Testimonios Arrecife
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
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Así que lucir bien, por fortuna o desgracia, ni siquiera es el todo.
“cuando ves a alguien en directo es cuando de verdad puedes determinar si realmente es bueno
o no”
Esto es parcialmente cierto. Sin lugar a duda un directo ofrece muchas pistas sobre la valía de
un artista, pero no debemos descuidar que también sus grabaciones aportan pruebas
fehacientes. Puede tratarse incluso de grabaciones con una mínima edición, bastante crudas,
que nos procuren un aspecto bastante aproximado y fidedigno de lo que buscamos o
pretendemos encontrar en un artista.
Hay artistas pasables y hasta buenos a los que el directo no les sienta del todo bien y artistas
con un directo increíble que en cambio no destacan demasiado tras cruzar las puertas de un
estudio.
Puede establecerse una analogía en el deporte, como distintas disciplinas: Entre un corredor de
los cien metros lisos y un saltador de vallas.
Obviamente, observándolos en una competición podrás pensar que son buenos o malos, aquí la
entrevista no nos descubre gran cosa.
Ambos atletas precisan una buena forma física además de ciertas aptitudes deportivas y,
probablemente, si son buenos en los cien metros lo serán también saltando vallas. También
saltando vallas podrán desempeñarse en los cien metros y esto, como verán, es extrapolable al
caso que nos concierne.
No obstante, llegado el momento de ser el mejor medallista, cuando haya que competir contra
serios rivales y la prueba requiera un alto grado de especialización, cuando se pueda o se deba
realmente determinar si es bueno o no, resultará verdaderamente difícil que el corredor gane
las dos competiciones. Por supuesto es perfectamente posible, pero no es lo habitual.
En otras palabras, establecer el directo como práctica absoluta de la valía del artista viene a ser
sesgado y lleva implícito sostener algo así como que los logros obtenidos en una determinada
prueba, categoría, especialidad o contexto son más determinantes, decisivos y valiosos que
otros análogos.
Ambos corredores son atletas, comparten mucho, son especialistas cada uno en lo suyo.
“Puedes corregir una canción todas las veces que quieras cuando estás en el estudio, en tu cuarto
o donde sea. Pero eso no es la vida real”.
Sí, puedes corregir una canción todas las veces que quieras en tu estudio, pero una mala canción
va a seguir siendo mala por muchas veces que la corrijas, por mucho que la sobre produzcas,
por mucho que la maquilles o por mucho tiempo, esfuerzo y dinero que inviertas en ella. Aunque
la vistas de seda. Podemos hablar también de una mala canción, mal producida y que tenga éxito
en cambio.
Es más, una mala canción, en un directo, puede parecer hasta buena si se interpreta de forma
magistral, en virtud de la tramoya y el encanto de una actuación en vivo. El carisma, el
magnetismo, la presencia o la mera fama de una cantante puede hacernos olvidar que su
canción no es todo lo buena que debería.
Con esto quiero nada más dejar patente que el directo puede presentarse tan engañoso como
el diferido internet y que corregir y perfeccionar una canción cuantas veces se quiera o se pueda
no es tampoco algo exclusivo del estudio ni de la supuesta vida ficticia. En el directo también se
corrige, se maquilla, se imposta y hasta se falsea, ensayando y tocando, como es axiomático. La
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