01.12.2017 Views

78 Occidentul romanesc

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

18 AUGUST<br />

2017<br />

Estamos en Transilvania.<br />

En los arcenes de las carreteras<br />

hay hombres ataviados<br />

con chaleco y pantalón de felpa.<br />

Mujeres de pañuelo en la<br />

cabeza venden ristras de ajos<br />

y cestas de cebollas rojas en<br />

pequeños puestecillos humildes<br />

pero cuidados. Las largas<br />

colas de cabezas de ajos penden<br />

de un invisible hilo que<br />

ocupa de extremo a extremo<br />

los ramajes robustos de los<br />

árboles de carretera. Es imposible<br />

que la imagen no te haga<br />

recordar que ésta es la tierra del<br />

temible Vlad Tepes, más conocido<br />

como Drácula.<br />

Así se llega Bran, una<br />

pequeña localidad próxima a la<br />

Brasov. Extensión de tierra, de<br />

pueblos e historia protegida por<br />

los montes Cárpatos, situado a<br />

166 kilómetros de Bucarest.<br />

A Transilvania le persigue la<br />

leyenda de sus vampiros, sus<br />

almas danzantes en un paraje<br />

ocupado por la niebla. Hasta su<br />

nombre da miedo. Transilvania<br />

significa algo así como „más<br />

allá del bosque”. Y ciertamente<br />

eso es: un paraje poblado de<br />

vegetación semisalvaje que no<br />

deja indiferente. Un descubrimiento<br />

de viaje en el que se<br />

unen la leyenda, la fantasía y<br />

una realidad humilde y franca<br />

realmente sorprendente.<br />

Las carreteras rumanas son<br />

de doble vía, lentas y populosas.<br />

Con lo que un viaje por<br />

Transilvania es un slow road<br />

cargado de paciencia. Hay que<br />

viajar a Bran para ver el mítico<br />

castillo, una fortaleza medieval<br />

húngara, edificio fantasmagórico<br />

en el que se inspiró Bram<br />

Stoker para ambientar su novela<br />

Drácula.<br />

Cuando llegas al corazón<br />

del pueblo, a su plaza principal,<br />

lo primero que te encuentras<br />

es un mercado. Si es domingo,<br />

estará mucho más animado.<br />

Es costumbre que las familias<br />

se unan a otras familias en las<br />

plazas, monten allí sus mesas<br />

de camping y compartan horas<br />

de música y comida. Beben<br />

vino de país, Muscat Dry o<br />

Pinot Gris, y comparten ristras<br />

de cerdo adobado o quesos semicurados.<br />

Estas salas de estar<br />

improvisadas se montan en<br />

cualquier lugar de Bran, incluso<br />

junto al cementerio. ¿Quién<br />

teme que los muertos les roben<br />

la comida?<br />

Los mercados de esta tierra<br />

son sencillos y un tanto<br />

pobres. Se arremolinan en las<br />

plazas de los pueblos agricultores<br />

y ganaderos de cada zona,<br />

colocando en mesas plegables<br />

lo que le da la tierra: racimos<br />

de uvas poblados por avispas<br />

inquietas, carne adobada, quesos<br />

de cabra y oveja, naranjas<br />

y frutas de temporada, maíz<br />

crudo y elaborado a la brasa...<br />

Además, siempre suena música:<br />

un lacrimógeno acordeón o<br />

una vieja guitarra.<br />

Ese centro de fiesta rodea<br />

la famosa fortaleza. Si miras al<br />

cielo te tomarás con las torres<br />

de aguja del castillo temible.<br />

Comienzas a ascender por las<br />

callecitas del pueblo, dejando<br />

aun lado y otro un sinfín de<br />

puestecillos de souvenirs todos<br />

relacionados con el personaje<br />

sanguinario: dientes postizos,<br />

caretas de zombis, capas negras...<br />

Bran Stoker se recreó en la<br />

