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Concurs de <strong>relat</strong>s i <strong>foto</strong>grafies 2007 d’estudiants d’intercamvi<br />
―Tú también me gustas ―le dije― pero por el amor de Dios ayúdame<br />
a bajar.<br />
No pude separarme de él desde entonces. A él le gusta viajar tanto como<br />
a mí, y juntos hemos ido a Marruecos, a Bélgica, a México. Admito que tenemos<br />
ideas distintas sobre lo que es “viajar”: para Pau, un mes en el extranjero<br />
ya es mucho, y siempre acaba extrañando su lengua y su comida. Para mí, un<br />
año en un país no es tiempo suficiente para conocerlo de verdad, para mirarlo<br />
con rechazo y admiración y finalmente con la aceptación de que es un lugar<br />
como cualquier otro.<br />
Llevo ya seis años en Cataluña, y empiezo a sentir la necesidad de moverme,<br />
de cambiar. Este sentimiento fue el que propició nuestra pelea, el día que<br />
le comuniqué mis planes para dejar Cerdanyola e instalarme en Nueva Delhi.<br />
Pau es el chico más paciente, dulce y amable que he conocido; siempre soy<br />
yo la que empieza las peleas, la que grita enojada frente su mirada paciente,<br />
y la que se acaba callando de pura vergüenza. Su reacción ese día me tomó<br />
completamente desprevenida.<br />
―¿A L’ÍNDIA? ¿A L’ÍNDIA? ¿Què collons hi has de fer tu, a l’Índia?<br />
―gritó. Intenté apaciguarlo mostrándole la sartén llena de delicioso arroz humeante,<br />
pero fue en vano.<br />
―Pau, ¿por qué no comemos y luego-<br />
―¡Deixa’m parlar, Luz! ¿Què vols que hi faci jo, a l´Índia? No puc deixarho<br />
tot per seguir-te on vulguis, ¿saps? Tot just començo amb la nova feina, i<br />
havies dit que ens n’aniríem a viure junts, i ara... ¡ara em surts amb això! ¡Ja<br />
n’estic fart, de les teves bajanades!<br />
―Pero...<br />
―¡NO!<br />
―Pau, escolta, cálmate―<br />
―¡NO!<br />
―¿Pero de qué vas? ―le espeté, mi poca paciencia agotada. ―Cuando<br />
empezamos a salir te lo dejé bien claro. ¿No que no te importaba que fuera<br />
mexicana, que no hablara catalán? ¿No que no te importaba que esto se<br />
acabara en un par de años, que sólo querías vivir el momento? ¡Eso lo dijiste<br />
tú! Sabías muy bien que tarde o temprano me iría de aquí, y aún así dijiste que<br />
sí...<br />
―¡A LA MERDA! ¿Què passa si...? ―de repente, se quedó callado. Se<br />
sentó pesadamente en el sofá y se puso la cabeza entre las manos.<br />
―¿Pau?<br />
―¿Que passa si ara no vull que te’n vagis? ―susurró.<br />
No supe qué contestar. Estaba paralizada por una sensación fría y pesada<br />
en el estómago. Era como si un gancho afilado me agarrara el pecho,<br />
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