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a quien la obtenga que posee conocimientos<br />

y capacidades para desenvolverse<br />

en el campo laboral de<br />

forma adecuada, y de ninguna manera<br />

deberá sustituir a cualquier<br />

certificado de estudios, diploma o<br />

título académico. Anteriormente la<br />

certificación profesional era avalada<br />

por títulos universitarios y cedulas<br />

profesionales, sin embargo, es insuficiente<br />

para garantizar a la sociedad<br />

el óptimo nivel, ya que existen profesionales<br />

que no se actualizan o no<br />

ejercen su profesión con la calidad<br />

que se requiere. 4 Ante este contexto<br />

es necesario que el Colegio Nacional<br />

de Bibliotecarios se convierta en<br />

órgano certificador de los profesionales;<br />

sin embargo, ante el gran número<br />

de bibliotecarios empíricos<br />

que laboran en bibliotecas, se puede<br />

impulsar la certificación de competencias<br />

en nuestro ámbito laboral a<br />

través de instancias como el Consejo<br />

Nacional de Normalización y<br />

Certificación de Competencias Laborales<br />

de la Secretaría de Educación<br />

Pública, que aún no concreta<br />

el funcionamiento del Comité de<br />

Gestión por competencias.<br />

La profesionalización permitirá<br />

al personal bibliotecario su crecimiento<br />

a partir del desarrollo de<br />

capacidades teóricas y prácticas necesarias<br />

para la mejora de nuestros<br />

sistemas bibliotecarios, con las capacidades<br />

necesarias para adelantarse<br />

a los requerimientos de la<br />

sociedad de la información y del<br />

conocimiento, aunado a que el crecimiento<br />

profesional genera beneficios<br />

sociales y económicos. Sin<br />

embargo, la limitante para la mejo­<br />

4<br />

Escalona Ríos, Op. cit., p. 279.<br />

ra salarial radica en la inexistencia<br />

de un tabulador nacional de cada<br />

institución, ya sea pública, autónoma<br />

o privada. En el caso de la Dirección<br />

General de Bibliotecas es al<br />

gobierno federal a quien le corresponde<br />

dotar a sus bibliotecas de las<br />

colecciones, capacitación de personal<br />

y normativa. A los gobiernos<br />

estatales, municipales y delegacionales,<br />

les atañe dotar de edificios,<br />

salarios y gastos de operación 5 , es<br />

decir, le compete a cada estado,<br />

mu nicipio y delegación la elaboración<br />

de estos tabuladores.<br />

Es evidente la necesidad de proponer<br />

un tabulador nacional que dé<br />

respuesta a la necesidad de los bibliotecarios<br />

profesionales en la Red<br />

Nacional de Bibliotecas Públicas,<br />

que permita alcanzar un respaldo<br />

legal en el ejercicio de la profesión y<br />

de esta manera elevar el nivel salarial<br />

y acceder a un sistema escalafonario,<br />

que otorgue una mayor<br />

formalización de los puestos en los<br />

que se incluya el reconocimiento<br />

de aspectos como la antigüedad y<br />

la formación profesional. La existencia<br />

de un tabulador nacional<br />

permitirá el análisis, la descripción<br />

de puestos, escolaridad, preparación<br />

académica, habilidades y<br />

competencias para el trabajo, de tal<br />

manera que la mejora salarial esté<br />

relacionada con el perfil de puestos,<br />

la preparación académica y la<br />

antigüedad.<br />

Por otro lado, en el contexto de<br />

las bibliotecas públicas existe un<br />

problema en cuanto a la permanencia<br />

del personal, el cual se rota<br />

5<br />

La Red Nacional de Bibliotecas Públicas,<br />

Conaculta-Dirección General de Bibliotecas,<br />

México, 1991, 37 pp.<br />

o sustituye debido a los cambios de<br />

gobierno tanto federal, estatales o<br />

mu nicipales, lo que trae como consecuencia<br />

el incumplimiento de<br />

programas de desarrollo, la poca<br />

repercusión de planes y proyectos<br />

enfocados a la formación de per sonal<br />

de nuevo ingreso, y a la inversión<br />

de recursos públicos para esta<br />

formación y estas funciones.<br />

Ante esto, lo que debe ser claro<br />

para el gobierno en sus tres niveles<br />

es que se tiene que atender de mane<br />

ra apremiante esta problemática,<br />

para consolidar políticas públicas<br />

que garanticen continuidad y<br />

congruencia en los servicios de las<br />

bibliotecas públicas.<br />

Por último y como conclusión,<br />

retomo lo que desde el año 2002 la<br />

doctora Lina Escalona recomendaba<br />

en su artículo “Ámbito y com petencia<br />

de la capacitación bibliotecaria<br />

y la formación pro fesional de la<br />

bibliotecología en México”: las<br />

instituciones bibliotecarias requieren<br />

de personal pro fe sional y no<br />

profesional, el profesional de la información<br />

debe atender las ac ti vidades<br />

profesionales para las que fue<br />

formado, mientras que el personal<br />

no profesional debe ser capacitado<br />

en actividades no profesionales.<br />

Al capacitar no se debe perder de<br />

vista la responsabilidad que como<br />

profesional se tiene con la sociedad<br />

y con la profesión misma, por lo<br />

que no debemos trasladar el conocimiento<br />

profesional al ámbito de<br />

la capacitación, esto para el logro<br />

del reconocimiento social de la<br />

profesión y el reconocimiento a su<br />

actividad profesional. 6<br />

6<br />

Escalona Ríos, Op. cit., p. 11.<br />

28 el bibliotecario

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