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Servei d’acollida d’estudiants estrangers
Un Café con Erasmo
Antonio Cañellas
―¿Erasmo, eres tú?
―¿Cómo es posible?
―¿Cómo puedes estar aquí, si tu estás más que…?
Podría continuar haciéndome preguntas y más preguntas tratando
de buscar una explicación lógica a lo que mis ojos veían, pero
creo que él era quien más ansiaba preguntar. Me obligué a creer
lo que mis ojos veían, me dejé llevar adaptándome con gran naturalidad a tan
extraña situación y así decidí compartir con él uno de los actos más comunes
y rutinarios de nuestras vidas, a través del cual prácticamente uno queda obligado
a compartir un rato y mantener una breve conversación.
―Te invito a un café. Aquí en Italia lo saben hacer bien. Conozco un
buen sitio junto al Duomo.
―¿Qué qué hace un mallorquín en Italia? No, no estoy de vacaciones.
Estoy terminando mis estudios en Ciencias Políticas en la Statale.
No, no estoy solo. Sólamente en Milán hay más de 2.500 como yo que
estudian en la Universidad con un programa europeo que lleva tu nombre. Pero
eso no es todo, hay unos 10.000 estudiantes erasmus repartidos por toda Italia
y más de 140.000 en toda Europa. Además existe una Universidad dedicada a
ti en Rótterdam.
―Sí, las cosas han cambiado un poco en 500 años.
Por ejemplo: ya no se viaja en caballo por Europa. Ahora se hace con
compañías de bajo coste. Hoy no existen más las distancias dentro del continente.
Para ir de Milán a Barcelona, vuelo a Londres, pasando antes por París.
Sí, todo en un día, sale mucho más barato.
―¿Qué cómo nos comunicamos? El idioma tampoco es una barrera, en
un par de meses ya se adapta uno, se defi ende con el idioma y se siente como
en casa. Si es que para el hombre dichoso todos los países son su patria.
―¿Cartas? Para serte sincero, no he escrito más de 1000 cartas como
hiciste tú. Pero si te puedo asegurar que he mandado más de mil correos electrónicos
para comunicarme con la familia y amigos. Si es que al fi nal las cosas
no han cambiado tanto como puedes apreciar.
―¿Amistad? Aquí a ningún estudiante le preocupa de donde provienes,
todos son erasmus. Uno se siente de ningún lugar y de todos a la vez, pues
tengo amigos italianos, franceses, alemanes, belgas, checos y polacos. Por
muy diferentes que sean y piensen, todos ellos conservan sus respectivas cabezas.
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