vida del príncipe Vlad Tepes<br />

para dar forma a ese personaje<br />

sanguinario que ha marcado la<br />

historia de esta ciudad. Hoy,<br />

Bran y su príncipe malévolo<br />

y su Drácula son casi un escenario<br />

de Walt Disney, un<br />

excelente marketing publicitario<br />

que arrastra masas de<br />

turistas ávidos por curiosear<br />

en los aposentos del castillo<br />

del vampiro. Las habitaciones<br />

están casi despobladas de un<br />

mobiliario que teóricamente<br />

pertenecía al príncipe Tepes.<br />

Desde la ventana, una ventana<br />

que nos ofrece la bella postal<br />

del valle de Bran, verde y repleto<br />

de tejados rojizos. Este<br />

pueblo y la cercana Brasov viven<br />

de su leyenda, aunque hay<br />

rumores de que ese castillo no<br />

es realmente el de Vlad Tepes.<br />

Con sol, Bran es un hervidero<br />

de turistas, de campesinos<br />

que vende lo que les da la tierra,<br />

y de familias con tiempo<br />

para compartir. Cuando pasa<br />

el día y cae la noche, entra el<br />

silencio. Solo las estrellas permiten<br />

adivinar el perfil del castillo.<br />

Entonces se comprende<br />

cada capítulo de Drácula. Da<br />

igual si esta fortaleza fue o no<br />

la verdadera mansión del temible<br />

y sanguinario príncipe Vlad<br />

Tepes, porque ése, sin duda, es<br />

un escenario espeluznante propio<br />

de una novela de terror.<br />

Siete ciudades y 200 fortalezas:<br />

Las ciudades más<br />

importantes se fortificaron<br />

completamente. Muchas de<br />

ellas estaban defendidas por<br />

las Kirchenburgen, iglesias<br />

fortificadas con enormes muros.<br />

Con su rápida expansión,<br />

Transilvania recibió en alemán<br />

el nombre de Siebenbürgen<br />

o en latín Septem Castra (las<br />

Siete Ciudades). Una denominación<br />

que hacía referencia a<br />

las siete ciudades fortificadas:<br />

Bistritz (Bistriţa, en rumano),<br />

Hermannstadt (Sibiu),<br />

Klausenburg (Cluj-Napoca),<br />

Kronstadt ( Braşov), Mediasch<br />

(Mediaş), Mühlbach (Sebeş),<br />

Schässburg ( Sighişoara). Pero<br />

más allá de los núcleos urbanos,<br />

un rosario de pueblos fortificados<br />

guardan auténticos castillos<br />

medievales, construidos fundamentalmente<br />

con piedra encalada<br />

y madera. En su día sirvieron<br />

para defender esta tierra fronteriza<br />

de los ataques turcos y hoy<br />

se convierten en auténticos vestigios<br />

de la historia.<br />

Español<br />

Transilvania es la tierra del Conde Drácula,<br />

como España es la tierra del Quijote<br />

Las comunidades más<br />

pequeñas crearon fortificaciones<br />

en torno a su iglesia, a la<br />

cual añadieron torres defensivas.<br />

También almacenes que<br />

les permitieran conservar sus<br />

bienes y les ayudaran a sostener<br />

largos asedios. En total,<br />

Transilvania acoge más de 200<br />

fortalezas construidas por los<br />

sajones entre los siglos XIII y<br />

XV. Esos pobladores alemanes<br />

tenían por objetivo defender la<br />

frontera sudeste del por entonces<br />

Reino de Hungría.<br />

Aunque los colonos en su<br />

mayoría procedían del Sacro<br />

Imperio Romano occidental y<br />

hablaban alemán, fueron conocidos<br />

como sajones y gozaron<br />

de una condición privilegiada<br />

respecto a los pueblos originarios<br />

de Transilvania. Aún a<br />

día de hoy es posible encontrar<br />

a sus descendientes hablar<br />

