Engrandecer a la mujer con su femineidad, al - Universidad ...

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En los grupos religiosos, mientras el primero
es de vital importancia en la generación de
vida porque la concibe, el segundo sólo es
el espacio donde se desarrolla. Tal hecho
ha generado, además de la discriminación
del potencial de generar vida, que la mujer
sea sólo valorada socialmente por la crianza
y el cuidado de sus hijos, su cónyuge y su
familia.
Los grupos de investigación de los ámbitos
de la psicología, la sociología, la historia y
la antropología son los pioneros en enfatizar
que la importancia y trascendencia del
concepto “género” se debe principalmente
a la tarea acuciosa de distinguir y diferenciar
al hombre y a la mujer a partir de los
arquetipos, los patrones culturales, las tipificaciones,
las funciones, los roles y las jerarquías
tradicionales, así como por el uso de
las costumbres generadas y reproducidas
en los contextos culturales, históricos, psicológicos
y religiosos que los limitan.
En 1955, el psicólogo John Money utilizó
el concepto de “género” para describir el
conjunto de conductas propias de la mujer
y del hombre. En 1968, Roberth Stoller lo
desarrolló conceptualmente distinguiéndolo
del de “sexo”. Teresa Flores, haciendo
alusión a la obra Sexo y género de Stoller,
lo emplea para referirse a los caracteres
sexuales mentales de los seres humanos.
Sonia Montecino afirma que las identidades
del hombre y de la mujer, en los trabajos
psicológicos, dependen más de las formas
en que los individuos han sido socializados
y de la personalidad asignada por los
padres.
Los criterios más generalizados para distinguir
el concepto “sexo” del de “género” son:
mientras el primero se refiere a la constitución
biológica y fisiológica de los organismos vivos
y, por consiguiente, de la especie humana,
el segundo adquiere una connotación
psicológica y cultural. El sexo alude a
cuestiones heredadas cromosómicamente
y el género implica aprendizajes culturales
que se transmiten, se reproducen y se
cultivan de una generación a otra. El
género es la construcción social basada en
el conjunto de prácticas, roles, relaciones,
actitudes, símbolos, representaciones e
interpretaciones de normas y valores que
las sociedades elaboran e instituyen para su
funcionamiento; el sexo hace referencia a
la naturaleza biológica.
Con los procesos de deshumanización
originados por el tipo de racionalidad que
caracteriza a las sociedades modernas,
los trabajos sobre el tema del género
femenino han proliferado debido a los
testimonios narrados y argumentados por
historiadores, sociólogos, literatos, activistas,
etcétera, que tienden a reivindicar a la
mujer, acreditar su dignidad, sus derechos
y su libertad, además de comprobar que
su fragilidad, inferioridad, impureza, papel
de reproducción y obligación de cuidar
el hogar son representaciones imaginarias
y sociales establecidas por cuestiones de
dominación masculina, proveniente de los
grupos eclesiásticos.
Importancia de los estudios de género
Las aportaciones de los trabajos sobre
género son relevantes para comprender el
papel asignado a la población en general
por los grupos hegemónicos constituidos,
particularmente, por los hombres religiosos
en las épocas antiguas.
Los actuales trabajos en el campo del género
femenino demuestran que la situación de
la mujer moderna no ha cambiado en
comparación a las cosmovisiones existentes
en las sociedades medievales y renacentistas
de la mayoría de los países.
Algunos historiadores —como P. Chartier—
y literatos —como Benedetta Craveri—, al
narrar el papel intelectual de las mujeres y
sus aportaciones a la cultura de Francia,
afirman que los roles, los estatus, las
jerarquías, los reconocimientos, la dignidad,
los derechos y las utopías de esperanza de
las féminas han sido ignorados no sólo por
los hombres, sino también por ellas, aunque
existen sus excepciones.