Testimonios Arrecife
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
Textos sedimentarios sobre la orquesta: entrevistas, manifiestos, autobiografías y otras informaciones, no siempre útiles.
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ANUNCIO DEL RELOJ DE APPLE
Durante cuatro años (del 2015 al 2018, para más referencias) anduve redactando con
puntualidad una entrada en el blog Las torres de papel cada día 10 de mayo. Para quienes lo
ignoren, que serán bastantes, adivino, en dicha fecha se conmemora el nacimiento de la
Orquesta Arrecife que, si mal no recuerdo, coincide con la publicación del primer track de la
firma, el Orquesta Arrecife Opening theme. En aquel tiempo -y en este también- la orquesta era
como mi propio hijo y aunque no sea muy dado a las celebraciones, ni a las efemérides, ni a los
acontecimientos señalados, ahí quedan las cuatro entradas atestiguando mi obsesión.
Diez años después, Bliss refirió el proyecto a alguien que no lo conocía quien, sin escuchar nada
de antemano, preguntó si aquello era música para gente mayor. Al margen de parecerme una
descripción que podría encajar, una descripción que incluso podría llegar a gustarme, me ha
llevado a reparar en toda la gente que tenga el nombre del proyecto como carta de
presentación. Diría que, así, empezamos mal y que es cuanto menos curioso que esta reflexión
me asalte al cabo de diez años. Si mi labor fuera una partida de ajedrez, esto equivaldría a regalar
un peón en el primer movimiento. A toro pasado se perfila, sí, como un despiste o una jugada
poco inteligente. Imagino que ya es un poco tarde para enmendarla.
Llevo ya tiempo a la espera de firmar el track dos mil y también aguardo con ansia el aniversario,
pues pretendo redactar una entrevista y anotar en ella algunas reflexiones, fruto de las
experiencias surgidas a raíz de publicar música durante cierto tiempo en la manera ineficiente
en que acostumbro a hacerlo.
En la última redacción que acometí, hablé sobre Charles Segal y algunos otros artistas de sobra
conocidos y famosos, y para esta ocasión he pensado en traer de invitada a Billie Eilish, ahí es
nada.
A parte de pretender granjearme la audiencia con contenidos de dominio público, me gustaría,
asimismo, abordar temas trascendentales en su relación con la práctica artística...
Hállenme ascendiendo la montaña con la vista clavada en la cota de los dos mil temas, a la espera
de que el panorama desde esa altura merezca la pena, pero, lo más seguro es que, una vez
llegue, solo tengamos en nuestro haber otro considerable montón de sonidos y otro testimonio
posiblemente tan absurdo y aburrido como el anterior.
Permaneced atentos, no obstante.
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