Cambio climático, movimientos sociales y políticas públicas
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Germán Palacio<br />
52<br />
Introducción<br />
Podría decirse que la retórica política sobre el <strong>Cambio</strong> Climático surgió<br />
en Colombia el 7 de diciembre de 2010 a las 9:29 p.m. cuando el presidente<br />
Juan Manuel Santos pronunció un discurso, después de presenciar las inundaciones<br />
en la región Caribe colombiana afectada por el Fenómeno de La<br />
Niña. Dijo lo siguiente:<br />
“La crisis que vivimos hoy por causa de la dura ola invernal es la peor<br />
tragedia natural en nuestra historia. Nunca antes tantas personas habían<br />
sido afectadas en sus vidas, en su salud, en sus posesiones, en su propio<br />
futuro. Los damnifi cados de esta ola invernal son cuatro veces más que<br />
los del terremoto del Eje Cafetero en 1999. Hay más de 200 compatriotas<br />
muertos por causa del invierno y más de 100 desaparecidos que podrían<br />
haber fallecido también (…) “Al menos 277 mil viviendas han sido destruidas<br />
o averiadas. Más de 200 mil hectáreas de cultivos están bajo el agua,<br />
y por lo menos 40 mil reses han muerto ahogadas. Podríamos decir que la<br />
naturaleza se ha ensañado con nosotros, pero no sería justo. Porque la naturaleza<br />
no hace otras cosas que devolver el inmenso daño producido por<br />
la desidia de muchos países que no han querido controlar sus emisiones<br />
contaminantes” (Santos, 2010).<br />
Siendo Santos un presidente neoliberal, proveniente de las entrañas de<br />
la derecha uribista colombiana 22 y rotundamente convencido de los benefi<br />
cios del libre comercio para el país, particularmente con los Estados Unidos<br />
de América y con Europa, suena más que curioso que le eche la culpa<br />
del desastre natural y del sufrimiento de los ribereños a la “desidia” de los<br />
países desarrollados. Si Mario Vargas Llosa, Plinio Mendoza, Juan Carlos<br />
Montaner y sus amigos del libre mercado acuñaron la denominación de<br />
“idiotas útiles latinoamericanos” para los dependentistas (Mendoza, et al.,<br />
1996), el decir de Santos estaría dando lugar al surgimiento de una nueva<br />
categoría política: los neoliberales dependentistas, algo así como los astutos<br />
derechistas. A decir verdad, pocas semanas después de posesionado en<br />
22 El ex presidente Uribe ha sintetizado su propuesta como un trípode llamado Seguridad Democrática, Confianza<br />
al Inversionista y Cohesión Social. En la práctica esto ha significado: lucha antiterrorista, seguridad a la<br />
inversión extranjera y asistencialismo con propósitos electorales. La propuesta impulsó el crecimiento económico,<br />
utilizando indiscriminadamente cualquier método de producción para obtener mayor rentabilidad,<br />
sin importar el daño ambiental. En este sentido, bajo el gobierno de Uribe se otorgaron casi 9.000 títulos<br />
para explotación minera sin respetar parque nacionales ni reservas indígenas (Ronderos, 2011).