catalogo_MACRS

El Rio Grande do Sul entró en este movimiento con la muestra Oi
Tenta 6 , en 1985, en la Galería Arte&Fato, recién inaugurada. En el marco
de ese proceso de jóvenes artistas que regresan e innovan la pintura, tuvo
lugar, en ese momento, una expansión del circuito artístico con una variada
producción y de más bajo costo que atendía a los intereses del mercado
de arte local y se expandía rápidamente con la creación de galerías como
Cambona, Bolsa de Arte, Arte&Fato, Tina Zappoli, entre otras. Los galeristas
necesitaban obras con precios más competitivos para desarrollar sus
actividades dentro del torbellino de innovaciones permanentes que se
instalaba. Además, surgió una serie de nuevos y jóvenes coleccionadores
regionales 7 , y los artistas que emergieron en ese periodo, en su mayoría,
continúan actuantes en el escenario local y nacional. En ese momento,
buscando articulaciones internacionales, se estableció una importante
conexión con países rioplatenses, a través de los Encuentros de Arte
Latino-Americano (1989,1990,1996), promovidos por el Instituto de Artes
Visuales de la Secretaria de Cultura del estado. Estos encuentros trajeron
a Porto Alegre artistas y críticos como Luiz Felipe Noé, Grupo Escombros,
Clemente Padin, Lacy Duarte, Tício Escobar, Nelly Richard, Justo Pastor
Mellado, dando origen a lo que sería la Bienal del Mercosur. El Atelier Libre
del Ayuntamiento también se movilizó en 1986, iniciando el Festival de
Arte Ciudad de Porto Alegre. El mismo se realizaba anualmente en el mes
de julio, con talleres, conferencias y exposiciones que hicieron posible la
llegada de artistas comprometidos con el arte contemporáneo, como
Hudinilson Jr, Tunga, Paulo Bruscky, Dudi Maia Rosa, Daniel Senise, Carlos
Fajardo, Regina Silveira, entre otros. Años de gran expansión del circuito
artístico del Rio Grande do Sul, ese periodo preparó los cambios que se
introducirían posteriormente.
Fue en la década de 1990, con la creación del Programa de Posgrado
en Artes Visuales de la UFRGS (1991), del Museo de Arte Contemporáneo
(1992) y de la Bienal del Mercosur (1997), que una producción más
radical encontró apoyo institucional para consolidarse y expandirse en el
ecosistema del arte local. El PPG Artes Visuales de la UFRGS contribuyó
enormemente a fortalecer el debate sobre arte contemporáneo, así como
la reflexión de los artistas sobre sus propios procesos creativos. Siendo la
tercera maestría y el segundo doctorado en artes visuales creados en Brasil,
abrieron camino para la investigación en poéticas visuales al tiempo que
estas experiencias se inauguraban en el País. El Programa formó, además de
artistas comprometidos con el arte contemporáneo en sus procedimientos
y estrategias, una compleja gama de profesionales cualificados que
comenzaron a actuar en varios espacios como curadores, montadores,
galeristas, monitores, directores de museos, etc. El MACRS, inclusive sin
una sede propia, sin reserva técnica ni personal permanente, logró abrir
espacio para grandes exposiciones, acercando artistas consagrados en
el ámbito nacional y ofreciendo a los artistas locales la posibilidad de
participar en una gama muy amplia y diversa, impulsando la escena del
arte y, a través de esta política, construyendo su acervo. La Bienal Mercosur,
con su magnitud y fondos disponibles, hizo bullir el tranquilo y provinciano
medio de arte local. Innúmeros e importantes artistas nacionales, latinos
e internacionales circularon con sus obras y sus proyectos, ampliando
horizontes y posibilidades de trabajo para diversos profesionales del área.
La cobertura de prensa que el evento siempre obtuvo influyó fuertemente
en la difusión social de esta producción, formando la visión y el gusto del
público en general. Esta tríada institucional, PPG en Artes Visuales de la
UFRGS, MACRS y Bienal del Mercosur, fue fundamental para que los artistas
locales realizasen nuevas experiencias, creasen nuevos espacios y, también,
para que otras instituciones públicas o privadas compitieran para estimular
estas nuevas posibilidades.
En este contexto, buscando fortalecer posiciones más experimentales
y arrojadas, surgieron colectivos de artistas con espacios propios o
reunidos especialmente alrededor de proyectos, como Torreão (1993),
Arte Construtora (1992) y Remetente (1998). También se consolidó una
crítica de arte comprometida con la poética contemporánea, la mayoría
proveniente de la PPG Artes Visuales de la UFRGS, responsable por
publicaciones y curadorías que dinamizaron la escena local. El tradicional
Museo de Arte del Rio Grande do Sul – MARGS, inauguró el Salón João
Fahrion, destinado especialmente a jóvenes artistas. El mercado, que en
los años 1980 era extremadamente propicio, permite en ese momento el
lanzamiento de la galería Obra Aberta de los artistas Vera Chaves, Patrício
Farias y Carlos Pasquetto, destinada a obras de arte contemporáneo,
trayendo importantes nombres internacionales, como Antoni Muntadas.
