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ción que integran y dan acceso a la población a las
nuevas tecnologías informativas y constituyen espacios
en los que se realizan diversas actividades orientadas
a que la comunidad se acerque a la lectura.
Si la cultura puede definirse, al modo de Jean Rostand,
como “lo que el hombre añade al hombre”, la
educación es el acuñamiento efectivo de lo humano,
allí donde sólo existe como posibilidad. Nuestro
maestro no es el mundo, las cosas, los sucesos naturales,
ni siquiera ese conjunto de técnicas y rituales que
llamamos “cultura”, sino la vinculación intersubjetiva
con otras conciencias.
Desde su génesis, las bibliotecas públicas han desarrollado
diversas formas de capacitación y certificación
del personal. Algunos estados han buscado profesionalizar
las labores del bibliotecario logrando alianzas
con diversas casas de estudio.
En este sentido, una vía para alcanzar el desarrollo
profesional del bibliotecario es trabajar en la creación
del Instituto Nacional de Capacitación, Certificación,
Profesionalización e Investigación Bibliotecaria, el cual
establezca líneas a seguir para generar un perfil nacional
de puestos y abra la posibilidad para acceder a estímulos
y becas, con el fin de que el bibliotecario realice una
Ilustración de Lourdes Domínguez.
carrera dentro de la Red Nacional y aspire no sólo a su
permanencia sino a alcanzar niveles superiores.
Lograr un escalafón que además de motivar el ascenso
a los peldaños laborales invite a superarse, es sin
duda el objetivo de este Instituto. Que cada escalafón
nuevo abra no sólo áreas de oportunidad sino de acceso
a una formación educativa especializada, sin olvidar
la investigación, que culmine en publicaciones como
libros, revistas especializadas y otros, que permitan la
difusión y el análisis del quehacer bibliotecario.
Se plantea que este Instituto cuente con un padrón
nacional de bibliotecarios y un sistema básico de administración
por objetivos, lo que permitiría generar una
Foto: Juan Toledo.
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