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su fuerte y con ella ha podido capotear un temporal donde los cataclismos no son<br />
escasos. Músico, activista cultural y social, conductor de radio, poeta, profesor y tallerista,<br />
Catana ha dejado rastros de su andar por este mundo en cinco producciones<br />
sonoras. Sus títulos revelan intenciones: Un gato de corazón púrpura (1989), Polvo de<br />
ángel (1991), El nagual (1997), La rabia de los locos (2001) y Caballo (2011).<br />
Catana ha poblado su ser y su música con todo tipo de literatura. De Henry<br />
Miller aprendió cierta indolencia para el arte del amor, de Roque Dalton ese chispazo<br />
luciérnaga que dejan las causas perdidas y de Mario Santiago el regocijo de<br />
reírse de sí mismo, por ejemplo. Su lectura de la ciudad y de la vida está en sus<br />
canciones; es un viaje en Metro, avistado por miradas y sensaciones que buscan<br />
descifrar una realidad que se escapa.<br />
El don de la conversación y una memoria fresca, la necesidad de dejar la mayor<br />
cantidad de huellas, el sentido crítico que mantiene abierta la puerta para los<br />
reclamos, (porque evidentemente que Rafael Catana también tiene huesos en el<br />
armario), son atributos con los que se ha reconstruido este capítulo.<br />
La vida<br />
Prehistoria<br />
Mi vida era ser fanático de Un Viejo Amor y de La Nopalera. Había vivido muchas<br />
tocadas de los hoyos fonquis, amaba a Bandido, El Ritual, Comunicación.<br />
Soy fan de Eblen Macari desde 1972. Norma Valdez y Javier Bátiz, el Pájaro Alberto,<br />
Polvo, Medusa, El Hangar Ambulante, están en mi memoria, imagínate:<br />
un niño precoz. Me tocó fundar el Centro Libre de Experimentación Teatral<br />
(CLETA), en Sullivan 43, junto con una bola de locos como Los Mascarones,<br />
Los Nakos, el grupo Informe, Enrique Ballesté, León Chávez Teixeiro, Luis<br />
Cisneros, Roberto Pata Loca, Víctor Hugo Santos, Manolo Rodríguez, José de<br />
Molina, Eduardo Lobo González; me tocó ver a Judith Reyes en el CCH Vallejo<br />
y tocar con ella en la peña Tecuicanime, cuando yo era un aficionado más que<br />
un profesional de la música. Por entonces estudiaba en la Escuela de Música y<br />
hacía guiones para Radio Universidad, daba clases en escuelas, me enamoraba<br />
perdidamente y buscaba una parte de la ciudad que se me había escapado en<br />
mi adolescencia. En mi post-adolescencia empecé a descubrir ese DF lleno de<br />
recovecos, lugares y espacios.<br />
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