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mayor concentración (graduación) de capital cultural
novohispano que a través del estancamiento
de la vida, da como origen lo que E. O’ Gorman
denominó “el sueño de la Nueva España” sueño
que duraría casi dos siglos; Nueva España sueña
lo que quiere ser: de tanto querer serlo, de alguna
manera lo es. Proyecto de vida éste, en donde lo
fáctico trata de alcanzar en desenfrenada carrera
lo imaginado.” 11
La imagen [ιδεα] soñada como modelo
concreto que se impone a lo
real, y lo real distorsionado por esa
imagen. La manera normal en que
tal actitud se expresa es la metáfora,
y la metáfora, expresión alterada
de lo real, a fuerza de ser dicha y
oída, repetida, admitida como moneda
corriente, adquiere la categoría
de una verdad. En monstruosa y
hermosa paradoja la Nueva España,
ésta del segundo proyecto de vida,
la Nueva España barroca es una inmensa
y desdibujada metáfora 12 .
El cuestionamiento a la validez de un discurso
histórico fue sugerido en Occidente, gracias
a las primeras críticas de Θουκυδίδης 460--396 a.
C. (Tucídides) a Heródoto de Halicarnaso (484-425
a. C.) en su Ιστορία του Πελοποννησιακού Πολέμου
(Historia de la Guerra del Peloponeso). Jacques Le
Goff señaló lo siguiente, que bien valdría tener en
cuenta para comprender mejor la dimensión del argumento
planteado:
En realidad, la historia deja de ser
científica cuando se trata del comienzo
y el fin de la historia del
mundo y de la humanidad. En cuanto
al origen, se inclina al mito: la
edad de oro, las edades míticas, o
bajo la apariencia científica la reciente
teoría del big bang. En cuanto
al fin, cede el puesto a la religión,
y especialmente a las religiones de
la salvación que han construido un
<<saber de los fines últimos>> -la
escatología- o a las utopías del progreso,
la principal de las cuales es
el marxismo, que yuxtapone una
ideología del sentido y del fin de la
historia (el comunismo, la sociedad
sin clases, al internacionalismo) 13 .
Fernando Betancourt Martínez, adscripto
al Instituto de Investigaciones Históricas de la
UNAM, en una mesa de discusión en torno al concepto
de verdad en la disciplina histórica durante
el año 2012, señaló que el problema de la validez
debe buscar su raíz en la lógica aristotélica, puesto
que Aristóteles en su tratado Lógica “planteaba el
fundamento de las proposiciones u oraciones lógicas,
la duda, a saber, era: ¿Qué proposición era/es
la verdadera?” Que la verdad se mide en términos
de ‘lo’ pasado, Tucídides lo tenía muy claro, pero,
si ahora nuestro ‘pasado’ es sinónimo de verdad,
habrá que preguntar: ¿Qué preposición puede
advenir en base/fundamento de todas? He ahí el
gran problema sobre la verdad, que no hubo/hay
proposición ‘primera’ que justifiqué/fundamenté a
otra. Sin nada que fundara la verdad (univocísta)
de la Ιστορία (las proposiciones son las unidades
básicas de la estructura narrativa, en lógica aristotélica
tres pro-posiciones forman un silogismo),
Fernando Betancourt terminaría asintiendo que:
“la polémica sobre el valor jerárquico en las fuentes
documentales antiguas y actuales carece de
viabilidad/pertenencia actual, ya que ambas son
atravesadas por una misma cuestión, la cuestión
sobre ‘la veracidad del relato’, ya que ninguna
proposición tiene fundamento absoluto”, lo que
supondría haber hallado la proposición ‘original’.
Ninguna proposición puede llegar a constituir una
verdad en términos finiquitos o universales, según
él comprende. Lo finiquito radica en el comienzo
del estar-en sí, lo perfecto en lo imperfecto; así
el relato, llámese narración del pasado (metáfora
de las “fuentes”), del ‘futuro del pasado’ (fuentes
e historiografía-problema [Escuela de los Annales.
1929]) o del presente (historiografía actual) a través
del tiempo, no es ni más ni menos verídico
según lo determine un marco de referencia temporal.
La validez es un terreno de suma probabilidad.
No hay validez sin previo consenso o convención
de quienes se saben poseedores del discurso. De
modo que la validez hoy día, a nivel empírico, sigue
determinado por el privilegio de unos cuantos:
los poseedores del saber, la validez pasa como un
sinónimo de convención corporativa (corpus iure)
sujeta a la toma de puntos de vista aparentemente
consensuados (Esclavos del Hades).
11
Manrique, J. A. “Del Barroco a la Ilustración” en Historia
General de México. Versión 2000. México: COLMEX,
2000.
12
Ibidem
13
Ídem
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