catalogo_MACRS

estados se destacan, como Sao Paulo (112), Rio de Janeiro (27), Minas
Gerais (22), Pará (14) y Santa Catarina (12), inclusive algunos extranjeros
(59). El gran número de artistas del Rio Grande do Sul denota el objetivo
del Museo de preservar y dar visibilidad especialmente a la producción
local, evidenciando, también, la pluralidad de la misma. Permanecen los
diálogos con el circuito nacional, presente en los orígenes del Museo,
pero se diversifican los estados de procedencia de los artistas. Aparecen,
además, algunos pocos internacionales, con destaque para nombres
latinos, como León Ferrari, Marta Minujin y Gonzalo Mezza, posiblemente
fruto de la relación con la Bienal del Mercosur. Algunos artistas, como Luiz
Carlos Felizardo (80), Marta Loguércio (46), Xico Stockinger (18), Maria
Tomaselli (22) y Teresa Poester (14), presentan un gran número de obras del
acervo. Además del hecho de que la mayoría de las obras fueron donadas
por los artistas (1.370), esas donaciones generosas también comprueban la
importancia del MACRS para ellos 11 .
Al acercarme a las obras, el desafío fue encontrar el hilo conductor de
ese conjunto, verificando las posibilidades de trazar un perfil y comprender
su inserción en el complejo panorama del arte contemporáneo y de los
museos que lo acogen. Tarea audaz, difícil y hasta cierto punto imposible, si
se piensa como una respuesta final o única. De esta forma, lo que propongo
está reflejado en la exposición de lanzamiento de este Catálogo, debiendo
ser visto como una posible interpretación, ejercicio experimental de
comprensión, que amplía significados sin crear categorías o estereotipos.
Para llevar a cabo esta curaduría, observé atentamente el conjunto
de la colección, teniendo la oportunidad de descubrir preciosidades,
trabajos y artistas que no conocía. Estoy seguro de que este catálogo
será una fuente de informaciones decisivas en la realización de futuras
exposiciones. A partir de este conjunto, seleccioné algunos artistas con
obras que se caracterizan por su representatividad y su contribución
innovadora, tratando de percibir los diálogos locales con la escena nacional
e internacional. Algunos nombres muy importantes no están en ella por no
poseer obras significativas en la colección del Museo, lo que apunta para la
necesidad de futuras políticas de consolidación del acervo, llenando estos
vacíos. Al momento de escoger, también llevé en consideración el espacio
de las dos galerías de la Casa de Cultura Mario Quintana, donde es realizada
la exposición de lanzamiento de este Catálogo. En un futuro próximo, en
la sede del MACRS en el 4º Distrito, se podrá pensar una nueva exposición
que muestre más de esta gran, importante y diversificada colección.
Todavía, muchas lecturas y evaluaciones podrán y deberán ser realizadas.
Considerando que esta muestra tiene por objetivo dar visibilidad
al acervo destacando aspectos de su constitución, seleccioné artistas
en cuatro grandes grupos. El primero recibió obras de los años 1970
y 1980, que, como ya mencionado, fue el momento en que, de forma
lenta y gradual, el arte contemporáneo se introdujo en el Rio Grande do
Sul; el segundo, de los años 1990, cuando esta producción comenzó a
consolidarse en el medio local, con el apoyo de nuevas instituciones; el
tercero, de los año posteriores al 2000, momento en que estas prácticas
se tornaron hegemónicas y cuantitativamente fuertes, expandiéndose
y diversificándose en el panorama artístico. En el cuarto grupo están las
producciones de videoarte, sin observar criterios cronológicos.
En el primer grupo están Carlos Pasquetti, Carlos Vergara, Carlos
Fajardo, Cildo Meireles, Frantz, Karin Lambrecht, Luiz Carlos Felizardo, Maria
Lidia Magliani, Milton Kurtz, Romanita Disconzi y Vera Chaves Barcellos. El
reducido número de obras de este período deja clara la necesidad de
ampliación del acervo en el sentido de documentar la entrada del arte
contemporáneo en el estado, sus diálogos nacionales e internacionales
divulgando y estudiando esta historia reciente.
En el segundo grupo están Ángelo Venosa, Félix Bressan, Irineu
García, Lia Menna Barreto, Lenir de Miranda, María Lucia Cattani, Nuno
Ramos y Patricio Farias. La mayoría de estos artistas continúa con intensa
actuación en los años 2000, y lo que se observa, sin embargo, es que en el
acervo se encuentran pocas obras de representación de este período tan
importante, cuando el arte contemporáneo trataba de imponerse en el
sistema del arte local, en un momento de difícil recepción.
