Una guerra prolongada y degradada. Dimensiones y modalidades ...
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<strong>Una</strong> <strong>guerra</strong> <strong>prolongada</strong> y <strong>degradada</strong>. <strong>Dimensiones</strong> y <strong>modalidades</strong> de violencia<br />
que habita un territorio) implicó que muchas tierras deshabitadas fueran<br />
apropiadas por diversas vías: algunos apropiadores recurrieron a<br />
mecanismos violentos de despojo, otros apelaron a recursos legales para<br />
formalizar la toma de tierras y unos más aprovecharon la vulnerabilidad<br />
del mercado para comprar tierras a bajo costo.<br />
[...]acabaron con todo, había un caserío grande, Verdún, y eso<br />
lo acabaron todo […] En el corregimiento de Chinulito, por<br />
ejemplo, allá en Toluviejo, en límites con San Onofre [departamento<br />
de Sucre], ese corregimiento quedó totalmente solo. 89<br />
La estrategia de tierra arrasada, aplicada por los grupos paramilitares,<br />
provocó grandes éxodos de población, ya que en muchos casos supuso<br />
el abandono de pueblos donde los sujetos colectivos habían forjado una<br />
historia común de construcción social de su territorio y de su identidad.<br />
En los testimonios se evidencia la vivencia profunda del desplazamiento<br />
forzado por parte de las víctimas. En las palabras de los desplazados<br />
son claros los efectos del desarraigo como encuadre simbólico de las<br />
pérdidas materiales:<br />
Es que el desplazado no le importa tanto lo material que pierde,<br />
sino la pérdida de su base social, su arraigo, su entorno.<br />
O sea, es que uno tiene que ser desplazado para narrar esto,<br />
pues. Alguien que nunca ha sido desplazado no puede tener ese<br />
sentimiento. Es que el desarraigo de las comunidades, el hecho<br />
de… Yo diría, inclusive, que era más pobre allá que aquí, pero<br />
más rico en todos los sentidos allá. En todos los sentidos, porque<br />
allá me estaba yo con mi gente, con mi comunidad… La<br />
gente me estaba buscando: “hagamos esto, hagamos lo otro”.<br />
Esa era mi vida: mi grupo de danza, mi casa de la cultura, los<br />
viejitos. O sea, era un modo de vida que eso no tiene precio,<br />
pues… Eso no tiene precio: usted puede vivir aquí en una casa<br />
89. Testimonio de adulto, dirigente indígena, resguardo de San Andrés de Sotavento,<br />
2009. GMH, La tierra en disputa, 274.<br />
de oro, pero el desarraigo no lo tiene […] Y para mí, lo más doloroso<br />
en ese sentido es el desarraigo: apartarse de su entorno,<br />
de su paisaje, de su óptica habitual. 90<br />
En el municipio de San Carlos, oriente antioqueño, el GMH registró el<br />
abandono total o parcial de 54 de sus 74 veredas. En el periodo más<br />
crítico del éxodo, este municipio pasó de tener 25.000 habitantes a solo<br />
5.000. Este éxodo fue desencadenado por la combinación de todas las<br />
violencias que se describen en este informe.<br />
Yo me acuerdo que yo recé por ahí 500 Padre Nuestros y mil<br />
Rosarios porque si salían los paramilitares de pronto me mataban,<br />
si salía la guerrilla también, y si salía el Ejército también.<br />
Entonces me vine, llegué a mi casa, no tenía nada que comer<br />
porque la guerrilla no dejaba, los paras no dejaban entrar comida.<br />
Me fui para mi finca, me quedé allá, cuando me levanté yo<br />
sin saber dónde comer porque yo tenía como catorce o quince<br />
años cuando eso. Entonces me levanté, cuando vi que venían yo<br />
estaba solo, yo estaba en una selva solo en una selva, ¿cierto?,<br />
porque ya toda la gente se había ido ya, prácticamente quedábamos<br />
dos o tres personas allá. 91<br />
En lo que respecta a los pueblos abandonados, el caso de la masacre de<br />
El Salado, Bolívar, 92 se convirtió en uno de los emblemáticos del desplazamiento<br />
forzado. Este pueblo de 4.500 habitantes fue abandonado<br />
durante dos años, tiempo suficiente para que la vegetación invadiera<br />
las construcciones hasta ocultarlas. En noviembre del 2001, la gente de<br />
El Salado regresó, pese a la persistencia del conflicto armado y a la precariedad<br />
del acompañamiento institucional.<br />
90. GMH, Segovia y Remedios, 219.<br />
91. Testimonio de hombre joven. Taller de memoria histórica, San Carlos, 2010. GMH,<br />
San Carlos, 259-260.<br />
92. En la masacre de El Salado se registraron 60 víctimas fatales y hubo escenificación<br />
pública del horror, victimización de niños, niñas, adolescentes y adultos mayores, violencia<br />
sexual, tortura, sevicia, desplazamiento forzado masivo, toque de instrumentos mientras<br />
masacraban a la población civil y elección de las víctimas por sorteo, entre otras acciones.<br />
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