exposición laboral a agentes cancerígenos y mutágenos

CONCLUSIONES • 131
ción, sino también y fundamentalmente para poder iniciar la prevención
en la empresa.
Solamente en 13 empresas la información era la adecuada; en el resto
era insuficiente, parcial, no actualizada o, simplemente no existía. Además,
el tiempo de espera para conseguir la información ha sido, en
muchas ocasiones, excesivo, lo que nos indica la gran resistencia tanto
activa como pasiva por parte de los empresarios a proporcionar a los delegados
de prevención la información necesaria.
La situación habitual es encontrar un cancerígeno que sin extracción o
en un sistema no cerrado se utiliza en sistema cerrado, donde no se limita
el número de trabajadores expuestos, donde la ventilación utilizada es
una ventilación general, y donde ni siquiera existe una señalización de la
zona de riesgo ni dispositivos de alerta para casos de emergencia. La
mayoría de los envases de los agentes cancerígenos están debidamente
etiquetados y algo más de la mitad de los delegados tienen a su disposición
las fichas de datos de seguridad. Habitualmente estas sustancias no
se trasvasan, pero cuando se hace los recipientes trasvasados no se etiquetan
correctamente.
Frecuentemente se come, se bebe y se fuma en las zonas de riesgo, los
trabajadores no disponen de ropa de protección ni de lugares separados
para guardar la ropa de vestir y la de trabajo y además no se comprueba el
buen funcionamiento de los equipos de protección o simplemente estos
no existen.
En la mayoría de los casos los trabajadores expuestos no disponen de
10 minutos antes de comer y antes de marcharse para el aseo personal y
además la empresa no se encarga del lavado y descontaminación de la
ropa de trabajo.
Tampoco están previstos los planes de actuación en caso de accidentes
o situaciones imprevistas y la vigilancia médica periódica y específica.
Un dato realmente alarmante es el hecho de que 81,6 por ciento de los
casos los trabajadores no reciben formación ni información sobre los ries-