mi mando y eso es lo único que cuenta.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!