septiembre 2013 - Bolivien

SEPTIEMBRE 2013, N°9 MÚSICA BAROCA DE URUBICHÁ – 40 VIOLINES MÁS PARA BOLIVIA BAROCKMUSIK AUS URUBICHÁ – NOCHMALS 40 VIOLINEN FÜR BOLIVIEN El pueblo boliviano Uribichá con sus 4000 habitantes es según estadísticas uno de los pueblos mas pobres en todo el país, sin embargo es conocido por su riqueza en la música y la afectuosidad y pasión de sus habitantes. Los indígenas de Urubichá-­‐ los guarayos-­‐ son un pequeño grupo, que cuida la música barroca, que llevaron las Misiones Jesuíticas en la Colonia hace 320 años a Bolivia y que ahora forman parte de su identidad. 800 niños y ninas están aprendiendo en la Escuela de Música de Urubichá, intrepretando particularmente barroco europeo y sudamericano, pero también obras de Quantz, Händel o de Corelli-­‐ es imposible imaginar la vida en Urubichá sin música. Ningún acontecimiento en el pueblo se realiza sin actos musicales, porque la cultura de los guarayos dice, que después de la muerte, el alma tiene que pasar por el gran rio para llegar donde el “Abuelo” en el cielo. Los caimanes, los fantasmas y el peligro que se acecha en este camino, solamente se puede apaciguar a través de la música. La preparación vitalicia para la muerte consiste en llenar el alma en lo más profundo posible con música. 25Das 4000-­‐Einwohner-­‐Dorf Urubichá in Bolivien ist laut Statistik eines der ärmsten Dörfer landesweit, doch ist es berühmt für seinen Reichtum an Musik und für die Herzlichkeit und Leidenschaft seiner indigenen Bewohner. Die Indínenas aus Urubichá -­‐ die Guarayos -­‐ sind ein kleines Volk, das die Barockmusikkultur, die Jesuiten-­‐Mönche vor 320 Jahren in die Missionen der Kolonie nach Bolivien gebracht hatten, pflegen und zu einem Teil ihrer Identität gemacht haben. 800 Kinder lernen in der Musikschule in Urubichá. Sie spielen vor allem europäischen und südamerikanischen Barock, aber auch Stücke von Quantz, Händel oder Corelli. Ohne Musik ist das Leben in Urubichá kaum vorstellbar. Kein Ereignis im Ort findet ohne musikalische Einlage statt, denn die Kultur der Guarayos sagt, nach dem Tod muss die Seele über den großen Fluss zu „Abueloe“ (Großvater, Gott) in den Himmel. Die Krokodile und die Geister, die dort lauern könnten nur durch Musik besänftigt werden. Die lebenslange Vorbereitung auf den Tod besteht also darin, die Seele so sehr wie möglich mit Musik zu füllen.