Lonely Planet Argentina Verano 2020

VALENCIA
La ciudad
Subí la escalera circular a la cima de la torre que
forma parte de la Catedral en la Plaza de la
Virgen. Ahora mirá por encima de las almenas
(elementos arquitectónicos típicos de la
arquitectura militar medieval), mirá hacia abajo y
observá cómo ha crecido.
Debajo, un ovillo apretado de calles marca el
centro medieval, formado alrededor del corazón
del antiguo zoco árabe. Más allá de eso, un poco
más alto y más grandiosos se encuentran los
palacios art nouveau y art decó, y las casas de los
barones de la producción de cítricos de finales del
siglo XIX y principios del XX, con sus
extravagantes adornos, según el estilo y la época.
Y en el horizonte hay una amplia faja de edificios
modernos, hasta que el ojo capta el cinturón
verde que serpentea por la ciudad donde alguna
vez corrió el río Turia, que se desvió después de
una devastadora inundación en 1957. El antiguo
lecho del río se convirtió en un camino público que
se alimenta del encantador zoológico en un
extremo a la Ciudad de las Artes y las Ciencias,
en el otro; donde las creaciones arquitectónicas
extrovertidas de Santiago Calatrava se disparan y
retozan.
Es difícil pensar en otra ciudad con fantasía
arquitectónica extravagante como la de Valencia.
Aquí hay una secuencia de edificios para asombrar
al mundo: el colosal y blanco Palau de la Música; el
planetario Hemisfèric que, desde ciertos ángulos,
se asienta como la cabeza hasta el largo esqueleto
del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, y el
Oceanográfico más allá. De hecho, es difícil
conciliar este mundo antiguo, plano y acuoso con
un modernismo tan exuberante.
El Museo
Arriba: La bella y
romántica Plaza de la
Virgen. Derecha:
Museo de las Ciencias
Como dijimos, un río alguna vez corrió por
Valencia, pero cuando la ciudad se volvió
propensa a las inundaciones, los planificadores lo
redirigieron, convirtiendo el lecho del río en un
parque público: el Jardín del Túria. Un triunfo de
la ingeniería, es un lugar apropiado para la Ciudad
de las Artes y las Ciencias, un complejo de
edificios futuristas que comprende un acuario, un
cine IMAX, un centro de artes y el Museo de las
Ciencias Príncipe Felipe. Este último, alojado en
un espacio que parece un hangar de aviones
cruzado con un esqueleto de ballena azul, es la
mejor lección de ciencias que nunca has tenido.
En el primer piso, un péndulo gigante se balancea
hipnóticamente desde el techo, imitando la
rotación de la Tierra, mientras arriba grupos de
escolares se deletrean mensajes usando banderas
de semáforos. Una exhibición ofrece la
oportunidad de experimentar la gravedad cero
simulada: un video grabado durante las misiones
de la Agencia Espacial Europea, transmitido a la
banda sonora de la Gymnopédie No 1 de Erik
Satie.
l Entrada al Museo de las Ciencias 6,20 euros;
cac.es
Verano 2020 41