Ese movimiento se expandió hacia el interior del estado, donde fue creado,
por ejemplo, el núcleo de tecnologías digitales – Artecno, vinculado a la
Universidad de Caxias do Sul, coordinado por la artista Diana Domingues.
Se los años 1990 fueron de consolidación práctica y conceptual del
arte contemporáneo en el ámbito local, fue a partir de la década del
2000 que se volvió hegemónica. Se desarrollaron varias estrategias, como
proyectos y talleres colectivos, locales de exposición alternativos, grupos de
actuación temporal o espacios de coworking, buscando crear alternativas
para esa producción que se multiplicaba, evidenciando diversos perfiles,
como las galerías Ecarta, Subterrânea e Península, Acervo independente,
Planta Baja, Barraco Cultural, Casa Baka, PaxArt, Estúdio Híbrido, Projeto
Areal. Fueron inauguradas algunas instituciones comprometidas con
la difusión del arte contemporáneo, como Santander Cultural (2001), el
espacio de la Fundación Iberê Camargo (2008), y el Instituto Ling (2014).
Estos nuevos lugares de arte privados, junto con los ya existentes, públicos
y privados, trajeron importantes muestras nacionales e internacionales y
abrigaron exposiciones de artistas locales, además de desarrollar otras
importantes actividades en la difusión del arte contemporáneo, como
conferencias y cursos, ofreciendo residencia y becas para jóvenes talentos.
El PPG Artes Visuales de la UFRGS, institución básica de la introducción del
arte contemporáneo en el estado, permanece muy activo, de tal forma
que, a partir de él se ha desarrollado una producción más comprometida
con lo contemporáneo y sus rupturas en ciudades del interior, ofreciendo
programas de posgrado en artes visuales, como Novo Hamburgo, Caxias
do Sul, Pelotas, Rio Grande y Santa Maria. El Taller Libre del Ayuntamiento,
además de permanecer activo en la realización de los Festivales de Arte
Ciudad de Porto Alegre hasta 2016, en 2007 creó el Premio Açorianos de
Artes Plásticas, que ha destacado artistas como Carlos Pasquetti, Walmor
Corrêa, Karin Lambrecht, Gisela Waetge, además de exposiciones, artistas
emergentes, curadurías y publicaciones. El mercado del arte, sin embargo,
como consecuencia de la crisis en la economía nacional, se ha reducido
considerablemente, permaneciendo más activas las galerías Arte&Fato,
Gestual, Bolsa de Arte y Mamute, trabajando comercialmente con arte
contemporáneo. De todas ellas, Bolsa de Arte abrió una sucursal en Sao
Paulo, y apenas esta y Mamute participan de ferias de arte en Brasil y en
el exterior. Entre tanto, varios artistas están encontrando inserción en el
mercado nacional, aprovechando las innúmeras oportunidades que están
surgiendo en el País para estas prácticas.
La producción artística en el medio local, a partir de los años 2000,
evidencia diferentes concepciones y formulaciones estéticas. El videoarte
tomó un gran impulso, recibiendo muestras específicas y también
integrándose en grandes colectivas, estimulando una rica y creativa
producción. La fotografía, que ya se imponía, encontró su espacio y se
abrió para formas más complejas, difíciles de clasificar, que se impusieron
de forma definitiva en el panorama del arte. Incluso el grabado, de
trayectoria muy tradicional en el estado, alcanzó nuevos vuelos, tanto
en términos técnicos como en experiencias híbridas, que escapan de los
procesos más conocidos. La pintura, que siempre tuvo preponderancia en
el medio local, abandonó apoyos tradicionales, ocupó espacio, incorporó
nuevos materiales, entremezclando con otras categorías, como dibujo y
escultura. Objetos y temáticas de la vida cotidiana entraron en los espacios
consagrados del arte, con propuestas muy desacralizadoras. La escultura
se desdobló en objetos e instalaciones, escapando de sus prácticas
consagradas en el Rio Grande do Sul. Y, finalmente, la performance,
posiblemente la más radical de las experiencias de la contemporaneidad,
pasó a integrar el papel de las prácticas artísticas, con predominante
participación femenina, demostrando los compromisos que ambiciona.
Cuestiones sociales de género y etnias, con enfoques críticos, encontraron
guarida donde antes no eran aceptados, por lo que la diversidad, la
contaminación y la inclusión pasaron a ser posibilidades de pensar la
realidad actual. En medio del arte local, ese movimiento no creó rupturas
más profundas, permaneciendo cierta resistencia a producciones más
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