El tercer grupo corresponde a un período más complejo, cuando
la colección se abre para múltiplos frentes. Destaqué los trabajos de
Alfredo Nicolaiewsky, Andressa Cantergiani, André Severo y María Helena
Bernardes (Archivo Areal), Bruno Borne, Carla Borba, Clóvis Dariano,
Denise Gadelha, Eduardo Haesbaert, Eduardo Kac, Elaine Tedesco, Élle
de Bernardini, Gisela Waetge, Gelson Radaelli, Gil Vicente, Gonzalo Mezza,
Helio Fervenza, Ío (Laura Cattani y Munir Klamt), Jorge Menna Barreto,
León Ferrari, Lucia Koch, Maristela Salvatori, Nelson Leirner, Paulo Nazareth,
Rafael Pagatini, Regina Silveira, Rodrigo Braga, Rommulo Vieira Conceição,
Romy Pocztaruk, Rochelle Costi, Rosângela Rennó, Sandra Rey, Sandro
Ka, Teresa Poester, Téti Waldraff, Túlio Pinto, Xadalu Tupã Jekupé, Yuri
Firmeza y Walmor Corrêa. El hecho de que este período presenta mayor
representatividad dentro del acervo confirma la consolidación del arte
contemporáneo y su fuerza en el panorama local.
El cuarto grupo, que ocupará una sala especialmente dedicada a la
producción de videoarte, cuenta con la participación de Alberto Semeler,
Alex Topini, Ana Norogrando, Claudia Paim, Dirnei Prates, Luis Roque,
Isabel Ramil, Marina Camargo, Marion Velasco, Nelton Pellenz, Paulo
Bruscky y Shirley Paes Leme. Esta producción, casi toda de los años 2000,
muestra como esta nueva modalidad artística se fortaleció localmente en
los últimos años, demostrando madurez, potencia y diversidad.
Después de realizar esta difícil selección y, consciente de sus
limitaciones, intenté romper con la organización temporal de los grupos,
utilizando dinámicas que conectan las obras a partir de diálogos que
se establecen entre ellas. Esta es una propuesta de lectura del amplio
y diversificado acervo del Museo de Arte Contemporáneo del Rio
Grande do Sul, en él se destacan aspectos fundamentales del perfil de
la colección, resaltando obras que marcan de forma significativa cambios
de perspectiva en la producción artística, por sus estrategias, sus recursos
materiales, formales o de contenido. Son obras que rompen con la
visualidad modernista preponderante por un largo período, creando
grietas en el sistema de arte local, en sus tendencias conservadoras. Al
sugerir proximidades entre las obras presentadas, se coloca delante del
espectador el desafío de descubrir relaciones y criar sus propios caminos
para disfrutar, pensando las obras en su época de producción, su osadía,
las novedades que introducen. Lo interesante es buscar más informaciones
sobre ellas y los artistas, la internet está aquí para aproximarnos de este
conocimiento y enriquecer nuestros abordajes.
Se puede observar en la muestra, así como en el acervo, la presencia
de nuevas categorías artísticas, como las instalaciones que crean
espacios de interacciones físicas con los espectadores, permitiéndoles
circular alrededor y dentro de la obra. Algunos trabajos, aun no siendo
instalaciones en sentido estricto, alteran la percepción de los ambientes,
ampliándola en varios sentidos. En esta búsqueda de nuevas realizaciones
se actualizan las prácticas tridimensionales con interferencias visuales y
sensoriales que involucran el lugar y sus visitantes.
Los registros de performance, en general fotografías o videos, traen
la memoria de esas actividades, efémeras y fluidas, como vestigios de
la radicalidad de momentos performáticos. Los libros de artista están
representados en la muestra como testigo de su importante presencia en
el acervo de esta institución, así como las producciones con tecnologías
digitales, que marcan el surgimiento de esas prácticas en el medio local. Se
encuentra, además, el archivo, conjunto de documentos muy significativos
para la comprensión del arte contemporáneo.
Llama la atención la manera como algunas obras dialogan con el
paisaje, instaurando diferentes posibilidades de pensar nuestras relaciones
con el entorno, tanto en el abordaje de las visualidades naturales como
urbanas. Estos nuevos enfoques pierden el carácter contemplativo de
la tradición paisajística para colocar en escena puntos de vista más
poéticos e instigadores, proponiendo fragmentaciones, distorsiones y
otros abordajes, como si el artista dirigiera nuestra mirada por lugares
desconocidos de nuestro propio entorno.
Ciertas obras investigan los universos no hegemónicos, como lo
femenino, lo negro, lo indígena o lo marginal, buscando instaurar en
el sistema del arte la crítica y los debates de género, etnias y relaciones
sociales conflictivas. El cuerpo es fuerte presencia, colocando en pauta
aspectos reprimidos de la sexualidad. La relación con todas estas
problemáticas tiene espacio en el conjunto de la colección.
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