Testimonios Arrecife
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
EL CADÁVER EXQUISITO (Introducción)
Nunca he sido un apasionado oyente de música. Descubrí hace poco una entrevista a Mike
Oldfield en la que confesaba que, fuera de su música, era infrecuente que escuchase otros
autores. Tampoco Kant, según cuentan, viajó demasiado. Estos y algunos otros raros ejemplos
suponen para mí cierto consuelo pues, en mi soledad y aislamiento, no me siento tan extraño.
Cuando he hecho patente mi falta de referencias musicales a otras personas, pocas veces no ha
sido vista como una tremenda falta, como un despropósito, como un sinsentido. Aún hoy día
me supone cierto pudor confesarlo. Escuchar música tendría, a la fuerza, que hacerte mejor
músico igual que leyendo libros descubres nuevas ideas para contrastar las tuyas, mejoras tu
gramática, tu capacidad de expresión, tu entendimiento… si he visto más lejos ha sido subido a
lomos de gigantes.
Sin embargo, en la práctica, escuchar mucha música, para un músico, puede ser también
perjudicial y no es raro el ejemplo del bibliotecario acaparador que, abrumado por la cantidad y
perfección de las obras precedentes, renuncia a sus torpes ensayos. Avanzar en el conocimiento
por caminos ya trazados puede que te motive a encontrar nuevas bifurcaciones a partir de una
distancia considerable recorrida con relativa facilidad, pero también puede convertirte en
alguien que, por temor, por comodidad… nunca se separará de los caminos ya trazados o de los
caminos que es innecesario alargar. De otro lado, la inspiración llega de cualquier parte y así
habrá pintores que nunca hayan pisado un museo, cantantes que no sepan quien es Bach o
diestros en cualquier disciplina que, a falta de referencias en su campo, las encuentren en otros,
en la vida misma, o en la mera, sencilla e impetuosa, irracional y primitiva, necesidad de crear.
No creo que Mike Oldfield considere que su música esté por encima de otras hasta llegar al
punto de ser la única que merezca ser escuchada. Supongo que a Campoviejo le pasará lo que a
mí y, lejos de considerar su música sublime, encontrará en ella aproximaciones, pistas, huellas,
de lo que quiso expresar en algún momento, lo que fue su vida. Todas las posibilidades, aciertos
y errores que quedaron registrados para siempre en el vinilo. Él mismo recurre a motivos viejos
-de ahí lo de Campoviejo- y los reinterpreta años después, reviviéndolos, aportándoles nuevas
perspectivas, reinventándolos. Habrá caminos más cortos, más largos, más sinuosos o más
llanos, más bellos o mejor trazados, también menos frecuentados o más sombríos… pero él es
consciente de que ese y no otro es su camino, su único camino.
Raro es el disco que aguanto entero sin que me suponga un esfuerzo y ya desde joven tuve una
cosa clara: sería maravilloso poder materializar la música que me gustaría escuchar. Y dentro de
esta idea cabría, quizás, algo nuevo y distinto. Soporto mejor mis discos que los de otros (a las
hembras del cuervo y la mona también le parecen sus crías hermosísimas) y si mi música es una
realidad, estando más o menos cerca de lo pretendido, es porque creo que es necesaria. No
puedo intentar imponer mi criterio y entiendo perfectamente que alguien prefiera escuchar
cualquier otra cosa antes que Orquesta Arrecife. Sería estupendo agradar a la mayor cantidad
de oyentes posibles, pero, antes que agradarlos, yo debo ser mi primer oyente agradecido. Si mi
música gustase a todo el mundo y a mí no, dejaría de hacerla; y si solo a mí me gustase y a nadie
más le gustara, seguramente seguiría desarrollándola.
18