Edición 13 de Octubre de 2015

13 DE OCTUBRE DE 2015
4 Economía
Quincenario Editado por Prensa Latina
Trabajo decente para un desarrollo sostenible
Por Cira Rodríguez César
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, recién debatida
en Cumbre de Naciones Unidas, prioriza a las personas
y proporciona a la comunidad internacional el ímpetu necesario
para avanzar con enormes desafíos.
Constituida por 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
abarca las tres dimensiones de la sostenibilidad económica,
social y medioambiental, con énfasis en promover el crecimiento
económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo
decente para todos.
Con esa premisa la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) toma como bandera la importancia del empleo decente,
enarbolado en el Objetivo 8, para lograr que hasta el 2030 se
generen más de 600 millones de empleos demandados por
la población mundial económicamente activa.
Según la OIT esa cantidad representa alrededor de 40 millones
de empleos al año, al tiempo que se necesita mejorar las
condiciones de los 780 millones de hombres y mujeres que
trabajan pero no ganan lo suficiente para superar ellos y sus
familias el umbral de la pobreza de dos dólares al día.
El Objetivo 8, reforzado por metas específicas relativas a la
protección social, la erradicación del trabajo forzoso y del
trabajo infantil, el incremento de la productividad, la acción a
favor del empleo juvenil, la creación de pequeñas y medianas
empresas y el desarrollo de las competencias, es una respuesta
indispensable a las necesidades económicas y sociales
de la población y de los gobiernos en todo el mundo.
Por eso su reto más significativo es proporcionar para 2030
el empleo pleno, productivo y decente para todas las mujeres
y los hombres, incluyendo a los jóvenes y las personas con
discapacidad, y la igualdad de remuneración por un trabajo
de igual valor.
En particular se propone, en un período de cinco años,
reducir considerablemente la proporción de jóvenes desocupados
que no siguen educación o formación alguna, a través
del desarrollo e implementación de una estrategia global de
promoción del empleo juvenil.
Con demasiada frecuencia, tener un empleo no garantiza la
posibilidad de escapar de la pobreza, ya que una carencia
persistente de oportunidades de trabajo decente, inversiones
insuficientes y bajo consumo producen una erosión y alejan
el logro del derecho de todos a compartir el progreso.
Por eso colocar la creación de empleos en el centro de las
políticas económicas y de los planes de desarrollo, no sólo
permitirá crear oportunidades de trabajo decente, sino también
un crecimiento más sólido e inclusivo que favorecerá
reducir las desigualdades.
Se trata de un círculo virtuoso que beneficia tanto a las economía
como a la población y es motor del crecimiento sostenible,
que debe ser capaz de crear los empleos necesarios
para mantener el crecimiento de la población en edad de
trabajar.
Estadísticas de la OIT indican que desde 2008, el crecimiento
del empleo se ha situado en promedio en sólo 0,1 por
ciento anual, frente a 0,9 por ciento entre 2000 y 2007, también
reflejan que más del 60 por ciento de todos los trabajadores
no cuentan con contrato laboral.
Los números recogidos por esa agencia de Naciones Unidas
también exponen que actualmente menos del 45 por
ciento de los trabajadores asalariados están empleados a
tiempo completo, en tanto prevé que para 2019 más de 212
millones de personas estarán desempleadas, frente a los
actuales 201 millones.
Guy Ryder aseguró que su organización impulsará los objetivos
de la Agenda 2030.
La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible como programa
transformador sustituirá a la Agenda de Desarrollo
del Milenio a partir del año próximo con la reafirmación de
respetar, proteger y promover las libertades fundamentales
para todos.
Será un reconocimiento a la importancia de la protección
social, así como de la contribución positiva de los trabajadores
migrantes al crecimiento inclusivo.
Al respecto, el directo general de la OIT, Guy Ryder, ya aseguró
estar listos para colaborar con los mandantes y en
asociación con todos los actores del desarrollo, de manera
que se puedan alcanzar estos objetivos ambiciosos tan decisivos
para el progreso de la justicia social.
ESPAÑA
Bebe menos vino y exporta más… barato
Por Miguel Lozano
Corresponsal/Madrid
La crisis económica en España ha repercutido,
incluso, en el arte del buen vino
Con innegable tradición que
ubica sus caldos entre los más
preciados, España es, además,
primer exportador de vino del
mundo, pero la industria alerta
sobre una baja del consumo
interno y de los precios del producto
nacional en el mercado
internacional.
Los expertos atribuyen la caída
interna a la crisis económica, que
beneficia el consumo de otras
bebidas más baratas, como la
cerveza, particularmente popular
entre los más jóvenes.
En cuanto a las ventas al exterior,
en 2014 el vino español
registró el precio medio más bajo
del mercado internacional, lo que
junto a la caída del consumo
interno provocó que por cuatro
años consecutivos España
exportara más caldos de los que
se bebe.
Según estimados de la Federación
Española del Vino (FEV),
el mercado nacional cayó casi a
la mitad desde el inicio de la
crisis, un descenso incluso más
pronunciado que entre otros
países competidores también
afectados por la difícil situación
económica.
La FEV estima que el año
pasado el país exportó 2 280
millones de litros, 22,3 por ciento
más que en 2013, volumen
superior en 200 y 800 millones
a Italia y Francia, respectivamente.
El problema, sin embargo, es
que España vendió su vino a un
precio de 1,14 euros por litro,
mientras Italia y Francia lo vendieron
a 2,50 y cinco euros,
respectivamente.
Como consecuencia, la facturación
para España fue de 2 600
millones de euros, mientras Italia,
por ejemplo, obtuvo una
mayor ganancia de 5 100 millones
de euros.
LAS CAUSAS
Para el Observatorio Español del
Vino la situación fue provocada por
la combinación de una gran cosecha
en 2013 con la caída del consumo
interno y la falta de mecanismos
reguladores del mercado,
ante lo cual la salida hallada fue
vender más barato en el exterior.
Aunque los expertos consideran
que no se podrá ver un cambio
considerable de la tendencia
interna hasta 2016, el 2015
comenzó con mejores expectativas,
dadas por un incremento del
consumo.
Según un informe de Market
Trends de Nielsen, analizado por
el Observatorio Español del Mercado
del Vino la venta de caldos
creció en España de enero a abril
un promedio de 3,65 por ciento.
Por tipo de vinos, los tranquilos
aumentaron 2,3 por ciento y los
espumosos cinco por ciento,
estos últimos favorecidos por la
tendencia a consumir espumosos
de baja graduación de alcohol
(frizzantes) en los cuales la
cerveza encontró un competidor.
Hasta ahora los españoles
acostumbran a combatir el calor
con cerveza o tinto de verano
(vino tinto mezclado con gaseosa
o refresco con sabor a limón).
Los blancos de baja graduación
alcohólica, hasta hace poco considerados
despectivamente “los
otros vinos” y por los machistas
“vinos de mujeres” ganan popularidad,
sobre todo entre los más
jóvenes.
Aunque se considera que en
Navidad los frizzantes tienen su
momento de consumo perfecto,
algunos como el conocedor Enrique
Sancho lo designan ya como
“blanco de verano”, propio para
las altas temperaturas y nueva
esperanza de la industria española
del vino.