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lución de ésta, y de la identidad personal vinculada a ella,
por la reflexión que ella misma postula. Esa reflexión
desconstructiva avant la lettre se realizaba «de noche»,
mientras que de día «estaban los actos del día, las frases
cotidianas, la escritura cotidiana, afirmaciones, valores,
costumbres, en fin, nada de importancia y sin embargo
cierta cosa que confusamente había que llamar la vida».
Esta alternancia de «día» banal y «noche» desconstructiva
recuerda a la oposición que estableció Platón entre
la banal Atenas de Pericles, con sus obras públicas, su
grandeza comercial y su poder político y militar, y el
mundo sustancial de las ideas (tema asimismo de la
«autenticidad» heideggeriana); más aún, recuerda la gloriosa
noche de Eleusis en que, de jóvenes, se comunicaron
Hölderlin y Hegel por oposición a «la cura siempre
inquieta del ajetreo humano». 9
Pero ahora es la noche de ese vacío horrible que a uno
se le asoma en los ojos de un hombre, como dijo Hegel
cuando años después estaba culminando su operación de
salvamento especulativo. 10 Es la «otra» noche, irreductible
a emparejamiento con el día, la que los mitos de Orfeo
y las Sirenas trataron de simetrizar tranquilizadoramente,
la que la obra literaria trata siempre de alcanzar
con una actividad que sólo puede eludirla; pero esa
«otra» puebla la escritura —el rigor trata de hacerle hueco—
en el mismo acto, en la interrupción del continuo de
maldición, intervalo anómalo que cruza de imposibilidad
la reflexión idealista. La «otra» no oponiéndose, de-
9. Primer verso del poema «Eleusis», que Hegel escribió a su íntimo
Hölderlin en agosto de 1976 como preludio a su reencuentro
en Francia tras los años que Hegel había pasado de preceptor en
Suiza. La edición alemana más accesible es Briefe von und an Hegel.
J. Hoffmeister (comp.) (Hamburgo: Meiner, 3 1969-1981). T. I, págs. 38
y sigs. No sigo la versión dada por Jesús Munárriz, el magnífico traductor
del Hiperión de Hölderlin, en G. W. F. Hegel, Escritos de juventud
(Madrid: FCE, 1978), pág. 213.
10. G. W. F. Hegel, Filosofía real (loc. cit.), pág. 154/ls. 18-23; véase
206/ls. 9 y sigs.
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