alemán y conservando las llaves<br />

de alguno de esos castillos.<br />

Para acceder a estos pueblos,<br />

el coche se hace imprescindible<br />

por su accesibilidad,<br />

ya que a la mayoría no llega<br />

ningún tipo de transporte público.<br />

Pero para recorrer cualquier<br />

zona de Rumanía en este medio<br />

de transporte (Transilvania<br />

no es una excepción) es importante,<br />

a menudo, cargarse<br />

de paciencia y no planificar<br />

recorridos muy largos. Las<br />

carreteras aún no están en muchos<br />

casos lo suficientemente<br />

preparadas y no es raro encontrarse<br />

con recorridos de unos<br />

100 kilómetros a los que hay<br />

que dedicar más tiempo del<br />

que cabría pensar.<br />

Lo habitual es llegar a<br />

Rumanía vía Bucarest. Lo<br />

ideal es alquilar un coche en el<br />

aeropuerto y tomar camino hacia<br />

Transilvania. En este caso,<br />

hacia Braşov, la primera parada<br />

de esta ruta. Está a unos 170<br />

kilómetros de la capital rumana,<br />

que se hacen en tres horas<br />

en coche.<br />

Transilvania tiene su centro<br />

neurálgico en Braşov. Una<br />

referencia turística en Rumanía<br />

desde distintos puntos de vista.<br />

Ciudad sin duda histórica, pero<br />

también apta para el turismo de<br />

invierno, con algunas pequeñas<br />

estaciones de esquí muy cerca.<br />

Braşov se presenta como una<br />

tranquila y apacible ciudad<br />

europea que descansa bajo<br />

los Cárpatos, que delimitan<br />

Transilvania desde todos sus<br />

extremos a excepción de al<br />

norte. Un teleférico que sube y<br />

baja cada 15 minutos, conecta<br />

la ciudad con el Monte Tampa.<br />

Las vistas sin duda merecen la<br />

pena. Jalonada por agradables<br />

calles peatonales en el centro,<br />

comer en su plaza es una experiencia<br />

muy recomendable<br />

y son numerosos los cafés con<br />

terrazas cuando el tiempo es<br />

agradable.<br />

Desde Braşov hay dos escapadas<br />

ineludibles que pueden<br />

hacerse en el mismo día. A 20<br />

kilómetros se levanta Rasnov,<br />

con su fortaleza encaramada<br />

en una colina de rocas y declarada<br />

monumento nacional. Un<br />

poco más al sur está el castillo<br />

de Bran, la que fuera casa de<br />

Vlad Tepes. Aunque reconstruido<br />

en muchas estancias<br />

y masivamente turístico, una<br />

vez en la zona, la visita parece<br />

ineludible.<br />

Tras haber disfrutado de<br />

un par de días en Braşov y sus<br />

alrededores, el roadtrip transilvano<br />

continúa en ruta hacia<br />

Sighişoara, a cerca de hora y<br />

media de distancia. Para ello<br />

hay que tomar la carretera<br />

nacional (Drumul Naţional,<br />

en rumano) DN-13. Sin duda<br />

merece hacer parada en alguno<br />

de los numerosos pueblos fortificados<br />

que representan la más<br />

pura esencia de Transilvania.<br />

Es el caso de Viscri. Allí aún<br />

queda una pequeña comunidad<br />

de Sajones, que remarcan sus<br />

diferencias con quienes llaman<br />

rumanos. Aún hablan alemán y<br />

guardan las llaves de la fortaleza<br />

que preside desde lo alto<br />

el pueblo y ofrece unas vistas<br />

espectaculares. Fuera de los<br />

circuitos turísticos, a Viscri se<br />

llega, aún a día de hoy, por una<br />

carretera sin asfaltar. Los coloridos<br />

edificios alegran el camino<br />

por la calle principal hacia<br />

la fortaleza. Sin duda, merece<br />

la pena hacer parada para descubrir<br />

