Testimonios Arrecife
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
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EL CADÁVER EXQUISITO (Desarrollo)
Si ya leíste la introducción a este artículo, o si la has pasado por alto, aquí, de cualquier forma,
desenlazaré el nudo de esta cuestión.
Siguiendo los párrafos de La Biblia de la Orquesta Arrecife, señalé la obra Hospital + Vuelo sin
motor como un claro precedente (no el primero, pero sí el más célebre) de lo que denominé la
tónica del cadáver exquisito. Esta consistiría en el ensamble de piezas diferentes dentro de una
misma composición, tónica que, tal y como advierto en La Biblia, ha sido uno de los aspectos
más criticados a lo largo de mi carrera, frecuente motivo de apasionados debates y discusiones.
Posteriormente, estableciendo una analogía sobre un proverbio islandés, enarbolé la máxima
siguiente: si no te gusta un tema de la Orquesta Arrecife, aguarda un minuto. Esta sentencia
tiene su contrapartida pues, si te gusta, también tendrás que aguardar al minuto de rigor.
Luimmi fue de las primeras voces en erigirse contra esta deliberada falta de coherencia y
cohesión, proponiendo, entre otras opciones, la solución de elaborar temas más extensos para
que el oyente pudiera situarse en los diferentes movimientos de la trama, sin grandes sorpresas
ni sobresaltos. No encontraba sentido a cambios tan drásticos en un espacio tan breve de
tiempo. La cosa no trascendió demasiado hasta llegado abril del 2018, cuando la publicación del
álbum The red phone no fue admitida en los programas comerciales de Jamendo. Porque una
cosa es que hubiera gente que no comprendiera el cadáver y otra muy distinta que fuera vetado
por los portales de música, haciendo imposible su rédito económico. Parafraseando La Biblia:
“Melissa Grozinger, la portavoz de la compañía, alabó las grandes ideas y abundante
imaginación del trabajo, no obstante, debido a que sus temas aglutinaban demasiados estilos,
consideraba el trabajo desordenado y con escaso potencial comercial”.
Argumenté, siempre de puertas adentro, con la máxima discreción y posible respeto, que
nuestra forma de disfrutar el arte ha cambiado bastante respecto a formatos del pasado. Antes
lo habitual era escuchar sinfonías u óperas de larga duración, no haciendo otra cosa mientras.
Pero ahora todos sabemos que nadamos en un mar de sobreabundante información donde,
mientras muchos asuntos nos ocupan, consultamos un amplísimo catálogo de obras diversas y
desordenadas, tendiendo a hacer una especie de zapping irreflexivo. Todo ocurre más deprisa y
de manera menos lineal, por decirlo así. A esto se le puede hacer frente de muchas formas y
debo dejar claro que, trasladando simplemente este planteamiento a los esquemas
compositivos, no ha de albergar forzosamente un carácter de renuncia o crítica a los tiempos
actuales. Tampoco debe entenderse estrictamente como un manifiesto a favor.
La próxima actualización de La Biblia también cuenta con una pequeña reseña de precedentes
bastante comunes en la práctica musical: Jazz fusión, crossover, psicodelia… manifestando que,
en cualquier caso, no soy yo quien ha descubierto la pólvora precisamente.
“A lo largo y ancho de la historia de la música se han difuminado fronteras que se creían
perennes y en un mundo cada vez más global y conectado, es usual que las nuevas propuestas
se resistan a tener una única y rígida etiqueta”.
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