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ECCLESIA 3576

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«Bienaventurada la que ha<br />

creído» (cf. Lc 1, 45). María<br />

es la gran creyente. Ella retomó<br />

la misión de Abraham<br />

de ser creyente y concretó<br />

la fe de Abraham en<br />

la fe en Jesucristo, mostrándonos<br />

así a todos el<br />

camino de la fe, el valor de<br />

encomendarnos a ese Dios<br />

que se entrega en nuestras<br />

manos, la alegría de ser<br />

testigos suyos; y, después,<br />

su determinación a mantenerse<br />

firme cuando todos<br />

han huido, el valor de estar<br />

del lado del Señor cuando<br />

éste parecía perdido y de<br />

dar, precisamente así, el<br />

testimonio que llevó a la<br />

Pascua.<br />

Me alegra, por lo tanto,<br />

saber que en Baviera hay<br />

unos cuarenta mil congregantes;<br />

que aún hoy existen<br />

hombres que, junto con<br />

María, aman al Señor; que,<br />

a través de María, aprenden<br />

a conocer y a amar al Señor<br />

y, al igual que ella, dan testimonio<br />

del Señor en las<br />

horas difíciles y en las dichosas;<br />

que están con él,<br />

bajo la cruz, y que siguen<br />

viviendo gozosamente la<br />

Pascua con él. Os doy las<br />

gracias, pues, a todos, por<br />

mantener alto este testimonio;<br />

porque sabemos que<br />

existen hombres bávaros<br />

que son congregantes, que<br />

recorren ese camino que<br />

inauguraron los jesuitas en<br />

el siglo XVI y que siguen demostrando<br />

que la fe no<br />

pertenece al pasado, sino<br />

que se abre siempre a un<br />

«hoy» y, sobre todo, a un<br />

«mañana».<br />

¡Que Dios os lo pague<br />

todo y a todos os bendiga!<br />

Gracias de todo corazón.<br />

(Versión italiana del original<br />

alemán, procedente<br />

del archivo informático de<br />

la Santa Sede; traducción<br />

de <strong>ECCLESIA</strong>)<br />

977<br />

La fe valiente de María<br />

Queridos hermanos y hermanas:<br />

Me alegra unirme a vosotros en<br />

oración, a los pies de la Virgen<br />

Santa, a la que hoy contemplamos<br />

en la fiesta de la Visitación. Saludo y doy<br />

las gracias al señor cardenal Angelo Comastri,<br />

arcipreste de la basílica de San Pedro,<br />

a los cardenales y obispos aquí presentes<br />

y a cuantos habéis venido aquí esta<br />

noche. Como conclusión del mes de<br />

mayo, queremos unir nuestra voz a la de<br />

María en su mismo canto de alabanza;<br />

con ella queremos magnificar al Señor por<br />

las maravillas que sigue realizando en la<br />

vida de la Iglesia y en cada uno de nosotros.<br />

En especial, fue y sigue siendo para<br />

todos motivo de gran alegría y gratitud<br />

haber iniciado este mes mariano con la<br />

memorable beatificación de Juan Pablo II.<br />

¡Qué gran don de gracia ha sido, para<br />

toda la Iglesia, la vida de tan gran Papa!<br />

Su testimonio sigue iluminando nuestras<br />

existencias y nos sirve de acicate para ser<br />

auténticos discípulos del Señor, para seguirlo<br />

con la valentía de la fe, para amarlo<br />

con el mismo entusiasmo con el que él le<br />

entregó su vida.<br />

Dejarse guiar por el Espíritu<br />

en la obediencia a sus designios<br />

Al meditar hoy la Visitación de María,<br />

nos vemos llevados a reflexionar precisamente<br />

sobre esta valentía de la fe. Aquella<br />

a la que Isabel recibe en su casa es la Virgen<br />

que «ha creído» en el anuncio del Ángel<br />

y ha respondido con fe, aceptando con<br />

valentía el proyecto de Dios para su vida y<br />

acogiendo de esta forma en sí la Palabra<br />

eterna del Altísimo. Como subrayaba mi<br />

beato antecesor en su encíclica Redemptoris<br />

Mater, precisamente por medio de la fe<br />

María pronunció su fiat, «se confió a Dios<br />

sin reservas y “se consagró totalmente a sí<br />

misma, cual esclava del Señor, a la perso-<br />

Documentación<br />

Discurso de Benedicto XVI en la celebración mariana<br />

de conclusión del mes de mayo en el Vaticano (31-5-2011)<br />

na y a la obra de su Hijo”» (n. 13: ECCLE-<br />

SIA, núm. 2.313 [1987/I], pág. 479; cf. Lumen<br />

gentium, n. 56). Por eso Isabel exclama<br />

al saludarla: «Bienaventurada la que ha<br />

creído, porque lo que le ha dicho el Señor<br />

se cumplirá» (Lc 1, 45). María ha creído realmente<br />

que «para Dios nada hay imposible»<br />

(v. 37), y con la fuerza que da esta<br />

confianza, se ha dejado guiar por el Espíritu<br />

Santo en la obediencia diaria a sus designios.<br />

¿Cómo no desear para nuestra<br />

vida el mismo abandono confiado? ¿Cómo<br />

podríamos vetarnos a nosotros mismos<br />

esa bienaventuranza que nace de un trato<br />

tan íntimo y profundo con Jesús? Por eso,<br />

al dirigirnos hoy a la «llena de gracia», le<br />

pedimos que alcance también para nosotros,<br />

de la Divina Providencia, que podamos<br />

pronunciar cada día nuestro «sí» a los<br />

designios de Dios con la misma fe humilde<br />

y pura con que pronunció ella el suyo.<br />

Que la que acogió en sí al Verbo de Dios,<br />

abandonándose a él sin reservas, nos guíe<br />

hacia una respuesta cada vez más generosa<br />

e incondicional a sus proyectos, incluso<br />

cuando en ellos nos sentimos llamados a<br />

abrazar la cruz.<br />

En este tiempo pascual, mientras invocamos<br />

del Resucitado el don de su Espíritu,<br />

encomendamos a la intercesión maternal<br />

de la Virgen a la Iglesia y al mundo entero.<br />

Que María Santísima, que en el Cenáculo<br />

invocó con los Apóstoles al Consolador, alcance<br />

para todo bautizado la gracia de una<br />

vida iluminada por el misterio del Dios crucificado<br />

y resucitado, el don de saber acoger<br />

cada vez más en la propia existencia el<br />

señorío de Aquel que con su resurrección<br />

derrotó a la muerte.<br />

Queridos amigos: Os imparto de todo<br />

corazón a cada uno de vosotros, a vuestros<br />

seres queridos y especialmente a cuantos<br />

sufren, la bendición apostólica.<br />

(Original italiano procedente del archivo<br />

informático de la Santa Sede; traducción de<br />

<strong>ECCLESIA</strong>)<br />

Número 3.576 25 de junio de 2011 33

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