la verdadera Rumanía.<br />

Es en estas fortalezas en<br />

medio de núcleos rurales donde<br />

el espíritu fronterizo es más<br />

palpable. La predominancia de<br />

las fortalezas sobre los pueblos<br />

demuestran como estos puntos<br />

estratégicos fueron en su día la<br />

última trinchera entre la cultura<br />

europea y la otomana.<br />

Ya en Sighişoara, merece<br />

la pena pasear sin prisa por sus<br />

callejuelas, en las que casi en<br />

cada esquina es posible encontrar<br />

una torre. Toda una serie<br />

de arcos y recovecos embellecen<br />

las coloridas calles de<br />

esta localidad construida entre<br />

colinas. Sighişoara es la joya<br />

de la corona de Transilvania.<br />

Presenta un centro urbano histórico<br />

compacto rodeado de<br />

una ciudadela del siglo XIV,<br />

a la que se fueron añadiendo<br />

hasta un total de 14 torres y<br />

cinco bastiones de artillería. La<br />

Torre del Reloj es el elemento<br />

más reconocible de la ciudad.<br />

Ubicada dentro de la ciudadela,<br />

data de 1280 y en su día fue la<br />

sede del ayuntamiento.<br />

Tras Sighişoara, la ruta<br />

enfila por la DN14, camino<br />

a Mediaş. Pero antes<br />

hay que desviarse de la<br />

ruta principal en dirección<br />

a Biertan, a 28 kilómetros<br />

al suroeste de Sighişoara.<br />

La pequeña ciudad cuenta<br />

con un espectacular castillo<br />

excepcionalmente bien conservado<br />

ya que fue sede de la<br />

iglesia protestante de esta zona<br />

hasta el siglo XIX. Esta iglesia<br />

es patrimonio de la Humanidad<br />

de la Unesco desde 1993.<br />

La ruta sigue hacia Mediaş,<br />

una ciudad de apariencia industrial<br />

que aloja en su centro<br />

un potente espíritu sajón. Es<br />

una interesante base desde la<br />

que visitar distintos pueblos<br />

sajones. Cuenta entre sus<br />

joyas con la iglesia de Santa<br />

Margarita, cuyo altar es una<br />

de los ejemplos más brillantes<br />

del arte sajón en Transilvania.<br />

Desde Mediaş merece la pena<br />

acercarse a Bazna, Băgaciu,<br />

Curciu o Moşna. En cualquiera<br />

de estos pueblos anclados en el<br />

pasado es más que perceptible<br />

la huella sajona a través de sus<br />

fortalezas.<br />

La siguiente parada es<br />

Sibiu. Elegante ciudad, quizá<br />

la más sofisticada y compacta<br />

de la zona, donde conviven<br />

diferentes estilos arquitectónicos,<br />

con una predominancia<br />

del barroco. Sibiu fue capital<br />

Europea de la Cultura en 2007,<br />

cuando su casco histórico fue<br />

restaurado, y es probablemente<br />

una de las ciudades de aire imperial<br />

más destacadas del país.<br />

La Plaza Mayor es el centro<br />

neurálgico de esta vital<br />

ciudad. Está presidida por la<br />

torre del consistorio a la que se<br />

puede subir para disfrutar de<br />

una vista de la ciudad. Convive<br />

en la plaza con la barroca<br />

Biserica Católica (iglesia<br />

católica). A su alrededor se<br />

despliegan tejados salpicados<br />

de pequeñas buhardillas,<br />

una gran variedad de templos<br />

religiosos y diversos museos<br />

de arte. Sin duda una agradable<br />

ciudad en la que dar por<br />

concluida una ruta por esta<br />

interesante zona de Rumanía<br />

y emprender camino de vuelta<br />

hacia Bucarest, donde tomar<br />

un avión de vuelta a casa.<br />

Zoe Stoleru Martí (Valencia)

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!