Un escritor que se expone* - Casa de las Américas
Un escritor que se expone* - Casa de las Américas
Un escritor que se expone* - Casa de las Américas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
PEDRO LEMEBEL<br />
Dos Dos crónicas crónicas <strong>de</strong> <strong>de</strong> Pedro Pedro Lemebel<br />
Lemebel<br />
Qué pena <strong>que</strong> no me duela<br />
tu nombre ahora*<br />
* Aparecida en La Nación, Santiago <strong>de</strong> Chi-<br />
Y<br />
qué sabe uno si <strong>se</strong> ha enamorado o fue pura ilusión. Qué sabe uno<br />
<strong>de</strong>l amor si lo único <strong>que</strong> conoció fueron sobajeos y manotazos<br />
<strong>de</strong><strong>se</strong>sperados bajo los puentes. Por eso, arremango los años y<br />
retrocedo al jodido ayer; más bien, voy <strong>de</strong>shilando ciertos milagros <strong>que</strong><br />
aún no puedo enten<strong>de</strong>r ni olvidar. Y a veces, en el momento urgido <strong>de</strong><br />
escribir estos garabatos, echo mano al corazón. Y <strong>se</strong> me viene <strong>de</strong> golpe<br />
la tar<strong>de</strong> a<strong>que</strong>lla <strong>de</strong> los años 80 cuando mi amiga Cecilia llamó para contarme<br />
<strong>que</strong> le había llegado un arrendatario, un chico más bello <strong>que</strong> el<br />
sol, un pen<strong>de</strong>x <strong>de</strong> veinte abriles ligeros <strong>que</strong> había aterrizado en Santiago<br />
para estudiar en un instituto audiovisual. Te va a encantar, Peter. Te vas<br />
a enamorar, lo tienes <strong>que</strong> conocer. Y allí estaba yo tocando el timbre en<br />
el <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong> la Ceci <strong>que</strong>, por entonces, vivía en un <strong>se</strong>gundo piso<br />
casi esquina <strong>de</strong> Vicuña Mackenna con Irarrázaval. Ahí estaba yo haciéndome<br />
el <strong>de</strong>sinteresado esperando conocer esa maravilla <strong>de</strong> inquilino.<br />
Todavía no llega <strong>de</strong> cla<strong>se</strong>s, dijo mi amiga. Pero siéntate y tomamos<br />
once mientras aparece. Y al campanear la llave en la cerradura, yo pu<strong>se</strong><br />
cara <strong>de</strong> indiferencia. Pero al abrir<strong>se</strong> la puerta entró como un milagro<br />
a<strong>que</strong>l moreno <strong>de</strong> largo pelo sombrío con cara <strong>de</strong> virgen apache. Tiene<br />
cara <strong>de</strong> diosa india, dije mirándolo con curiosidad. ¿Qué onda?, preguntó<br />
el chico poniendo ojos <strong>de</strong> susto. Y allí empezó todo. Ahí nos pusimos<br />
a chacharear como locos <strong>de</strong> música, cine, política, arte y cuanta huevá<br />
<strong>se</strong> nos venía a la cabeza. Pasa a mi pieza para mostrarte unas fotos <strong>que</strong><br />
me tomaron, a ver si te gustan, dijo bajito mientras la Cecilia recogía <strong>las</strong><br />
migas <strong>de</strong> la mesa. Y qué fotos ni qué nada, si lo único <strong>que</strong> yo <strong>que</strong>ría era<br />
le, domingo 31 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2005. Revista <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>las</strong> <strong>Américas</strong> No. 246 enero-marzo/2007 pp. 69-72<br />
SINTITUL-5 69<br />
06/07/2007, 15:33<br />
69 69<br />
69