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Concurs de relats i fotografi es 2007 d’estudiants d’intercamvi
Ser erasmus, no es sólo estudiar y preparar las clases, también es diversión.
Acaso no fuiste tu quien dijo en Elogio de la locura que nos emborrachásemos
y nos divirtiésemos. También hay tiempo para salir, viajar y divertirse, si es
que una juventud perezosa conlleva una vejez miserable.
―¿El futuro de Europa? El presente de hoy sería ese momento futuro al
que te refi eres. No sé que contestarte, creo que no hay una única Europa, sino
que hay muchas, o al menos muchas formas de entenderla. Creo que nadie
debe dudar que el futuro está en Europa, sólo falta unanimidad para decidir que
Europa. Por eso considero que la Universidad y nosotros los estudiantes, los
erasmus tenemos una labor que hacer que no es otra que la de construir una
Europa que sea de todos y en la que quepan todos.
-¿Y la Iglesia?... Bueno, mejor voy pagando.
―Está bien, la última. ¿Qué cómo resumiría mi erasmus?
Esta maravillosa experiencia es como este café que acabo de tomar contigo.
Si, como lo oyes, el erasmus es como un café italiano: corto pero intenso,
que te deja al fi nal un sabor entre amargo y dulce. Amargo porqué cuando se
acaba hay que marcharse, es como cuando éramos pequeños después de las
vacaciones de verano. Hay que regresar, y en ese último día será en el que
te percatarás de que las campanas de San’Ambrogio no te despertarán más,
el helado de limón se acabó en la última cena de Leornardo, al igual que los
espaguetis o los buenos momentos en el bar de via Pace y el telón de La Scala
caerá, señoras y señores el erasmus ha terminado. Pero al mismo tiempo,
sientes un sabor dulce que te embriaga. Éste tiene algo mágico, te deja un
aroma cargado de hermosos recuerdos, de conocimientos adquiridos en otra
universidad con otros profesores en otro idioma y un montón de amigos repartidos
por los cuatro puntos cardinales del continente.
―¿Otro café?
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