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pascua<br />
ACTO PENITENCIAL<br />
La herida del temor y el miedo que los apóstoles sufrían como actitud de defensa ante los judíos,<br />
es también nuestra propia herida. ¿Cuáles son nuestros miedos y temores?<br />
(Silencio)<br />
Señor, ten piedad.<br />
La llaga de nuestras larvadas incredulidades nos bloquean más de lo que queremos. Tomás no creía<br />
si no veía; y sin embargo, Jesús proclama: "Dichosos los que creen sin haber visto". ¿Qué pequeñas o grandes<br />
incredulidades me hacen creer tan realista que ignoro la presencia de Dios en la historia de mis días?<br />
(Silencio)<br />
Cristo, ten piedad.<br />
"Yo no me fío" se ha convertido en frase tan frecuente que no es extraño que nuestra sociedad esté<br />
herida de desconfianza y de sospecha, donde la palabra del hombre, de la mujer, incluso del hermano, ha<br />
de ser comprobada fehacientemente. Nuestro mundo se ha convertido en un inmenso comercio con el cartel<br />
"hoy no se fía y mañana tampoco". ¿Creo en las personas? ¿Me fío de ellas? ¿Por qué?<br />
(Silencio)<br />
OFRENDAS<br />
Señor, ten piedad.<br />
< Crucifijo. Nunca se nos escapará al contemplar al crucificado las llagas y las heridas.<br />
Presentamos las heridas y fracturas de nuestra humanidad doliente asumidas por el crucificado que resucita.<br />
< Vestidura blanca. Esta vestidura blanca es símbolo de la dignidad cristiana. Al representarla recordamos<br />
lo que se significó con ella en el bautismo: el compromiso de los honestos, de los limpios de corazón,<br />
la integridad y responsabilidad.<br />
< El pan y el vino acompañando a la colecta: Pan, vino y colecta. Todo a disposición de todos. El<br />
pan y el vino para todos y la colecta para distribuirla según la necesidad de cada uno.<br />
ACCIÓN DE GRACIAS<br />
El temor y el miedo, la desconfianza han sido las tres heridas presentadas al comienzo de la Eucaristía.<br />
Jesús nos sana de ellas. Es la valentía, la confianza y la fe lo que nos regala como dones claros y vivos.<br />
Recitamos:<br />
Alma de Cristo, santifícame.<br />
Cuerpo de Cristo, sálvame.<br />
Sangre de Cristo, embriágame.<br />
Agua del costado de Cristo, lávame.<br />
Pasión de Cristo, confórtame.<br />
¡Oh buen Jesús, óyeme!<br />
Dentro de tus llagas, escóndeme.<br />
No permitas que me aparte de Ti.<br />
Del maligno enemigo, defiéndeme.<br />
En la hora de mi muerte, llámame,<br />
Y mándame ir a ti para que con tus santos te alabe<br />
por los siglos de los siglos. Amén<br />
(Anónimo S. XIV)