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1.- Introducción

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104<br />

cuaresma<br />

CELEBRACIÓN PENITENCIAL PARA EDUCADORES<br />

SALUDO DEL CELEBRANTE QUE PRESIDE<br />

Que la gracia de Dios ilumine vuestro corazón para que podáis reconocer la misericordia y la bondad<br />

de Dios.<br />

MONICIÓN<br />

Nos reunimos hoy para recibir la fuerza de Jesús, una fuerza que se manifiesta en nuestra debilidad,<br />

una fuerza que nos levanta, como a Lázaro, de nuestro sueño y nos grita: ¡VIVE!<br />

ORACIÓN<br />

CANTO<br />

MONICIÓN A LA PALABRA DE DIOS<br />

Vamos a escuchar ahora un relato. De alguna manera es la palabra de Dios que se nos dirige hoy<br />

a nosotros. Vamos a intentar vivir nuestro personaje, solidarizarnos con él y actualizarlo hoy aquí.<br />

RELATO<br />

Sacerdote: El Señor Jesús contó un día un relato, una parábola. Empezaba<br />

así: Un padre tenía dos hijos y el más pequeño, que suele ser el más querido y el más<br />

mimado, dijo a su padre:<br />

Lector A: Dame mi herencia, dame mi cuerpo para comunicarme, para sentir<br />

alegría y pena, para sentir gozo aunque también dolor, para ayudar a los demás,<br />

para trabajar, estudiar, abrazar, besar, querer.<br />

Lector B: Dame mi libertad para buscar lo justo, para luchar por la paz,<br />

para liberar a los demás, para elegir lo bueno, para ser responsable.<br />

Lector C: Dame mi pensamiento para comprender, para pensar bien de los<br />

demás, para descubrir cosas nuevas, para juzgar rectamente, para buscar la verdad.<br />

Lector D: Dame mi palabra para bendecir, para decir la verdad, para consolar<br />

al triste, para proclamar el respeto entre todos, para ser comprendido, para decir<br />

a los hombres que somos hermanos.<br />

Sacerdote: Y el padre se lo dio todo porque al fin y al cabo era la herencia<br />

del hijo y tenía derecho a ella aunque no hubiera hecho nada por merecerla. Y el hijo<br />

se marchó lejos, muy lejos... y malgastó su herencia. Se decía:<br />

Lector A: Mi cuerpo es mío y hago lo que quiero con él, lo vendo al amo que<br />

más me halaga: a la pereza, a la gula, el sexo, el alcohol, la diversión desenfrenada,<br />

incluso la droga. Mi cuerpo es mío.<br />

Lector B: Soy libre y nadie me va a imponer nada, molesto a quien me da la<br />

gana, grito cuando quiero, obedezco si me apetece, domino al más débil y al que puedo<br />

lo machaco.<br />

Lector C: Todos son iguales que yo: aprovechados, caras duras, sinvergüenzas.<br />

Todos obramos por dinero, que cada cual se saque las castañas del fuego, hay que<br />

saber aprovecharse.

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