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He tratado de identificar algunos
indicadores cuyos datos, cruzados,
nos permitan conocer la
tendencia general del sistema que
materializa la Red Nacional de Bibliotecas
Públicas. La realidad de
ésta es, desde luego, mucho más
compleja, pero podemos estar seguros
de que los indicios y señales
que arrojan todos o casi todos los
demás aspectos del sistema, hablan
de un agotamiento de su modelo.
Ese modelo permitió expandir los
servicios bibliotecarios de carácter
público en todo el país, imprimirles
un nivel homogéneo de calidad
y propiciar su estabilidad y permanencia,
logro en absoluto menor,
este último, en un sistema gubernamental
vulnerable al abandono,
la suspensión y la falta de continuidad
de programas.
Hoy en día, y desde hace al menos
una década, es patente la disminución
de capacidades de los
distintos gobiernos para establecer
nuevas bibliotecas públicas, ahí
donde incuestionablemente se requieren;
para sostener el envío periódico
de libros y otros materiales
para la actualización permanente
de las que ya existen; para dotarlas
de computadoras e internet; para
renovar los equipos y sistemas tecnológicos
que van caducando; para
dar capacitación al personal, y a la
vez proporcionarle estabilidad laboral
y remuneración adecuada;
para ampliar y renovar su mobiliario;
para mantener en buenas condiciones
y mejorar los edificios, así
como llevar a cabo las sustituciones
de espacios que resulten necesarias
para lograr mejores pautas de los
servicios que se ofrecen a la comunidad.
Ante esta tendencia, no es aconsejable
dejar pasar el tiempo, abriendo
la puerta a que las bibliotecas
públicas terminen por dejar de ser
vistas por sus visitantes como espacios
útiles a sus vidas, adecuados a
sus intereses y necesidades, capaces
de brindar oportunidades de creci­
Hallan una
partitura de
Stravinski que se
creía perdida
En la Biblioteca del Conservatorio de
San Petersburgo se descubrieron
recientemente las partituras del
Canto fúnebre de Ígor Fiódorovich
Stravinski, réquiem que el insigne
compositor y director de orquesta
ruso dedicó hace más de un siglo a
su profesor Nikolái Andréyevich
Rimski-Kórsakov. El hallazgo, de
acuerdo con el periódico ABC, se dio
cuando la mencionada biblioteca
tuvo que realizar una apresurada
mudanza a un espacio provisional
para permitir la remodelación de su
edificio histórico. En realidad lo que
se ha encontrado son las particelle
de los músicos que bajo la batuta de
Felix Blumenfeld tomaron parte en
el único concierto en donde sonó la
obra. Aquel estreno tuvo lugar en el
propio Conservatorio el 17 de enero
de 1909 en memoria de Rimski-Kórsakov,
quien falleció el 21 de junio
de 1908. Este Canto fúnebre, que dura
12 minutos, no volvió a escucharse
jamás en ninguna sala de conciertos
porque no fue publicado y a
cuya partitura se le perdió la pista
tras la Revolución bolchevique de
1917. El compositor siempre creyó
que Canto fúnebre había sido confiscada
por los comunistas durante la
Revolución o la guerra civil, ya que el
poder soviético prohibió entonces
su obra. El propio Stravinski consideraba
el Canto fúnebre como la mejor
creación de su época temprana. Lo
compuso cuando tenía 26 años y
aún era un desconocido.
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