ECCLESIA 3576

983
XIV DOMINGO
DEL TIEMPO
ORDINARIO
(3 julio 2011)
Primera lectura: Zac 9, 9-10.
(Mira a tu rey que viene a ti
modesto).
Salmo responsorial: 144.
(Bendeciré tu nombre por
siempre, Dios mío, mi rey).
Segunda lectura: Rom 8, 9.11-
13. (Si con el Espíritu dais
muerte a las obras del cuerpo,
viviréis).
Evangelio: Mt 11, 25-30.
(Soy manso y humilde de
corazón).
«Todo me lo ha entregado mi
Padre, y nadie conoce al Hijo
sino el Padre; y nadie conoce
al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera
revelar. Venid a mí todos los
que estáis agobiados y
cansados y yo os aliviaré;
cargad con mi yugo y
aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón,
y encontraréis vuestro
descanso, porque mi yugo es
llevadero y mi carga es ligera».
29 de junio:
SAN PEDRO
Y SAN PABLO,
DÍA DEL PAPA
El domingo,
pan de la palabra
Encontraréis vuestro descanso
En este domingo la primera lectura
(Zac 9, 9-10) y el Evangelio (Mt 11,
25-30) nos presentan a Jesús en
su condición de Mesías e Hijo de Dios
humilde y lleno de mansedumbre. La
lectura de Zacarías describe proféticamente
la entrada de Jesús en la Ciudad
santa, montado en un asno en
son de paz, «justo y victorioso». En el
evangelio, Jesús da gracias al Padre,
«porque has escondido estas cosas a
los sabios y entendidos,
y se
las has revelado
a los pequeños».
Las «cosas»
a las que se
refiere Jesús
son los misterios
del reino, lo
que han escuchado
y visto
las ciudades de
Galilea a las que
se refiere Mt 13,
16-24.
Jesús da gracias
al Padre
porque su proyecto
se da a
conocer a los que no cuentan para los
poderosos y es ocultado a los que, el
mundo considera grandes y sabios.
Tal manera de proceder, al Padre le ha
«parecido bien» y Jesús se complace
en ella y la bendice. Jesús es consciente,
en esta oración, de que el Padre
se lo ha «entregado» todo. La comunión
con el Padre es perfecta por
parte de aquel, pero también lo es por
parte de Jesús, el Hijo. Nadie posee
una comunión tan profunda con el
Hijo más que el Padre y nadie la posee
como el Padre sino el Hijo. Por
eso, sólo el Hijo puede «revelar» ple-
Número 3.576 25 de junio de 2011
namente al Padre, pues vive en Él,
comparte su misión, su ser y su vida
íntima. Es una revelación ésta, que
muestra el misterio del Dios uno y trino.
Dios es en su intimidad Padre e
Hijo, pero además es Espíritu Santo,
como lo muestra Lc 10, 21, texto paralelo
al de Mc y que comienza así: «En
aquel momento, se llenó de gozo Jesús
en el Espíritu Santo, y dijo: “Yo te
bendigo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra…” Y Pablo,
en la segunda
lectura
de hoy, nos habla
del “Espíritu
de Dios [que]
habita en vosotros”
(Rom 8,
9.11-13) y su
efecto de resurrección».
Jesús, en sintonía
con su
oración al Padre
añade que vengan
a Él todos
los «cansados y
agobiados», encontrarán
alivio
en su persona. Los invita a tomar su
«yugo» y aprender de Él, pues es
«manso y humilde de corazón». En él
encontrarán «descanso» las almas. Resuena
en este texto el tema de las bienaventuranzas
(cf. Mt 5, 3-12). Él es
precisamente el descanso en medio
de las tribulaciones, de las penas, angustias
y tribulaciones. «Mi yugo es
llevadero y mi carga ligera». La cruz
propia llevada por/en/con Jesús se
puede incluso convertir en don y gloria.
Ramiro González Cougil
39